Está visto que no sólo los Alcaldes y Gobernadores electos de la oposición llegan embriagados de poder sin haber siquiera tomado sus nuevos cargos, sino que los traidores que se van quieren dejar una estela de dolor, como ocurre en Aragua, luego de que estos dirigentes sindicales, quienes habían participado como candidatos en la contienda electoral, se habían solidarizado con los trabajadores de la empresa Alpina en conflicto. Por la información reseñada en Aporrea.org estos asesinatos han venido ocurriendo sin que haya habido una respuesta de las anteriores autoridades en ese estado ni de los organismos competentes a nivel nacional.
Es hora que
nuestro gobernadores electos comprometidos con la Revolución Bolivariana
profundicen sus lazos no sólo con la comunidad organizada en las barriadas
de los sectores populares sino con las organizaciones de la clase obrera
quienes además de ser parte de esas mismas comunidades pertenecen al
conglomerado fabril donde hacen vida laboral y productiva. Sorprende
que se hable mucho de los consejos comunales, de las organizaciones
sociales (mesas técnicas de agua, de tierra, de luz, etc) de los medios
de comunicación comunitarios y alternativos y no se tenga constantemente
también dentro de nuestro discurso político y mediático y por supuesto
dentro de nuestro trabajo de base, a las organizaciones de la clase
obrera como unos de los actores centrales, pues son ellos quienes están
dando uno de los combates más importantes en el seno del pueblo como
es defender sus derechos como trabajadores y adueñarse de la conciencia
como clase.
Los problemas
de la clase obrera son problemas de todo el pueblo
Quizás el triunfo de Ledesma a la Alcaldía Mayor, de Carriles Radonski en el estado Miranda, de Ocariz en Sucre, de Pérez y Rosales en el Zulia y de Pérez Vivas en Táchira, sirva para despertar del letargo a quienes creyeron tener el sartén agarrado por el mango por el sólo hecho de estar al lado del Presidente Chávez y de reunirse con las diversas organizaciones populares en los sitios donde éstas viven y luchan, descuidando precisamente el trabajo desde una perspectiva de clase. Está demostrado que incluso el trabajo en el seno de la clase media tiene resultados si se profundiza la conciencia en el seno del pueblo como clase trabajadora.
Este tema tiene mucha tela que cortar. Ya cuando surgieron los consejos comunales se escucharon voces de alerta que estos pasarían a llenar los vacíos que dejara la negligencia institucional oficial. También el riesgo que se confunda el papel fundamental que tiene el pueblo en una Revolución Socialista que no sólo es aprender a autogestionar sus servicios públicos sino fundamentalmente la producción agrícola y fabril. Sí, se ha avanzado en este aspecto, pero muy tímidamente. En realidad es este aprendizaje el único que nos puede hacer verdaderamente libres como nación.
La fuerza extraordinaria de la clase obrera en los lugares donde está combatiendo más duramente se está descuidando. No importa su tendencia política ni que el movimiento obrero esté dividido. El no considerar esta problemática como estratégica y verla como los toros desde la barrera y a que se cocinen en su propia salsa, está permitiendo al enemigo penetrar en sus filas y que el PSUV quizás no tenga un alto componente obrero. La arremetida de los patronos contra la clase trabajadora es un asunto que nos atañen a todos los revolucionarios, al pueblo en su conjunto, a la nación, al gobierno y a todas las instituciones del estado. Esta comprensión debe ir madurando tanto en las propias organizaciones sindicales como en el conjunto de toda la sociedad. No es teórica, es práctica.
Una investigación interesante para el PSUV podría ser estudiar los resultados de las votaciones en los sectores populares más cercanas a los cordones industriales. Allí tendríamos un punto de partida para que las nuevas gestiones de gobernadores y alcaldes comiencen a empaparse de la problemática de estos sectores de trabajadores organizados y se constituyeran en importantes aliados en sus luchas.