Las afirmaciones hechas ayer por Rafael Poleo en el programa Aló Ciudadano, que dirige el conocido animador de extrema derecha Leopoldo Castillo, son sumamente graves. Las autoridades no deben dejar pasar por debajo de la mesa ese incidente. En especial porque no se trata de un hecho aislado. No se trata de una travesura de un adolescente alocado e irresponsable. Si demuestra cierto desespero de parte de la extrema derecha. De un grupo de poderosos que sabe que puede actuar con impunidad, porque en le fondo hay sectores en el Gobierno Bolivariano que todavía quieren negociar con ellos. Ésto es harina de otro costal. El asunto es que Poleo no actúa solo. Su acción de ayer es parte de un complot bien organizado.
No es la primera vez que la extrema derecha recurre a analogías, a comparaciones de Chávez con otros políticos vivos o muertos para predecir su destino propio o el de su gobierno. Por ejemplo, hace poco mencionaban las revoluciones de colores. La gravedad de esta analogía usada por Poleo es que se refiere a la forma en que alguien fue asesinado. Se estaría de esta forma sugiriendo a ciertos militantes de la derecha una manera de desaparecer al Presidente electo por una gran mayoría de venezolanos y venezolanas. En oportunidades anteriores, gusanos como Jaime Bailey, traidores a la patria como Orlando Urdaneta, han sugerido el uso de un comando israelí para acabar con la vida del Comandante Chávez. Eso no es un secreto para nadie. Ellos tampoco ocultan su deseo de ver al Presidente muerto. He oído a católicos, de esos que van a misa todos los domingos y le dan limosna al cura, decir en reuniones privadas que la única manera de salir de Chávez es asesinándolo. Muy cristiana su forma de pensar. En todo caso, matar a Chávez es un sentimiento colectivo de la extrema derecha católica y atea.
Poleo no actúa solo, Poleo es una polea de un complot que se devela por los medios de comunicación cual “reality show”. Si siguen actuando impunemente, si la justicia no actúa, muchas serán las víctimas de la violencia. La experiencia del golpe del 11 de abril está fresca. Si bien el objetivo principal es Chávez, la extrema derecha sabe muy bien que no durará mucho en el poder si no lanza una campaña de exterminio masivo de militantes y de simpatizantes d ella revolución, en especial en los sectores más pobres de las grandes ciudades. Desmantelar una polea, someter a Poleo y a Leopoldo Castillo a la justicia es fundamental para desmontar el mecanismo completo, para interrumpir la marcha del correaje que busca asesinar a Chávez y exterminar activistas y simpatizantes d ella revolución.