Acerca del Liderazgo Regional y Municipal “psuvista”

Es un hecho incuestionable que el Presidente Chávez sigue siendo el único “portaviones” de este proceso llamado “socialista”, y del que para pocos es un secreto tengo muchas observaciones ya debida y oportunamente formuladas.

Es evidente que de hecho la “campaña” electoral correspondiente a las venideras elecciones regionales y municipales de “nov. 23”, corrió por su personalísima cuenta, aunque con cargo al Erario Público. Y como es de inferirse, la campaña formal que ahora comienza su período temporalmente reglamentario no pasará de ser una simple formalidad, una especie de campaña de segundo grado ya debidamente alzaprimada y avalada por el referido “portaviones”. A tal punto que podría suspenderse, si no fuera porque el plazo convenido también rige para los aspirantes no chavistas.

Es un hecho también que obviamente a esa nave sólo abordan los pasajeros a quienes el líder ve con agrado, e igualmente se bajan de ella quienes ya dejen de serlo, independientemente de que las bases electorales participen directamente o no en sus evaluaciones efectivas o potenciales como gerentes directos o indirectos de gobernaciones y Alcaldías, o como anteproyectos para tales fines.

Un movimiento político como el presente que pretenda romper con variopintos hábitos sociológicos, políticos, religiosos y económicos de vieja data y con fuerte raigambre popular si no cuenta con una densa tribuna cuyos líderes sean semovientes y dispongan de cabeza propia en sus respectivas regiones y municipios no es precisamente un movimiento de continuidad libremente garantizada ni puede reunir la mejor estabilidad deseada.

Tal vez por esa razón este proceso vive dando tumbos y vaivenes. Por eso da algunos pasos hacia adelante, y otros hacia atrás. Porque es un hecho que la copiosa popularidad incipientemente alta como la conquistada por sí mismo por el Presidente Chávez llegó a sostenerse y a crecer durante sus primeros años, pero de un tiempo para acá viene mostrando mermas nada despreciables.

Las políticas devaluacionistas, su excesiva elasticidad con algunos opositores, las cuestionadas Empresas Mixtas, los innecesarios y antipopulares impuestos y la notoria discriminación entre empresarios mediáticos, así como el fomento de empresarios capitalistas con inclusión de morosos consuetudinarios, aunque nominalmente etiquetados como “empresarios socialistas”, entre otras medidas han contribuido a esa baja en su ascendencia como líder monolítico. Su marcado alejamiento de un segmento de nuestra sociedad que por razones no menos obvias nunca lo ha apoyado, lejos de sumar y aglutinar nuestra nacionalidad y patriotismo los ha fragmentado aún sin ex profesamente proponérselo.

Su sometimiento a un Refrendo Revocacatorio durante su primer sexenio pudo explicarse porque buena parte de la población venezolana sigue siendo amante y criatutura de lo que el Chavismo dice combatir.

El rechazo a su Reforma Constitucional y a otras Leyes por él diseñadas y presentadas el 2D motu proprio, podría explicarse por su mediocre y torpe formulación, preñadas de numerosas incongruencias e inconsistencias.

Pero lo más debe preocupar a los responsables y corresponsables este proceso es el hecho de que se ha fomentado muy poco el semillero de líderes sucedáneos capaces con autonomía de mando y dirección popular.

Es curiosamente cierto que luego de 10 agitados y turbulentos años de continuidad gubernamental, todavía siga sin moverse una hoja del árbol político de este proceso sin que sea ventilada por el portaaviones que nos ocupa. Que todavía el Presidente Chávez tenga que seguir apadrinando y ponderando las inseguras cualidades de los candidateados abanderados del Psuv no deja de ser un tema de rigurosa y seria consideración.



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Manuel C. Martínez M.


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