-Tiririrí… tirirí…
Fulano respondió el celular al ver en pantalla el nombre de Mengano, un militante político al que conocía desde hace varios años.
Tras los saludos, las felicitaciones de rigor y los ofrecimientos de apoyo incondicional, Mengano le pidió que, por favor, recibiera a Zutana en su despacho al frente de la entidad estatal X, donde Fulano acababa de ser nombrado días atrás.
Llamadas similares había recibido por decenas. En este caso, imaginó que algún tema político o laboral la desconocida Zutana pretendía exponerle durante esa cita gestionada a través de la “palanca” de Mengano.
Por su experiencia en cargos públicos, más se inclinaba por lo segundo que por lo primero. De hecho, en su escritorio tenía una enorme y creciente torre de currículos, tanto de “recomendados” como de espontáneos que se le acercaban a pedir un empleo o un trabajo, dependiendo del caso.
Cuando Zutana se apareció en su oficina, le impactó su estampa y soltura. Era una belleza natural complementada con un maquillaje perfecto, ni mucho ni poco. Vestido de taller, lo suficientemente corto y ajustado para confirmar muchas horas de gimnasio en sus muslos, de los cuales el izquierdo tenía raíz en un tobillo tan fino como la cadenita dorada que lo rodeaba, en armonía perfecta con el bronce depilado. Tacones de 12 centímetros que se le aproximaron a paso firme, como firme fue el apretón de manos que antecedió aquel desagradable diálogo.
-Muchas gracias por recibirme. Su amigo Mengano le mandó muchos saludos.
-Se los retorna, por favor. Dígame en qué puedo servirle.
-Bueno, fíjese. Voy a ser breve, porque sé que usted está muy ocupado. Yo trabajo como asesora financiera y deseo ofrecerle mis servicios.
-Tirirí… tirirí…
Una llamada importante los interrumpió. Zutana aprovechó para darle una mirada de ventilador al desorden de papeles, carpetas y libros que caotizaba aquella oficina, tan similar a muchas otras que su trabajo le obligaba a visitar entre una y otra sesión de pilates.
“Ya me imaginaba que esta Jennifer López no venía a buscar trabajo en un organismo público”, pensó Fulano en un microsegundo, mientras atendía la llamada telefónica.
-Disculpe la interrupción, por favor… Usted sabe cómo es esta dinámica.
-Claro, no se preocupe. Le decía que soy asesora financiera y vengo a ofrecerle mis servicios.
Fulano ya había decidido darle cuerda:
-Aja, ¿y en qué consisten sus servicios?
-Bueno, mi trabajo es asesorar a personas importantes como usted, que dirigen instituciones con presupuestos elevados, para recomendarles la colocación de ese dinero en los bancos que le ofrecen las mejores condiciones del mercado. La misma asesoría la ofrecemos en materia de seguros. Sabemos que ustedes tienen contratada la póliza HCM de sus empleados con la empresa tal, pero...
No escapó a Fulano el que Zutana, mientras cruzaba las piernas, había cambiado el singular por el plural en primera persona. El “yo” dio paso a un indefinido “nosotros”.
-Bueno, la verdad… –intentó Fulano poner término a la conversación sobre cuyo desenlace no abrigaba ya ninguna duda.
-Disculpe, permítame un segundo. También tenemos información de que este organismo mantiene cuentas en los bancos equis, ye y zeta. En concreto, le ofrecemos traspasarlas al banco doblevé, que tiene tales y cuales ventajas. Por este traspaso, el banco está dispuesto a recompensarlo con el dos por ciento de los intereses que devenguen esos depósitos.
-¿Recompensar? ¿A quién? Imagino que al organismo…
-No, a usted, claro está. O a la persona que usted designe. Garantizamos absoluta confidencialidad.
-Mire, señorita, usted me está ofendiendo.
Fulano se había levantado de su asiento y Zutana, mientras se incorporaba, replicó contrariada:
-Me dijo Mengano que podíamos hablar con plena franqueza.
-Dígale a Mengano que conmigo se equivocó. Hágame el favor y retírese inmediatamente.
-Caramba, no imaginé que usted reaccionaría de esa manera. No le estoy planteando nada anormal.
-Será normal para otros, pero no para mí.
Aquel par de muslos bronceados se alejaron del escritorio y tomaron rumbo hacia la puerta del despacho, sin apretón de manos ni un “muchas gracias por su tiempo”.
La asesora financiera sólo atinó a balbucear:
-Le pido por favor que no diga nada sobre esta conversación.
Sólo una mirada fulminante obtuvo por respuesta.
Globomaletín
Detalles más, detalles menos, el episodio me lo refirió una persona de toda mi confianza hace algunos años.
La escena vino a mi mente cuando leí el artículo titulado “Globomaletín”, del profesor Earle Herrera (http://www.aporrea.org/contraloria/n122631.html), acerca del nuevo giro del caso Antonini.
Entre otras linduras, el procesado Carlos Kauffman, socio de Antonini, confesó haber gestionado el traspaso de depósitos públicos a ciertas entidades bancarias, mediante el soborno de funcionarios a quienes éstas pagaban comisiones.
Entre otros, involucró en esa práctica nada menos que al Banco Federal, de Nelson Mezerhane, el mismísimo dueño de Globovisión, que respondió con un indignado desmentido a quienes hasta ahora su canal venía pintando como fuentes absoluta y totalmente confiables. Y además de los gobernadores de Cojedes y Vargas, chavistas ellos, empatucó también al de Sucre, connotado dirigente de Podemos, es decir, uno “de los nuestros”, según la óptica globovisada.
No extraña el doble rasero que Earle deliciosamente describe, como tampoco el que la corrupción no conozca fronteras políticas. En la competencia salvaje por depósitos y ganancias, esa misma que llevó a su debacle en el Primer Mundo, el poder corruptor del capital financiero se pone en marcha sin escrúpulos ni límites.
Sólo cabe añadir que cuando se ejerce sobre gente de derecha, por lo menos se enmarca en una afinidad ideológica. Cuando se dirige hacia dirigentes o funcionarios de una revolución, y éstos sucumben, su triunfo es triple: económico, ideológico y moral. La contrarrevolución misma, luzca barrigona o con hermosas piernas.
….
Taquitos
EDELCA. Delicada la situación en Edelca por la detención de tres trabajadores supuestamente responsables del último apagón. Varios correos enviados desde allí, por gente identificada políticamente con el gobierno, sostienen que un error humano pudo haber causado el episodio, pero que no luce razonable la hipótesis de una falla deliberada o sabotaje. Por lo que allí dicen, los compañeros de los detenidos están echando chispas. MEDVÉDEV. La semana pasada señalamos aquí que el 23N se juega, además de gobernaciones y alcaldías, el destino de una hipotética reelección presidencial o, en su defecto, el certamen del “Medvédev venezolano”. Esto en alusión al presidente de Rusia, pupilo de Vladimir Putin, quien prefirió mantenerse como el “hombre fuerte” de su país, desde el cargo de primer ministro, y apoyar electoralmente a uno de los suyos para hacerlo presidente. Es decir, si no se modifica la Constitución, para establecer alguna modalidad de reelección para Hugo Chávez en 2013, entonces éste buscará entre sus pupilos a alguno que sea su candidato a sucesor. Casualmente, durante una entrevista radial con quien suscribe, el embajador de Bolivia en Venezuela, Jorge Alvarado Castro, utilizó el mismo ejemplo de Medvédev-Putin para describir lo que habrá de pasar en Bolivia a partir del 2014, luego de que el presidente Evo Morales renunciara a la posibilidad de reelegirse también ese año, como una contribución a un acuerdo con la oposición parlamentaria para que finalmente sea sometida a referéndum la nueva Constitución boliviana, lo que ocurrirá en enero próximo. DOS AÑOS. Excelente la atención recibida en el Complejo de Salud Integral “Salvador Allende”, en Chuao. Hacen falta cuatro o cinco centros como éste para atender la abrumadora demanda de salud del Área Metropolitana, que no sólo colapsa los hospitales públicos, sino también las clínicas privadas. Pronto el doctor Tony y todo su personal de cooperantes cubanos estarán celebrando dos años de funcionamiento. Siguen teniendo problemas para que sus ambulancias, con casos demasiado graves que escapan a sus posibilidades de atención, sean recibidas por cierto personal en los hospitales. A veces prefieren recurrir a los bomberos para que hagan esos traslados con mejor suerte. El “Salvador Allende” ocupa el lugar donde iba a construirse la residencia del gobernador de Miranda en tiempos de Enrique Mendoza. CONDOLENCIAS. A la colega y amiga Stella Coluccio, periodista de VTV, por la trágica muerte de su señora madre. Toda nuestra solidaridad en este difícil momento. CITA: “Socialista, socialista, socialista… ¡sal de aquí!”. Una mujer en un pequeño restaurante en un pueblo de Carolina del Norte al ver llegar al candidato presidencial demócrata, Barack Obama, según reporte de Reuters citado por La Jornada, de México.
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