(La dialéctica de lo cotidiano o como escribir de otra vaina)

Estoy harto de Uribe, Ingrid Betancourt y de tantas críticas a la revolución

PRIMERO.- Como pueblo vivimos toda la vida rumbeando, con el humor en el habla y el pensamiento. Somos los críticos más severos y el pueblo más soñador del planeta. ¿Que otra nación del mundo se nos acerca en parecido?. Ninguno diría yo. No se por qué en las noches de soledad me viene la memoria el 11 el 12 y 13 de abril. Nada se hubiera salvado si no somos como somos. Toda el agua de la revolución bolivariana se hubiese derramado y los miasmas de la contrarevolución golpista se hubieran montado sobre nuestros deseos y aspiraciones. Estamos condenados a ser ejemplo por nuestra historia, por nuestros héroes y por nuestra idiosincrasia. Bienvenida esa condena, no vaya a ser que un despistado me envíe un insulto por esta palabra que utilizo como una propiedad significativa hacia lo positivo de nuestra manera de ser y tomar las cosas. Improvisados e indisciplinados, somos buenos y desprendidos. Nada egoístas y miserables en nuestra condición humana. Somos así, y esto es lo bueno. Eso nos ha salvado de las miserias humanas más que otro pueblo sobre la faz de la tierra. Vemos lo que deseamos tener como pueblo en otras civilizaciones, la copiamos y al mismo tiempo las abortamos para darle nuestro propio cariz. Cuando recuerdo el 11 de abril, pienso que el pueblo salió porque estaba acostumbrado a vivir en las dificultades, a echarse al hombro los problemas de sobrevivir en una sociedad que lo rechazaba y lo excluía. Acostumbrados a chambear en un trabajo mal remunerado, apelábamos al chance y al azar -- De otra manera no se explica como un padre de familia podía mantener catorce bocas y lograr graduar a unos cuantos --. No hay otro pueblo que se exprese como nosotros, que haya enriquecido nuestro idioma, con palabras sabrosas, dulces y hermosa en lo coloquial ( lo afro, lo blanco, lo indígena), tal como las escribió y las cantó Neruda. Aprendemos, leemos e inventamos. Nos apropiamos y hacemos nuestro cualquier pensamiento e idea. Lo transformamos todo y lo interpretamos como nos da la gana. ¿Por qué entonces no hacemos el pensamiento crítico y filosófico de nuestra revolución a partir de nuestra vida cotidiana?

SEGUNDO.-Somos bondadosos, hermaneados en la solidaridad, moldeados en el perdón y la comprensión. Astutos en una malicia irónica no dañina. Eternos vaciladores, no titubearíamos en enfrentar a quienes osen atacarnos por muy poderosos que estos sean. Somos soldados de la cotidianidad y la palabra bochinche no es un insulto para el venezolano. Entonces ¿Por qué tanta crítica a esta revolución que ha hecho del excluído un ser humano con todos los derechos?. Ese debe ser nuestro verdadero defecto, la insatisfacción y la inconformidad con lo que logramos alcanzar. Cuando el imperio intenta descalificar y desprestigiar a nuestro presidente, están insultándonos a todos. Siempre me he imaginado a los sesudos asesores del patán de la Casa Oval en Washington D.C., todos confundidos y asombrados porque nada le sale bien en cuanto al pueblo venezolano.Se rebanan los sesos para poder entender la forma de responder de un pueblo a un golpe que le ha salido perfecto en todos lados menos en nuestro país, incluyendo manual y todo. Tengo entendido que la CIA ha abierto un curso a sus agentes para que descifren el cómo y el porqué del ser venezolano. Que va oh, no lo entenderán jamás; son unos cachicornetas despistados.

TERCERO.-En los tiempos del golpe petrolero vivÍ una experiencia inolvidable, vi a un humilde trabajador dar una explicación a un grupo de profesionales apoyadores de ese funesto paro. Bien vestido con su ropa dominguera explicaba todo lo relacionado con las válvulas que dañaron los golpistas de PDVSA. Al final hablaba con tanta propiedad que confundió a sus interlocutores. Explicaba algo acerca del petróleo que se endureció en las tuberías y el grave daño que se le hacía el País. Uno de estos profesionales le preguntó con cierto dejo de rabia si el era un experto en Petróleo. La repuesta los dejó fríos. No, yo solo soy un albañil que lo que sabe de petróleo lo aprendí esta semana escuchando al presidente. ¿No está en esta frase los secretos de una teoría revolucionaria?
CUARTO.- No se por qué nos cuesta tanto entender la dialéctica de lo cotidiano con un elemento filosófico capaz de llevarnos a los planteamientos teóricos que la revolución necesita. Así lo entendió Simón Rodríguez y lo llevó a la práctica. Su hermosa impactante frase: “O inventamos o erramos”, nos debería llevar a un encuentro con la filosofía popular. No veo intelectuales o estudiosos escribir o especular sobre esta realidad. Vemos como terminó el debate (si es que lo hubo) sobre “el Socialismo del siglo XXI”. De la noche a la mañana le apareció dueño a esa consigna propiciada por Chávez. Creían que era de su propiedad. Pero no tomaron en cuenta a los estudiosos, a los teóricos cubanos que llevan más de diez años enfrascados en ese tema. Somos el pueblo más hermoso de la tierra. No lo olviden quienes lean estas palabras.

Antojofel@hotmail.com


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Antonio Fernández Lunardi


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