Yo “boliburgueo”, tu “boliburgueas”…

Aun cuando debo confesar que el término “boliburguesía” me causa profunda preocupación por la connotación de deterioro que refleja en parte de sectores sociales vinculados al proceso revolucionario que protagoniza nuestro país, no dejo de asombrarme de su vigencia, incluso antes de su existencia. La “boliburguesia caraqueña” equivale al “nuevo riquismo” adeco que desclasó a cantidad de dirigentes políticos y sindicales que empezaron a acumular dinero de origen incierto como consecuencia de la abundancia rentista, esto trajo como consecuencia el surgimiento de una clase social hibridada, que ya para la época actual está ubicada con la oligarquía más rancia de nuestro país.

El proceso revolucionario en la actualidad tiene dos neoclases “on” Chávez, la “boliburguesía”, sector social que se ha beneficiado directamente de negocios con el Estado, y que han acumulado riqueza de manera sorprendente y ya son propietarios de medios de producción, y la otra neoclase, la que no es boliburguesa, sino que “boliburguea”, esto quiere decir, vive transitoriamente la vida de un boliburgues sin tener la acumulación de riqueza necesaria para ubicarse en la boliburguesía ya que no es dueño de medios de producción pero tiene la capacidad de generar ingresos de múltiples fuentes del Estado.

De ello se desprende la posibilidad cierta de concretar un grave desclasamiento de sectores dirigenciales del proceso revolucionario, quienes o por apetencias personales o por circunstancias originalmente no causada por sus deseos, están teniendo acceso a placeres de la vida más burguesa, que seducen y provocan el deseo de vivirla de manera permanente, lo que podría conducir a la desaparición de la voluntad política del cambio, ya que sin haber llegado el mismo, en los que boliburguean ya opera un sentimiento de satisfacción por los logros personales, olvidando a aquellos por lo que originalmente se lucha en este proceso bolivariano, por los pobres.

El “boliburguear” se reconoce a partir del momento en que quien empieza a manejar más dinero del que está acostumbrado empieza a disfrutar de viajes ostentosos, comida en restaurantes muy costosos, donde sólo la oligarquía está acostumbrada a ir, sus gustos empiezan a modificarse y sustituyen una “empanada” por “aceitunas con anchoas” y “pan sueco” con “pastrami” o “lomo embuchado” y lo peor es que esto se vuelve costumbre y para colmo de males, ganando siete veces el sueldo mínimo o más, sus tarjetas de crédito siempre están al tope. Esta caricaturización es en inicio, una caracterización que permite ilustrar alguno de los cambios operados en los protoboliburgueses que al “boliburguear” van generando ciertas disonancias cognitivas que van siendo superadas al observar que otros igual a él también van modificando sus gustos, estilos y conceptos.

Afortunadamente este fenómeno todavía no es generalizado, estamos a tiempo incluso de detener este fenómeno a través del trabajo voluntario, ejercicio que permite no alienarnos con costumbres “bolibueguesas”; neoclase que ya está perdida, y que sólo transitoriamente podría ser útil para contar por lo menos con una oligarquía nacionalista, mientras generamos el cambio real en nuestras estructuras económicas y sociales que nos conduzcan a una verdadera sociedad socialista.

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Nicmer N. Evans

Director de Visor 360 Consultores, una piedrita en el zapato, "Guerrero del Teclado", Politólogo, M.Sc. en Psicología Social.

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