Apareció la negra sotana de Baltazar Porras, el insufrible arzobispo de Mérida. Este cura que lo único blanco que tiene es el cuello de su traje, hace un sesudo análisis desde su acomodada y envilecida posición clerical, asumiendo el papel de sabio patriarca que supuestamente la divinidad le legó. Pero todos sabemos que el talante moral de este sujeto, no le permite ser precisamente el portavoz espiritual de la grey católica humilde, sino el agente corporativo de la oposición golpista. Todo su andar y balbuceo, lo convierte en un buitre en búsqueda de la carroña mediática, cuando los politiqueros profesionales no logran calar su mensaje en la opinión pública. Ahí aparece Porras, para dar lo que el considera un porrazo al Comandante Chávez y al Gobierno Bolivariano. El se cree guapo y apoyado por Creador y que su voz es palabra de Dios. ¡Qué lastimoso actuar! En su desvarió manifiesta que existe “…una especie de plan macabro de querer destruir a todas las instituciones y a todas las personas y que solo quede un único factor del bien y el mal…” y además manifiesta que “…todo esto es un quiebre cada día de la credibilidad de palabra no solo del Presidente, sino del Gobierno” Una guasa mas de este “líder espiritual” que si lo ponemos a confesarse y hacer penitencia, no pasaría por el ojo de una aguja, ni mucho menos entraría al cielo, porque no tendría tiempo terrenal para redimirse. La ironía es que siendo él un conspicuo actor de la desestabilización del estado, ahora sale como “defensor” de la institucionalidad democrática. Vergüenza le debería dar y lo mejor que debe hacer es retirarse a un oscuro convento para que su yo con yo, le ayude aliviar la carga de su disparatada alma con tiempo terrenal que le queda para arrepentirse antes de partir, porque debe acordarse de que ya “eliminaron” el purgatorio y sus posibilidades de santificación están bien reducidas.
En el mismo orden de tema, Pablito no clavó un clavito y se machuco su dedito. Este fantoche autómata de Manuel Rosales cada vez que habla, es más entretenido que la mano que mueve sus hilos. Busca espacio mediático con sus desorientadas “apreciaciones” y si no lo consigue paga por salir. Según él, Mario Isea sabe de dónde viene. ¡Claro hijo! Por saber Mario Isea de dónde vienes, es porque conoce lo que tú eres. Esa sonrisa atravesada de dientes apretados que tú tienes, no solo representa tus deficiencias políticas y el hipócrita conocimiento de la situación de miseria que vive el Zulia producto de la “indigestión” del gobierno de la sombra de tu progenitor político. Es la cara pública de todo un estamento desestabilizador y si tu no lo sabías, hasta te podemos creer, la torpeza es un impedimento de la incomprensión.
Sumando todo estos personajes y sus andanzas: Vivanco, Manuel y Pablo, Baltazar y los “pelados” de la cúpula de empresarios de la religión y los infaltables medios de incomunicación regando con un ventilador toda la asquerosidad, que puedan transmitir en vivo o plasmar en sus impresos amarillista (amarillo excremento) nos da el preámbulo de la sedición terrorista. La labor investigativa y de inteligencia popular debe estar activada y contrarrestar con los medios alternativos y por todos los medios la situación. No asustando a la población, sino poniéndolo alerta y presta a actuar, porque hasta aquellos compatriotas que no están contestes con el proceso socialista, quieren paz. Esto no es un juego de niños, ya estamos mordidos de culebra, pero debemos diferenciar entre el bejuco y las serpientes. Nos están bombardeando por todos lados y debemos apagar todas esas candelitas antes que se unan y formen un incendio incontrolable de grandes proporciones. Lo demás es tonterías. Pablo Pérez es una “cabuyita” aquí en el Zulia, debemos ubicar las culebras que están detrás de el y sin llegar a tener el “nivel de conciencia” de Pablito, sabemos quiénes son, donde están y que hacen. Si nos vuelven hacer otra marramuncia, será culpa nuestra, porque el trabajo de ellos es joder y el de nosotros que no nos jodan y que nuestra patria viva en paz y progreso a pesar de nuestra diferencia. He dicho.