Exportemos también la Pobreza

Ya antes propuse que EXPORTÁRAMOS, además de petróleo y afines, la pobreza
que nos satura, la misma que inocultablemente se acrecienta con cada barril
exportado, en nombre un pueblo que sigue siendo analfabeto tanto formal como
funcional, en términos medios o masivos. Conocer y garabatear la "o" por su
redondez no tacha ni desescribe la analfetitud de nadie

Hablo de colocar en los Tratados Comerciales Internacionales, con prioridad
"A1", con cada porción de recursos energéticos exportables. una cuota
inextricablemente paralela o complementaria de mano de obra venezolana
desempleada y en situación de abierta pobreza. No limitemos nuestras
exportaciones a la fuga de "cerebros". Esta la podemos dejar a voluntad del
interesado.

Porque, dado que la mano de obra asalariada circula libremente como
mercancía, entonces demos en "comodato" la mano de obra que no podemos
alimentar ni cubrirle satisfactoriamente sus necesidades dignamente
prioritarias.

Curiosamente eso es lo que sobreentendidamente ha venido haciendo la
empobrecida Europa, luego de su desgaste productivo, de sus ruinosas
guerras. .

Europa, África y parte de Asia se han quedado con la parte rentable de su
producción humana. Esto no podemos seguir silenciándolo, sin ánimo alguno de
despreciar a inmigrantes tan valiosos o más como los que allá se quedaron,
pero quienes, por su condición de pobres y ex asalariados, su país nativo,
sus gobernantes, los pusieron en listas de exportación. En Venezuela se
conoce a las ingentes cuotas de inmigrantes de variopintas nacionalidades,
todos pobres, todos venidos a menos. Paraguay se ha enriquecido con
importantes cuotas de Menonitas

Reconozcamos que la pobreza también es exportable además de la riqueza
convencional que se ha limitado a contener el llamado Valor Creado (que no
agregado). Porque esto es lo que desconsideradamente hemos venido haciendo a
través de tratados diplomáticos y consulares.

Ha sido, por desagradable analogía, vender el lomito y quedarnos con las
vísceras correspondientes. Hemos exportado nuestra riqueza heredada por la
única razón de haber nacido dentro de estas coordenadas geofísicas, pero
nuestra clientela ha exigido y logrado comprarnos sólo la parte que
unilateralmente les ha convenido.

Digamos que jamás hemos hecho un pacto bilateral intersocial, ni equitativo
ni balanceado. Nos hemos limitado a recibir sumisamente un mandato del
"amo". Y esto es razonablemente entendible. Lo que no podemos seguir
compartiendo es que no exportemos ese componente intrínseco de nuestra
humanidad marginada y, esa parte humana, habida cuenta que si la dejamos sin
petróleo lo dejaremos desnuda.

marmac@cantv.net


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Manuel C. Martínez M.


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