Ante la visita de Uribe

En plena consideración y respeto del esfuerzo evidenciado por nuestro Presidente Hugo Rafael Chávez Frías, en el desarrollo y fortalecimiento de nuestra política internacional mediante la integración latinoamericana, reconocemos y estamos conscientes de manera disciplinada que en algunas circunstancias el “ajedrez” político de la Región innegablemente pueden condicionar y determinar estrategias diplomáticas aparentemente incomprensibles y sin visible coherencia revolucionaria.

Fuera de pretender una irracional confrontación con el pueblo hermano de Colombia, con dignidad revolucionaria declaramos nuestro ineludible compromiso y bienvenida a su lucha y a la esperanza de paz de todos quienes, siendo la gran mayoría, hoy indiscutiblemente llevan sobre sí el peso de más de medio siglo de violencia y putrefacción de sus estructuras políticas y de su institucionalidad.

Aceptamos en este territorio de paz, donde sólo a partir del pueblo organizado se logrará la construcción de nuestro socialismo, la presencia de Uribe como un mal que no tiene motivos de celebración. Rechazamos contribuir al efecto mediático de fortalecer su presencia y legado en el Continente y en el conflicto armado de Colombia. Mas cuando es ampliamente reconocible cual es el rol que le tiene dispuesto el peor enemigo de la humanidad (el gobierno de los Estados Unidos) hacia nosotros.

De manera revolucionaria reconocemos y nos solidarizamos con satisfacción la entereza y valentía del camarada Presidente de Ecuador, Rafael Correa, en hacer cumplir y respetar la soberanía de su nación, y de la significación que le ha endosado en estos momentos cuando la Cuarta Flota pretende sembrarnos el miedo a nuestra determinación de ser libres.

Nosotros quienes sin ser ateos por dignidad nunca hemos podido creer en los Papas, nos resulta imposible comulgar o tolerar en quienes siembran y condenan amplios sectores de su propio pueblo al martirio de las masacres, el sicariato, los desplazamientos forzados, en procura de satisfacer sus propios y mezquinos intereses.

La actitud y el razonamiento que hoy nos convoca, lejos de promover desafiantes resoluciones en contra del aparente nuevo rumbo de nuestra política internacional, se enmarca como la evidencia más fidedigna del grado de receptividad y madurez ideológica que nuestro pueblo ha comenzado a decididamente comportar.

Más allá de los imperativos circunstanciales que hoy en día condicionan la búsqueda de reentendimiento con el gobierno colombiano, convencidos estamos que nuestro gobierno mantiene intacta su resolución y carácter anti-imperialista. De manera conciente nos unimos al llamado que diversos sectores e individualidades en el mundo han hecho sobre la liberación de los cautivos que hoy en día aun mantiene las FARC-EP en las selvas de Colombia.

Por último, por el respeto de donde venimos y por la memoria de los que aun nos acompañan aunque hayan caído, jamás pretenderemos, insinuaremos o promoveremos que el glorioso pueblo colombiano abandone su más elemental y vital derecho a la defensa y, por ende, las armas.

Editorial del Semanario Político A Toda Costa
waldomunizaga@hotmail.com


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Waldo Munizaga


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