El 9/11/2006, en la edición 71 de nuestra columna, titulada “Taima, rebullones”, decíamos: “parece que la presencia de esos emplumados es actualmente cierta en la diatriba política de Apure, con la diferencia que ya los alados éstos dejaron de ser nocturnos y volantean día o noche por encima de nuestras ciudades, especialmente sobre las instituciones gubernamentales. En consecuencia de la inquietud de esas “aves pavosas” cada día amanece un nuevo peo (entiéndase conflicto)”. Pues bien, esos pajarracos agoreros que se alimentaban con sangre y mortificaban la vida a Juan Primito, en la novela Doña Bárbara, han migrado su deambular fatídico hacia las organizaciones de la oposición venezolana, tal y como nos señala José Vicente Rangel en su trabajo “Los Rebullones”, del Lunes pasado (U.N. 18/08/08,p. 22) “si el país no hubiera vivido la experiencia del 11 de Abril y el sabotaje petrolero, posiblemente no atribuiría a los heraldos negros de estos días la connotación que en realidad tienen.”
Resulta que con las 26 leyes de la habilitante, publicadas a fin del mes pasado, los avechuchos infaustos han encontrado sangre para beber y alzaron vuelo una vez más presagiando desventuras y adversidades para la nación. Cual mensajeros de la muerte se abaten sobre los medios de comunicación, los zombis y dinosaurios de AD y COPEI, tanto como los tarambanas de Primero Justicia, PODEMOS y CR, entre otros, anunciando la llegada del Apocalipsis y la hecatombe… en sus lamentos casi al borde del desfallecimiento frente a las cámaras, se les oye decir: ¡Sálvese quien pueda, hemos llegado al Averno! Para quienes, a pesar de tantas habladurías de estos bicharangos, aún conservamos el buen juicio o la cordura, optamos por reír y expresar ¿Es qué acaso estos fulanos creen que somos idiotas o pendejos para seguir creyéndoles sus estupideces? ¿Cómo puede alguien hablar tantas pistoladas sobre unos textos legales que no han revisado completos todavía? Si bien pudieran existir elementos sobre los cuales hacer algún tipo de critica e incluso oponerse, ello debe surgir de un concienzudo análisis individual y colectivo, argumentando con criterios válidos y bien sostenidos mas no con esa garrulería de albañal que a diario sueltan las cotorras de la oposición.
A esos personajes parece ser que los tienen en lugares aislados, donde los fenómenos que recurren en la sociedad nos los tocan o no se enteran, entonces luego les informan o dan a leer uno que otro comentario sobre las acciones del gobierno, junto con un guión de actuaciones exactamente igual para todos. Loco´e bolas parecen los tipos, ojos desorbitados, palabras y respiración atropellada, ademanes desesperados; en fin, un verdadero teatro que sólo ellos mismos disfrutan, mientras el pueblo común aplaude las actuaciones del gobierno en defensa de los más necesitados.
Junto a los Decretos de leyes que le amargan la existencia a la oposición están las confrontaciones por los candidatos que han postulado a las elecciones del 23N, pues tratan los opositores de unir el agua con el aceite, cada quien asegura tener mejores probabilidades de ganar, sin embargo, ninguno admite estar por debajo aunque en las encuestas y sondeos queden “detrás de la ambulancia”. Se acribillan entre ellos por un “coroto vacío” pues sus posibilidades de ganar son nulas en la mayor parte de los casos.
El pueblo que habita en los sectores populares y son la mayoría de la población, jamás volverá a creerles a los que ayer gobernaron, sus promesas redentoras y las afirmaciones de que existen “pájaros preñados y huevos de avioneta”. Aquí se decidió emprender un proceso de transformación nacional con miras al socialismo, si bien cierto es que adolece de muchos errores, también es muy cierto que se han logrado conquistas y reivindicaciones que fueron anhelos durante todo en el siglo pasado. Seguramente existen muchísimas cosas que acometer y otras tantas que rectificar, pero retroceder no está en los planes de la mayoría nacional. De las leyes, si es que acaso existen desaciertos que ameriten ser corregidos o mejor elaborados en forma correcta, eso debe hacerse mediante la participación del colectivo nacional previa amplia divulgación, como ahora se inicia en toda la geografía venezolana. Así que si los rebullones quieren sangre humana, se tendrán que beber la propia.
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