Un té de manzanilla, por favor (a propósito del 23-N)

qué cosa fuera, corazón, qué cosa fuera
qué cosa fuera la maza sin cantera
un testaferro del traidor de los aplausos
un servidor del pasado en copa nueva
un eternizador de dioses del ocaso

júbilo hervido con trapo y lentejuela
qué cosa fuera, corazón, qué cosa fuera
qué cosa fuera la maza sin cantera
Silvio Rodríguez, La maza

No ha transcurrido una semana y nuestras peores pesadillas han comenzado a volverse realidad: quienes se rasgaban las vestiduras por la corrupción imperante y otras cosas (“ya esto clama al cielo” dijo Milagros Socorro en Televen), acaban de volver a elegir a alguien que ya fue acusado de eso mismo y más en un ejercicio anterior. Los rostros que demostraron urbi et orbe lo que el fascismo es capaz de hacer han regresado y ahora en roles protagónicos: con voz y voto, con mando pleno. Tan jóvenes, tan lastimosos, tan “servidor(es) del pasado en copa nueva”.

Ha regresado el lenguaje pomposo, pesado, el discurso retórico y hueco.  Lo eligieron ellos, los hartos de las cadenas del Presidente Chávez y de su lenguaje soez (sic). Inauguramos (y ya de pronto el truco es viejo), las mentiras dichas a cámara, leídas en el telepromter del canal de la indignidad, el canal del periodismo vergonzoso y vergonzante, mientras en sordina se le ordena a los que son y saben, los milicianos de la oscuridad, que salgan ya a la calle, que llegó el momento, que ya la sangre hierve y es hora de derramarla. La venganza es un plato que no hay que dejar enfriar dicen parafraseando el viejo dicho y se desbordan, ellos ahora sí, en hordas contra los fantasmas que tanto los atemorizan: los diferentes,” los del bollo de pan bajo el brazo y la botellita de ron”, sus fantasmas, los negros, los pobres, los indios, sus fantasmas, los otros, los que no valen nada, sus fantasmas, en saqueo, en vejaciones, sus fantasmas, en incertidumbre. Están felices. Aman la noche, se reagrupan y odian la paz. Odian creer y que les digan y repitan que un mundo mejor es posible. Para todos.

El 23-N, a merced de algunos errores, equivocaciones y mucho de desidia y de dejar hacer y dejar pasar, alguien les abrió la puerta y se colaron furiosos buscando enseñorearse y acorralar lo ganado a pulso, por ti, por él y por ella, por nosotros, que no es más que el amor y la esperanza de que algún día el sol ha de salir para todos. Ahora, ciudad mía, país mío, ten piedad!!



olgamarcampos@hotmail.com




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