Malcolm X nació en Malcolm Little el 19 de mayo de 1925, en Omaha, Nebraska. Su padre, un pastor bautista, era seguidor del movimiento de Marcus Garvey, la Asociación Universal por el Avance de los Negros, que abogaba por el retorno a África. Su madre era originaria de la nación caribeña de Granada. Cuando Malcolm tenía seis años, luego que su familia se mudó a Lansing, Michigan, su padre fue asesinado por una banda racista.
De adolescente Malcolm vivió en Boston y en Nueva York, donde se vio involucrado en delitos menores. En 1946 fue arrestado y declarado culpable bajo cargos de robo, y pasó seis años en la prisión estatal de Massachussets. Fue tras las rejas que Malcolm comenzó a leer con voracidad: la historia del mundo, filosofía, lenguaje, ciencias, literatura, lo que pudiera encontrar en la biblioteca de la prisión. Y fue allí donde desarrolló los atributos —la confianza en su propia valía, la disciplina necesaria para el trabajo arduo y el estudio concentrado— que fueron piedras angulares de su transformación posterior en dirigente político revolucionario.
La integración de Malcolm a la Nación del Islam mientras estaba en la cárcel no fue un acto político, ni tampoco fue sencillamente un acto religioso, de la forma en que normalmente se entienden esos términos. Fue el camino específico por el cual retomó el control de su vida y llegó a ser Malcolm X. luego de vivir varios años como estafador callejero y delincuente de poca monta. En su autobiografía, relata sin ambages «lo hondo que tuvo que meterse en el fango la religión del Islam para alzarme, para salvarme de lo que inevitablemente habría llegado a ser: un criminal en la tumba o, si seguía vivo, un convicto endurecido y amargado de 37 años de edad, metido en algún penal o en un manicomio».
Poco después de obtener libertad bajo palabra en 1952, Malcolm fue nombrado por Elijan Muhammad, el dirigente de la Nación, uno de sus ministros, adoptando el nombre de Malcolm X. Posteriormente se desempeñó como director del periódico de la Nación, su portavoz nacional y jefe de la más grande de sus unidades, la Mezquita N° 7 en Harlem, en la ciudad de Nueva York. Para comienzos de la década de 1960, Malcolm se vio atraído políticamente por las luchas en ascenso de los negros y de otros pueblos oprimidos en Estados Unidos y en el resto del mundo. Usó sus tribunas en Harlem y en los barrios negros por todo el país, así como en decenas de recintos universitarios, para denunciar la política del gobierno de Estados Unidos tanto dentro como fuera del país. Hizo campaña contra toda manifestación de racismo antinegro y condenó enérgicamente el despojo y la opresión de los pueblos de África, Asia y América Latina, perpetrados en aras del lucro y del poder de Washington y otros regímenes imperialistas.
«La revolución negra se está propagando por toda Asia, se está propagando por toda África, está alzando la cabeza en América Latina», dijo Malcolm en una charla que pronunció en noviembre de 1963 ante un público predominantemente negro en Detroit. «La Revolución Cubana: eso sí es una revolución», agregó. «Derrocaron el sistema. Hay revolución en Asia, hay revolución en África, y el hombre blanco está dando alaridos porque ve una revolución en América Latina. ¿Cómo creen que va a reaccionar ante ustedes cuando ustedes aprendan lo que es una verdadera revolución?».
Para 1962 resultaba cada vez más evidente la tirantez de Malcomí ante las perspectivas estrechas de la Nación del Islam, una organización nacionalista burguesa con una dirección empeñada en hallar su propio nicho económico dentro del sistema capitalista estadounidense. Describió estas crecientes tensiones en una charla que dio ante un grupo de militantes pro derechos civiles en edad de secundaria que venían de McComb, Mississippi. La jerarquía de la Nación, dijo Malcolm, obstruía toda iniciativa suya o de otras personas para llevar a cabo una «acción combativa, acción intransigente». En abril de 1962, por ejemplo, Elijan Muhammad le ordenó a Malcolm que cancelara las acciones callejeras que estaba organizando en Los Ángeles para protestar contra el asesinato de Ronald Stokes, miembro de la Nación, y las heridas causadas a otros seis musulmanes por la policía de la ciudad.
Los conflictos que llevaron a que Malcolm se viera obligado a abandonar la Nación del Islam alcanzaron su punto culminante en 1963. En abril, Elíjah Muhammad convocó a Malcolm a su residencia invernal en Phoenix, Arizona. Allí Malcolm se enteró, de boca del propio Elijan Muhammad, que eran ciertos los rumores que se esparcían en la organización de que Muhammad había tenido relaciones sexuales con varias jóvenes que pertenecían a la Nación del Islam y que entonces trabajaban como miembros de su personal. Varias de ellas habían quedado embarazadas, y Muhammad se había valido de su autoridad en la Nación para someterlas a juicios internos humillantes y suspenderlas de la organización bajo cargos de «fornicación».
El enterarse de esta conducta corrupta e hipócrita, encima de los crecientes conflictos políticos que Malcolm tenía con la jerarquía de la Nación, fue un momento decisivo. «Opinaba que en muchas áreas el movimiento venía arrastrando los pies», dijo Malcolm en una entrevista de enero de 1965 con la revista Young Socialist, que aquí se reproduce. «No se involucraba en las luchas civiles, cívicas o políticas que afrontaba nuestro pueblo. No hacía más que subrayar la importancia de la reforma moral: no bebas, no fumes, no permitas la fornicación y el adulterio. Cuando descubrí que la propia jerarquía no estaba poniendo en práctica lo que predicaba, vio con claridad que ese aspecto de su programa estaba en bancarrota».
A comienzos de marzo de 1964, Malcolm anunció su decisión de romper con la Nación del Islam. Él y sus colaboradores se organizaron inicialmente como la Mezquita Musulmana, Inc. Sin embargo, como Malcolm explicó a los jóvenes de McComb, Mississippi, pronto se dio cuenta que «había un problema que afrontaba nuestro pueblo en este país, que no tenía nada que ver con la religión y que estaba por encima e iba más allá de la religión», un problema que, por su magnitud, «no lo podía atacar una organización religiosa». Así inició en junio la formación de «otro grupo que no tuviera absolutamente nada que ver con la religión»: la Organización de la Unidad Afro-Americana (oaau), abierta a todos los negros comprometidos con la trayectoria revolucionaria social y política de Malcolm.
Durante los últimos meses de 1964 y comienzos de 1965, Malcolm se fue ganando un público más y más amplio, no sólo por todo Estados Unidos, sino en diversos continentes entre jóvenes y otros militantes de distintas razas y creencias. Hizo dos viajes extensos a África y al Oriente Medio, varios viajes cortos a Europa, y tenía programados otros más. Una de las cuatro charlas en esta colección fue dada en África y dos en el Reino Unido.
El gobierno estadounidense tomó nota del creciente respeto que Malcolm estaba logrando a nivel mundial entre jóvenes y trabajadores que se radicalizaban. Documentos estatales anteriormente clasificados, que se hicieron públicos a finales de la década de 1970, confirman que el fbi lo había tenido bajo una vigilancia sistemática a partir de 1953, poco después de que pasara a ser ministro de la Nación del Islam. Sin embargo, el espionaje y el hostigamiento se intensificaron —tanto en Estados Unidos como durante sus viajes al exterior— luego de que Malcolm rompiera con la Nación y fundara la oaau. Además, documentos desclasificados del Programa de Contrainteligencia (Cointelpro) del fbi dan constancia de cómo el fbi utilizaba agentes provocadores para exacerbar conflictos asesinos entre los grupos que participaban en el movimiento de liberación de los negros.
Durante el último año de su vida, Malcolm X se pronunció de forma cada vez más directa sobre las raíces capitalistas del racismo, de la explotación y de la opresión imperialista. Malcolm jamás cedió una sola pulgada ante el patriotismo estadounidense, ya no se diga ante el nacionalismo imperialista. Los negros en Estados Unidos son «las víctimas del americanismo», dijo en la charla que dio en mayo de 1964 en la Universidad de Ghana.
Malcolm fue un opositor intransigente de los partidos Demócrata y Republicano: los partidos gemelos del racismo y de la explotación capitalista. Malcolm instó a los jóvenes de McComb, Mississippi, a no andar «correteando por ahí tratando de hacerse amigos de quienes los están privando de sus derechos. Ellos no son sus amigos. No, ellos son sus enemigos. Trátenlos como tales y luchen contra ellos, y lograrán su libertad. Y después que logren su libertad, su enemigo los va a respetar».
En 1964 Malcolm rehusó apoyar o hacer campaña a favor del candidato presidencial demócrata Lyndon Baines Johnson contra el republicano Barry Goldwater. «El Partido Demócrata es, junto al Partido Republicano, responsable del racismo que existe en este país», dijo en la entrevista con el Young Socialist. «Los principales racistas en este país son demócratas. Goldwaler no es el racista principal: es racista, pero no el principal... Si uno indaga, va a ver que cada vez que se sugiere cualquier propuesta de ley para mitigar las injusticias que padece el negro en este país, quienes se oponen son miembros del partido de Lyndon B. Johnson», Malcolm señalaba a menudo que era también la administración de Johnson la que presidía la guerra de Washington contra el pueblo de Vietnam y la matanza de combatientes de la lucha de liberación y de aldeanos en el Congo. La integridad revolucionaria que subyacía bajo esta intransigencia política a la hora de las elecciones de 1964 distinguió a Malcolm —y contribuyó a granjearle la enemistad— de casi todos los demás dirigentes de conocidas organizaciones pro derechos de los negros o de los sindicatos, como también de la gran mayoría de quienes se reclamaban radicales, socialistas o comunistas.
Malcolm X tendió la mano a revolucionarios y luchadores por la libertad en África, el Oriente Medio, Asia y otras regiones. En diciembre de 1964 Malcolm —quien cuatro años antes había recibido de forma demostrativa a Fidel Castro en Harlem — invitó al revolucionario cubano Ernesto Che Guevara a hablar ante un mitin de la oaau en Harlem. A último momento Guevara no pudo asistir, pero envió a la reunión «los cálidos saludos del pueblo cubano» a través de un mensaje que Malcolm insistió en leer él mismo desde la tribuna.
La noche del 14 de febrero de 1965 su casa fue bombardeada. Malcolm X y su familia sobrevivieron y nadie fue inculpado por este crimen. Una semana más tarde; el 21 de febrero de 1965 —diez días después de la última charla, presentada en la Escuela de Economía de Londres en la sala Audubon de Manhattan, Malcolm acababa de empezar su discurso cuando se produjo un disturbio. Un hombre gritó "¡Quita tus manos de mi bolsillo!". Los guardaespaldas de Malcolm acudieron para ver lo que ocurría mientras otro hombre disparaba en el pecho a Malcolm con una recortada. Malcolm X, de 39 años, había fallecido, fue asesinado Malcolm X. 600 personas acudieron al funeral de Malcolm en Harlem el día 27 de febrero de 1965, Malcolm fue enterrado en el Ferncliff Cemetery en Harstdale, Nueva York. Al año siguiente, tres hombres Norman Butler, Thomas Johnson y Talmage Hayer, todos miembros o partidarios de la Nación del Islam, fueron declarados culpables del asesinato y recibieron sendas condenas de prisión que oscilaban entre veinticinco años y cadena perpetúa. Uno de ellos, el pistolero arrestado en el propio lugar de los hechos, había dicho desde un comienzo que los dos hombres a quienes el tribunal declaró culpables junto a él, no lo eran. En 1977 emitió declaraciones firmadas donde dijo que los que habían estado involucrados con él eran otros cuatro partidarios de la Nación, pero el caso jamás se ha abierto de nuevo. Ossie Davis describió a Malcolm como "nuestro brillante príncipe negro".
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