A principios de los años noventa, durante un viaje a EEUU, conocí una joven estadounidense que no estaba muy segura de dónde quedaba y cómo era Venezuela, palabra que sólo lograba asociar con el petróleo.
Ambos intentábamos charlar en mi inglés majunche y su español tarzaneado.
Cerca había un televisor encendido, que en medio de las noticias comenzó a mostrar imágenes de un niño desnutrido y un paisaje que bien podría corresponder a cualquier país de África o América Latina.
- Third Wolrd, le dije.
-Yes, dijo ella, añadiendo algo que me sonó a lamentación por los padecimientos de esa pobre gente del Tercer Mundo.
-Venezuela is in the Third World, le solté, para su sorpresa y consiguiente desconcierto. Creyó que le estaba tomando el pelo.
Hoy en día, el alcalde de Seattle se llama Greg Nickels.
Su apellido ahora da nombre a un campamento de homeless (sin techo) irónicamente bautizado por sus habitantes como “Nickelsville”.
Está compuesto por un centenar de personas que perdieron sus casas en el marco de la llamada crisis hipotecaria: las compraron con créditos que luego no pudieron pagar). Préstamos que ahora los economistas llaman “créditos tóxicos”, detonantes de la debacle financiera del capitalismo globalizado.
“Dénle un plan de rescate a los sin techo, no a los bancos”, reza uno de los carteles fijados en Nickelsville, ubicado en unas tierras pertenecientes al Estado, en las cuales el alcalde Nickels ha utilizado la fuerza policial para tratar de desalojarlos.
A eso se debe el “honor” de que el campamento haya sido distinguido con su nombre.
Otros carteles dicen: “Queremos trabajo, no cárcel” y “detengan la guerra contra los pobres".
Uno es particularmente lapidario: “Ante la ausencia de refugios adecuados, todo ser vivo tiene el derecho básico a construir su propio refugio temporal”.
Las fotos, difundidas aquí por www.radiomundial,com.ve, fácilmente localizables con cualquier buscador de Internet, muestran las decenas de carpas moradas habitadas por los “deudores tóxicos” y a los policías que han arrestado a varios de ellos por negarse al desalojo.
Escena típica del Tercer Mundo. Y no es tomadura de pelo.
Taquitos
NI LO UNO… La semana pasada fueron explicadas aquí las razones por las cuales solicité a VTV la salida del aire del programa Mediodías en confianza y del segmento De frente, que conduje en ese canal. Como era previsible, las especulaciones no se hicieron esperar, y ellas traen distinto piquete: desde las que hablan de “deserción” hasta las que dan por sentado que “le cerraron el programa”, tal cual publicó un periódico. Como diría CAP en sus tiempos, ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario. Los usuarios y usuarias del horario meridiano son testigos de mis razones: fueron demasiado frecuentes las suspensiones e interrupciones producto de la dinámica político-informativa de esa hora, que se traduce en continuos “pases” y transmisiones especiales. Hice mi mejor esfuerzo para adaptarme a esa dinámica e intenté imprimirle una cierta racionalidad. Ese casi diario “tragar grueso”, además de notarse en pantalla, se hizo insostenible, al igual que la incertidumbre acerca de si las horas invertidas en la concepción y producción de cada programa valdrían o no la pena. Muchas veces, demasiadas, éste terminó siendo un esfuerzo vano, un entusiasmo frustrado, un recurso derrochado. Muchos también los invitados que perdieron su tiempo acudiendo a una entrevista que no se realizaba. Comprendo que el contexto se presta a elucubraciones, pero peor es prolongar aquello. Actualmente, me mantengo a la orden del canal, donde se analizan proyectos en los cuales pueda ser realmente útil al pueblo en su derecho a estar oportuna y verazmente informado. El día en que ya no lo sea, me voy sin brincos ni deserciones. Nadie nace pegado a una cámara de TV. CITA. “El que desea apasionadamente ser rico no vivirá sin cometer injusticias, y el que ama exageradamente el dinero pecará con tal de conseguirlo” Proverbio del Rey Salomón.
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