Sin lugar a dudas la tendencia y las actitudes evidencian que el destino y rumbo de la Revolución Bolivariana de Venezuela y de la República, transitarán bajo los exclusivos hombros y apreciaciones del PSUV. Como partido mayoritario y del Presidente, se creen merecedores de marcar y proyectar su visión de país, de militancia y de democracia, a todos los vivimos en el país.
Según quien hasta hace poco alertaba que el Presidente estaba “sentado en un nido de alacranes”, el PSUV no necesita de aliados. Prácticamente para quien aparentemente ya no “late echao” los aliados, simpatizantes, afectos y Ni-Nis han dejado de ser necesarios para estructurar una estrategia electoral para el 23 de noviembre, pues “el mandao ya está hecho”, y solo pueden ser considerados como “garrones chinos” para este venidero decorado electoral.
Como se ven las cosas para estos comicios hay bastante optimismo o arrogancia por parte del PSUV. Ningún candidato, por disciplina o miedo, acepta fotografías con aliado alguno. Con este acto de ir a la pelea con un “brazo amarrado a la espalda” convendría pensar si alguien en este impoluto partido está ya en capacidad moral de achacarse este nuevo “podrío” si se llegara a perder el juego de noviembre.
A pesar de todo estoy completamente de acuerdo con algunos argumentos del PSUV que alertan sobre la cantidad de “bacalaos” que merodean en las filas de los partidos aliados. De igual manera tampoco he de restarle cierta razón a los que desde los partidos aliados sostienen que los peores y más cobardes se hayan ya en el PSUV.
En este trastocado y confuso río de pasiones pareciera que sólo la Oposición puede sacar este 23 de noviembre ganancias de sus redes. Entre más reviso más me convenzo que es precisamente por algunas posiciones mezquinas e infantiles del propio PSUV donde se busca fortalecer el “chavismo sin Chávez”.
Entre más les oigo hablar sobre un socialismo diferente, un socialismo a la venezolana, un socialismo donde todos cabemos y valemos, más me parece estar reviviendo la práctica de los dinosaurios de la “cuarta”. Descalificando, calificando, como si realmente tuvieran la propiedad, como dicen que la tuvo Adán, de ponerle a las cosas nombres.
Resulta que lo malos nunca serán tales sino son sentenciados por el PSUV. De los cuales tengo décadas conociendo y valorando su trabajo ninguno sobrevivió a la “democracia dirigida” del PSUV. Los que mejor han estado acomodados, y no por extrañas razones también lo estuvieron en la “cuarta”, son los que ahora los llaman “traidores” y “contrarrevolucionarios”. Quizás por el hecho de no tener una super 4X4 roja rojita en la sede del partido del pueblo.
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