La alianza Acción Democrática-Bandera Roja ha sido derrotada en la Universidad Central después de muchos años de confusión en el seno de los estudiantes. Una nueva generación estudiantil asume la dirección de la Federación de Centros Universitarios arrebatándosela a una política colocada de espalda a los intereses del país y de los propios estudiantes, al servicio de quienes quieren una Universidad sumisa a la vieja política excluyente, conservadora, ultraderechista, contraria a los principios consagrados en la Constitución Bolivariana.
Era antihistórico que un estudiantado de tanta tradición revolucionaria, tan vinculado a las luchas populares, siempre a la vanguardia en las épocas más difíciles, estuviera marcando el paso del oscurantismo y la reacción. Era producto del engaño inyectado por la fraseología seudo revolucionaria de Bandera Roja, enmascarada detrás de supuestos postulados “socialistas” y “antineoliberales”, pero ciertamente bajo control de la CIA y a la cola de Acción Democrática. También consecuencia del pesado fardo de la ideología “masista”, derrotista, entreguista, capituladora, que muchos profesores introducían entre los estudiantes, aprovechándose del poder de las autoridades universitarias entregados de cuerpo y alma a la contrarrevolución.
Saludamos esta victoria patriótica como un punto de arranque para acentuar el más denodado esfuerzo a fin de recuperar a las universidades. Amparándose en una interpretación decrépita de la “autonomía universitaria”, descompuestos por la corrupción y el academicismo burocrático, sumergidos en una política antinacional, la inmensa mayoría de las autoridades universidades han retrocedido en la historia y se han situado en el campo del golpismo, contra el pueblo y la revolución bolivariana.
Es hora de cambiar. Es hora de la revolución en las universidades. La juventud debe asumir esta misión sin miedo alguno. A ella le corresponde plenamente, sin dejarse paralizar por las vacilaciones de la derecha. La autonomía no puede ser un pasaporte para consagrar un poder contrario a la Constitución. La autonomía no puede ser un salvoconducto a fin de despilfarrar los recursos del país. Las universidades no pueden convertirse en un santuario de la oligarquía golpista. Las universidades no pueden continuar usando el patrimonio nacional.