Llegó la hora

 Atrás quedaron las agitadas concentraciones, las escandalosas tarimas, los ensordecedores equipos de sonido, el voceo,  los gritos de la viejita y el viejito, del señor y la señora, del joven y la joven, de las intensas caminatas, del sudor, de las lágrimas, del abrazo y el beso, del apretón de manos, del agresivo careo entre candidatos, de la guerra de encuestas, de opinadores, analistas, de dimes y diretes, en fin de esa emoción que brota de manera espontánea en la gente cuando se produce el roce entre los candidatos y el pueblo durante la campaña electoral.

     Toda una inmensa turbulencia propia de unas elecciones cruciales y estratégicas para la historia política de Venezuela, en la que a mi juicio ahora si se juegan definitivamente el pellejo chavistas y opositores.

      En todo caso, llegó la hora de la verdad y creo que el objetivo es uno sólo: acudir a las mesas de votación y cumplir con el sagrado deber de sufragar y demostrar -como se ha hecho infinidades de veces-, que somos un país de paz, tranquilidad y que creemos en la democracia venezolana.

      Cualquiera sean sus preferencias, mis amigos lectores, hagan la mejor elección por nuestro futuro, por el bienestar de todos, porque hagamos de Venezuela el país que queremos, más allá de la convulsionada diatriba política nacional y propia de las contiendas electorales.

      Pero tenemos que saber que para lograr tal fin, debemos derrotar la abstención e ir a las urnas electorales con el propósito de evitar que los demás tomen por nosotros esta decisión trascendental.

      Pienso que abstenerse ha sido una práctica burda de muchos venezolanos, incluso, de algunos partidos políticos que cegados por el odio y el rencor le han dado una patada a la mesa llamando a la gente a no votar.

      Lamentablemente, la experiencia nos demuestra que existen venezolanos quienes en lugar de sufragar, optan por quedarse en sus casas y después del primer boletín del CNE salen a criticar los resultados.

      Tengo la esperanza de que acciones como estas también quedaron en el pasado, porque de una cosa si estoy seguro: el que no hace le hacen, como decimos aquí en Maracaibo.

      Y lo más saludable es llevar a cargos como el de gobernador, alcaldes y diputados a dirigentes políticos honestos, capaces y que estén a la altura del compromiso de un país pujante como Venezuela.

      No siempre las cosas salen como pensamos y queremos, pero tal como señala José Vicente Rangel: “Debemos respetar la voluntad popular y que el día después, es decir mañana mismo, nos dediquemos a trabajar por este país, que es el país de todos. Que echemos abajo los muros que nos separan y busquemos en el diálogo la vía para entendernos”. 

albemor60@hotmail.com



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Alberto Morán


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