"Eso es alegría de tísico", dice el refranero popular para referirse a gestos de quienes se conforman con poco y consuelan con migajas. La oposición, en los últimos días de la campaña electoral, pareció entusiasmarse y hasta hacerse vanas ilusiones acerca de lo que dirían las cifras emanadas de las máquinas de votación.
Pocas veces, se podría hablar con esta contundencia, desde que Chávez está en Miraflores, aquel sector concurre al acto electoral con relativo entusiasmo y sin hacer mucho por desmotivar a sus electores como ahora. Se hizo ilusiones, hasta tal punto que, en alguna oportunidad llegó a creer que ganaría hasta más de diez gobernaciones.
Acá en el Estado Anzoátegui, creó la sensación que triunfaría contundentemente e hizo gastos propagandísticos inusitados. Un diario de gran penetración como "El Tiempo", echó por la borda el compromiso con sus lectores de toda su vida y entregó la tradicional página de sucesos, la del cierre, a la publicidad del candidato opositor.
De esa manera generó un embrollo entre el candidato, los sucesos que habitualmente allí se reseñan y la opinión del diario. Un periodista amigo, vinculado a la historia del periódico oriental, en la antesala de un consultorio médico, me comentó con dolor y hasta rabia, "esa es la contribución de los actuales dueños para derrotar a Tarek".
Ella hizo una muy mala lectura de los resultados del 2D, pues concluyó que Chávez estaba desinflado y ahora era fácil acabar con él. En gran medida, logró acallar a los sempiternos golpistas, empezando por el gordo Escarrá y hasta Ledezma mismo.
El primero se olvidó por unos días de invocar ridículamente el 350 Constitucional y aspiró la candidatura opositora por la Gobernación de Anzoátegui. Uno lamentaría que esta manifestación democrática no sea más que un sentimiento pasajero.
Pues hay que reconocerlo, haber procedido de esa manera es altamente positivo para la oposición y el país todo. Pero en fin de cuentas, generó en un importante volumen de adherentes y electores potenciales, la esperanza que se podía derrotar a Chávez y "sus mesnadas" en la contienda electoral.
Y esa actitud no tendría por qué extrañarnos, pues en el seno mismo del chavismo, algunos creyeron poder imponer sus candidaturas contra la opinión del PSUV y se fueron a correr albures, como quienes apoyaron a la Manuit en Guárico o al candidato disidente a la alcaldía de Barcelona. Este comentarista había afirmado días antes de las elecciones, sin ningún género de dudas, que la oposición ganaría unas pocas gobernaciones y alcaldías. Y haber dicho eso no es nada meritorio porque lo indicaban las cifras y los movimientos más recientes de la política, lo que incluye la decantación del proceso revolucionario, hasta una no buena quirúrgica en el manejo de la política de aliados y las deserciones de última hora como la que afectó en el Estado Carabobo.
Pero es bueno resaltar que hasta hoy, la oposición controla siete gobernaciones y pasará en breve a sólo cinco. Y si bien ganó en Carabobo, por la circunstancia antes señalada y con resultado demasiado ajustado en Táchira, perdió en Sucre y Aragua, donde los disidentes, llameémoslos así para no ser crueles, creyeron poseer un feudo. La oposición tiene ante sí, un reto o responsabilidad enorme.
Dejar satisfechos a miles de electores a quienes antes llamaban a la guarimba, desesperación, golpe y luego, como de repente, al acto electoral, donde aventarían al "loco y su comparsa".
La muerte política de Bush, a quien como a nadie se le podría aplicar aquello del conocido título de una de las últimas novelas del García Márquez, dejó a la poderosa ala golpista opositora sin alfombra y hasta Ledezma, uno los más persistentes, optó por concurrir, con éxito personal por cierto, a la arena de las elecciones.
Conocidos los resultados, estos reflejan que una vez más las fuerzas que respaldan al presidente, pese todas las dificultades, omisiones e ineficiencias que puedan anotarse, se alzaron con una contundente victoria. Basta señalar que ganaron el 70 por ciento de las gobernaciones y 80 % de las alcaldías.
De estas últimas, el PSUV ganó 265 y la oposición solamente 62. Es decir, el bando opositor ahora tiene menos alcaldías que antes y considérese que esta instancia es vital para promover los Consejos Comunales.
Además, que el chavismo subió su votación con respecto al anterior acto electoral en un millón de votos, mientras la oposición descendió en un millón trescientos mil sufragios.
Pero la dirigencia opositora debe dejar su clientela satisfecha. Evitar las desbandadas y reacciones contra ella. Y para eso, los medios informativos o deformativos, como lo vienen haciendo siempre, salen en ayuda.
Con esta finalidad, hacen uso de aquel viejo axioma que años antes mencionaban los periodistas, según el cual "si un perro muerde a un hombre no es noticia. Si lo es, si un hombre muerde a un perro".
Por eso están informando a grandes titulares, no que el chavismo ganó el 70 por ciento de las gobernaciones (17) y el 80 % (256) de las alcaldías, sino que la oposición ganó el primer cargo en cinco, sólo 5, entidades federales. Y eso es bueno para todos, quizás se convenzan que deben tomar siempre el camino de la legalidad.
Eso no es más que alegría de tísico y estos, por recuperar su salud, deben y tienen derecho a sonreír.