Las crisis económica presentada en la actualidad, con la caída de los principales índices bursátiles del mundo y también los secundarios y emergentes, se comienza a devorar a sus gestores: a los especuladores. La caída de los precios de las materias primas está produciendo gigantescas pérdidas a quienes se refugiaron en estos instrumentos para protegerse.
El última jornada de los mercados de los rubros agrícolas en Chicago, es igual a las jornadas en los mercados financieros e industriales, pues Wall Street contagió a todos los sectores y al mundo entero con su quiebre. Los productos alimenticios que llegaron a subir exageradamente en meses anteriores, amenazando al mundo de una hambruna, se desplomaron.
¿Quiénes perdieron? Los que huyeron de Wall Street y la crisis hipotecaria norteamericana, compraron maíz, arroz, azúcar, petróleo y otros para especular con sus precios, debido a que el sector financiero estaba arrojando pérdidas, esa acción ha provocado una desaceleración de la economía a escala global, fue apagar el incendio con más gasolina, peor aún, la demanda especulativa acompañó a la desaceleración con inflación, ¿Resultado?, hoy está en las pantallas de los índices bursátiles de todo el planeta, igual perdieron.
Ahora los que han podido salir de esas posiciones, están ocupando lugares en el oro, que es el único valor que no se ha caído y que viene incrementando su precio, a la par de las bajas de los demás índices. La soja brasileña, el azúcar, el etanol y el maíz estadounidense exprimentaron pérdidas superiores a 13% en una semana, compárese ese índice con la tasa de interés de la FED en EEUU, que apenas llega a 1,5% anual. De ese tamaño es la crisis económica que se vive en el mundo, es una verdadera catástrofe de la que no se tiene en ningún organismo mundial o algún centro financiero, visión de cuan profunda será y cuanto tiempo estará generando estragos a la economía global.
Sin embargo la caída de los precios de los alimentos puede ayudar a que la recesión que teme el director del Fondo Monetario Internacional no se concrete del todo, debido a que el mercado está sufriendo un reacomodo, luego de estallar la burbuja financiera creada por los “casinos” especulativos. Es necesario aclarar que la caída de precios de esos rubros no se está cuantificando por la demanda u oferta, tal como ocurrió con el petróleo, sino que el temor de los inversionistas los está llevando a refugiarse en el oro y abandonan los commodities como refugio de capitales, es decir, se han visto obligados a tomar las opciones ortodoxas. Si los precios de las materias primas se equilibran con la salida de los capitales especulativos, la crisis financiera puede tener su fin de manera inesperada.
Declive automotriz en Venezuela
La eliminación del Plan Venemóvil, que estaba vigente en Venezuela, mediante el cual se vendía vehículos económicos y sin impuestos, puede ser una de las razones principales de que el mercado automotriz venezolano haya sufrido una caída vertiginosa en sus ventas.
Aunque la cámara que agrupa a las compañías concesionarias alega que las restricciones a la importación de vehículos y conflictos laborales en el sector son la causa de la caída de 57% de ventas en septiembre, relacionado con el mismo mes el año pasado.
La demanda de vehículos vía Plan Venemóvil, saturó a las concesionarias, que establecieron incluso listas de espera para vender vehículos, tal situación derivó en muchos sitios, en cientos de denuncias de parte de consumidores, quienes alegaron que los puestos en las listas también eran negociados, lo que generó un mercado secundario, sin controles y proclive a la especulación con los vehículos económicos.
Esa situación arrastró al resto del mercado, incluso los vehículos usados fueron objeto de aumento de precios, el bajón automotriz comenzó a experimentarse desde la eliminación del plan gubernamental, debido a que las condiciones son otras.
Se presenta una situación con poca oferta porque las plantas de autopartes alegan tener pocos inventarios, y a pesar de que la demanda ha bajado, los precios aún se mantienen.
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