Los fenómenos económicos no dejan de sorprender, el caso del presente artículo, se ocupa de la cabalgante inflación venezolana, un flagelo de la economía que ha golpeado durante muchos años los bolsillos venezolanos.
Si bien los economistas sotienen que la inflación, es una suerte de impuesto, que utilizan los gobiernos para financiar sus déficits, no es menos alejado de la realidad, que está muy ligada a lo que marca el contexto del mercado. Pese a que en Venezuela, hay una propuesta política, que busca liberar de la mano invisible del mercado a la realidad económica, los pasos que se han dado aún no encuentran destino seguro.
La inflación venezolana es lo más paradójico que existe en los temas económicos, aupada esta vez por el mercado, que ha servido en la mesa un paraíso para especuladores internos, combinados al factor desconfianza del sector privado. Las medidas de gobierno, en cierto modo han sido aprovechadas para que la especulación contra los bolsillos, lleve a la inflación a los topes conocidos.
Ha sido tradicional en Venezuela que al comprar algún artículo, con 80% de probabilidades de ser importado y si es fabricado en el país, su materia prima es extranjera, en un corto lapso suba de precios, porque “el dólar subió”, ha sido este el argumento durante casi veinte años.
Todos saben del mercado de dólares permuta, que se permite de manera soterrada, ha tenido un comportamiento a la baja, enero 2008, cotizó en Bs. F 5,25, febrero Bs.F 4,6, marzo Bs. F 4, abril Bs. F 3,45, marzo Bs. 3,10 y junio Bs. F 3,35, una revaluación del bolívar fuerte de 36,19%, contra el dólar, mientras que en Venezuela hay una inflación de más de 15 puntos en el mismo lapso.
La pregunta del común es ¿Si el dólar ha bajado de precio, por qué sigue el aumento de los costos de los productos? Sencillo, la ola especulativa, montada sobre el factor desconfianza del sector privado, la paralización de la incrementación de la producción y la creciente demanda financiada por la expansión fiscal, es decir el mercado, distorsionado, pero mercado al fín, son los causantes del fenómeno.
La caída del dólar en Venezuela obedece sencillamente a que todos los instrumentos de inversión, denominados en dólares por todo el mundo, no tienen demanda, debido al estallido de la crisis de la burbuja financiera de EEUU, que ahora se refleja en el aumento de precios de los rubros alimentarios y los futuros petroleros, todo lo que se denomine en dólares no es atractivo, incluso el bolívar fuerte en la Venezuela de Hugo Chávez, ha sufrido la revalorización.
Sin embargo el mercado continúa siendo inclemente con los bolsillos, el sector privado, en su mayoría, inmiscuido en una discusión política desde 2002, con resultados negativos a su favor, en cuanto al saldo político, ha descuidado lo que le toca hacer por naturaleza, crecer en la capacidad de la producción de bienes y servicios. Esa brecha abierta entre demanda y la escasa oferta, que se refleja en los anaqueles de automercados, en las ventas automotrices y otros sectores, son el fiel reporte, de la situación que genera la brutal inflación.
En un principio se pensó que la crisis crediticia nortamericana, no impactaría a Venezuela, debido a los controles del gobierno en materia cambiaria y las diversas regulaciones aplicadas, que al parecer producían una suerte de aislamiento económico, pero las pérdidas de especuladores y el sector bancario, tenedores de bonos permuta, que transaron en Bs. F 5,25 en los mercados soterrados y que hoy valen Bs. F 3,35 por dólar, y son usados para importaciones, se trasladan a los costos de los productos para que los bolsillos comunes paguen, lo que significa que Venezuela de algún modo, también paga las pérdidas de los excesos de Wall Street.
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