No resulta nada difícil determinar de que lado se disparan las
balas contra el máximo organismo electoral del país. Esa cacería de brujas
reiniciada hace apenas unas semanas es parte de la agenda acordada por las
fuerzas opositoras al gobierno nacional. Se trata de una estrategia que
procura descalificar y crear una matriz de opinión para deslegitimar la
decisión que pronto tomará el Consejo Nacional Electoral.
Efectivamente, esos disparos certeros que se hacen contra la
institución electoral están relacionados con la decisión de no convocar el
referendo revocatorio contra el Presidente de la República. Quizás ante
tanta evidencia del fraude en la recolección de firmas y la real
posibilidad de anular cientos de actas, que finalmente serán un argumento de
peso para declarar que no se recogieron las firmas para convocar el acto
refrendario, la llamada Coordinadora Democrática decidió implementar una
sistemática campaña de desprestigio, incluso de chantaje contra el CNE.
Si se revisa detenidamente la estrategia del ataque, vamos a
encontrar un formato bien estructurado. Se comienza a denunciar que hay
retardo en los lapsos establecidos para la verificación de las firmas.
Luego, que el Presidente obstaculiza la presencia de los observadores
internacionales. Tercero plantean la presencia del Centro Carter y la OEA
en cada una de las etapas del proceso de revisión de las rúbricas.
Planteados de esa manera, los argumentos son considerados por las
autoridades competentes, quienes avalan la presencia solicitadas por los
sectores opositores.
Sin embargo, la oposición no cesa en el ataque y los disparos
siguen sonando desde adentro y desde afuera. Ahora resulta, que uno de los
rectores anda preocupado –casi no duerme- por la decisión que se va a
tomar. De esa preocupación se hacen eco los golpistas, para seguir
chantajeando y amenazando.
A todas luces es otra derrota más para el golpismo, pues el
mismo hecho de aceptar la presencia de la OEA y el Centro Carter desbarata
los planes de la Coordinadora, que pretendió nuevamente calentar la calle
para llenarla de sangre. Pero como dice el refrán, “el tiro le salió por la
culata”, porque con la presencia internacional la decisión del ente
electoral quedará totalmente legitimada.
Ahora bien, una vez que se anuncie al país que no habrá
referendo revocatorio contra el Presidente porque las firmas recogidas no
alcanzan el número requerido, aquí habrá que iniciar acciones legales contra
todas aquellas personas e instituciones que cometieron fraude electoral. Es
necesario que la justicia se haga presente para castigar la delincuencia
política que se cobija bajo el manto de la llamada coordinadora.
A partir de ese momento, la sociedad debe empezar a construir
una nueva oposición, con nuevas organizaciones políticas, con un tipo de
liderazgo que ayude en la transformación del país. Esa oposición irracional,
fascista, asesina, debe ser solo un recuerdo, un mal recuerdo que debe
volver a repetirse.
En tanto, preparémonos para celebrar el gran triunfo. Otra
batalla más que libra el proceso revolucionario y del que sale bañado de
victoria popular.
*Politólogo. MSc en Ciencia Política.