De esa manera, apenas asomaba su figura en la puerta del rancho campesino, el ladino de José Jesús, hablaba a María de la O´. Estaba aquel en sus habituales prácticas y formas de vivir, poner a otro a trabajar en su beneficio.
Continuó, mientras tuvo vida, con su repetida propuesta engañosa, tan vieja como el arribo de Colón a las costas nuestras. El capitalismo, cuando nació esa práctica, no era siquiera un niño de pecho.
"Ya usted sabe, como siempre hemos hecho, les cría y cuando estén en su punto, de eso estaré pendiente, vendré a recogerles para venderles y luego le traeré su parte". Y agregaba, "como decimos nosotros, ya sabe que es una cría a medias". Aquellas palabras eran suficientes para cerrar el contrato.
La vieja se la pasaba, como siempre, todo el año, recogiendo entre los vecinos y en el mercado público, desechos de alimentos para engordar aquellos animales. Entre el ir y venir con tales fines, limpiar el pequeño chiquero que tenía en casa, transportar el agua necesaria de la fuente más cercana y hasta bañar con frecuencia a los animales, se le iba casi todo el tiempo.
Cuando ya comenzaban las radios a hacer sonar los aguinaldos, anunciando el inicio de los días navideños, reaparecía José Jesús a buscar "sus cochinos" que, de dos kilos que pesó cada uno cuando se los entregó a María, ahora estaban en los sesenta o más. Se los llevaba, para allá, adonde el mercado era más dinámico, les vendía al mejor postor y luego regresaba a entregarle a quien por él era víctima de aquella curiosa y explotadora forma de asociación, la cantidad que considerase pertinente, quedándose con la mejor parte. De paso le entregaba unos nuevos cochinitos.
José Jesús tenía varios "socios" que, como María, ingenuamente le servían de gratis. Al cerrar el año, los beneficios que obtenía eran cuantiosos, tanto que con ellos pudo darse ciertos lujos y vivir con comodidad sin doblar el lomo, ni cumplir con los rituales y esfuerzos que demanda el trabajar.
Eso abundó en la Venezuela del pasado, de cuando los perros se amarraban con chorizos y el nacional humilde era en extremo ingenuo. Es una forma de explotación, relación productiva y laboral remanente del feudalismo y por tanto, además de injusta, ejemplo del atraso.
Y en la Asamblea Nacional, cuando el ahora de nuevo Alcalde de Maracaibo, intentó explicar a quienes le interpelaban, el origen de sus cuantiosos bienes, señaló que aquella forma de asociarse José Jesús y María de la O´, la de criar animales a medias, es la fórmula que multiplica como por magia su ganado y, en consecuencia, sus cuentas.
"Yo compro mautes – becerritos, como el de la vaca Mariposa- y los entrego a quienes tienen tierras para que los críen". Eso dijo, para asombro nuestro por lo menos, y está en las grabaciones.
Lo hago, agregó poniendo cara bobalicona bien administrada, porque poseo pocas tierras. "Sólo tengo trescientas quince hectáreas. Ellos - se refirió a sus socios como los de José Jesús- ponen las tierras". Uno sabe que también lo demás, porque eso forma parte de la práctica ancestral.
El poder político del declarante, los recursos que maneja y esa bobalicona forma de ser, que le permite que unos cuantos en él crean, hacen el milagro de encontrar esos "socios", con quienes parte la cochina y como al que reparte y reparte, le queda la mejor y mayor parte. Pues de milagros se trata, no olvidemos que el punto de partida está en "Inversiones La Milagrosa".
Y agregó dos cosas más. "Eso, para que ustedes lo sepan es un trabajo muy duro"; y se pasó la mano por la frente como para mostrar lo tanto que le agota. Lo importante de este negocio, no es la tarea cotidiana, el tener que criar los animales, dijo Rosales con la seguridad del sabio; el meollo de todo "está en poner los mautes"; es decir, la inversión inicial es lo que importa. "Y eso es lo que yo hago". "Y - continuó informando a quienes le escuchaban- todo eso lo tengo notariado"
José Jesús, con lo pillo que uno le creía, no llegaba a tanto; la palabra suya y la de sus socios le bastaba. Además no era político ni funcionario público, pero si entrón como Rosales.
Muchas de las cosas de las que inculpan a Manuel, éste las negó rotundamente en la Asamblea. Sus acusadores dijeron tener los pelos en las manos. Pero su condición de criador de mautes a medias, su modernidad productiva y alto pensamiento económico, nadie puede ponerlos en duda. Pues él, con orgullo así lo reconoció. Además se quejó con convicción que eso es demasiado trabajo, tanto que le tiene cansado.
Este "flamante empresario", vanguardia entre los productores agropecuarios del país- porque como José Jesús, Rosales se define como creador agropecuario- es gobernador, mañana volverá a la alcaldía de Maracaibo y aspira llegar a la presidencia de la república.
Con un empresario emprendedor, de alto vuelo y tan modernos y humanistas conceptos económicos, el país tiene garantizado su futuro. De paso, Manuel Rosales salva a la oposición, ya no podrá decirse que ésta no tiene un proyecto alternativo frente al gobierno.
Lo de los carros propiedad del Estado, que repartió como si fuesen suyos, no es más que una inspiración de ese lúcido principio cochinero. Y hasta podría haber cambiado vehículos por mautes. ¡Milagroso el procedimiento!.