Por si no bastara, todo el gigantesco arsenal mediático y económico utilizado por los lacayos del imperialismo para tergiversar la realidad del país, ocultar los avances de la revolución y engañar al pueblo con mentiras y con sus manipuladas encuestadoras que pretenden reflejar un supuesto "decreciente" respaldo a la gestión del Comandante Chávez, han sido insuficiente para engañarnos a todos. El amor del pueblo a su líder y la consciencia de muchos han sido mas fuertes que el odio y la mentira desatada por la burguesía. Mientras el Comandante batalla en todos los frentes y trincheras (nacionales e internacionales); mientras prosigue en su incansable papel de comunicador social y hacedor de consciencia, de Ministro, Gobernador, Alcalde y hasta de Diputado, algunos de sus colaboradores, los aparentemente más fieles y comprometidos con el pueblo, el líder y la revolución hacen muy poco por ayudarlo en su titánica labor.
El Comandante seca su garganta exigiendo mayor eficiencia en el Estado y mayor compromiso con el pueblo y la revolución. En sus últimos discursos les recordó a los nuevos Gobernadores y Alcalde salir a las calles y marchar junto al pueblo, y empoderarlos a través de sus Consejos Comunales y la creación de las Comunas para la batalla de las transformaciones necesarias. Las críticas fulminantes, pero responsables, han resultado ser las mejores armas de la revolución. Ellas han sido útiles para mantener la vitalidad de todas las revoluciones. La Revolución Cubana es el mejor ejemplo de nuestra afirmación y Fidel es su mayor crítico. Con ellas ha evitado que sucumba la revolución ante la crisis que afronta producto del bloqueo económico impuesto por USA y las desviaciones de algunos elementos que reproducen la vieja sociedad dentro del Estado. En nuestro artículo solo tocaremos brevemente uno de los males que aquejan a nuestra Revolución Bolivariana.
De entre los que suponemos “cuadros” y quienes más hablan de revolución enarbolando posiciones de izquierda; entre los supuestos “cuadros políticos más conscientes” podemos encontrar grandes fiascos. La reticencia, o mejor dicho, el miedo a los cambios también los encontramos en ellos. Varios motivos influyen. Están los acomodados, quienes han alcanzado ciertos privilegios y cargos importantes. Ellos no procuran sacrificar sus comodidades. Sus ocupaciones burocráticas, sus estrechos círculos de “amistades” y el inmediatismo por resolver problemas urgentes los aíslan por completo de la realidad, y no les permiten ver la necesidad de revolucionar al Estado. Ellos minimizan las potencialidades de nuestro Estado, y culpan a la dinámica política venezolana el no tener tiempo para construir las bases materiales del socialismo y neutralizar a los 5ta Columnas (corruptos, despostas, parásitos quienes desvían, traban y ahogan en el burocratismo al Estado y al pueblo. Prefieren Para ellos la debilidad orgánica del PSUV es la razón por la que les ha sido imposible avanzar más en sus espacios dentro de las empresas del Estado.
También existen los temerosos quienes evitan, en lo posible, tener que enfrentarse a los problemas y al dolor de cabeza que podría generar el tener que remover a individuos, viejas leyes, eliminar algunos Entes, gerencias o direcciones que estorban y hacen ineficiente al Estado. Ellos nos reclaman paciencia. Nos dicen que “todas la revoluciones exigen de mucha sensatez”. Somos insensatos quienes pretendemos romper con lo viejo. Es por ello que a muchos se nos aíslan y catalogan de “buscapleitos” y “conflictivos”. Los “sensatos” se protegen entre ellos, "entre bomberos nos se pisan las mangueras" dice un viejo dicho popular.
En síntesis tenemos a los atrapados por el sistema, los carentes de ideas y temerosos del cambio. Lógicamente, todos ellos manifiestan una misma patología: el germen o virus ideológico de la pequeña burguesía. Infectados y casi moribundos por tanta indigestión de cargos administrativos y privilegios se niegan a reconocerse asimismo enfermos. Ellos, con su paraplejia política y técnica, permiten que nuestras banderas de lucha contra la corrupción y el burocratismo nos sean arrebatadas por los oportunistas lacayos del imperialismo. Además que contribuyen en romper- junto a los lacayos- la firme coraza moral y ética de la revolución y del Comandante Chávez.
Aquellos que continúan haciendo uso de excelentes retoricas y dominio del discurso revolucionario, y muy poco hacen por solucionar los problemas acumulados y heredados del pasado, el pueblo, cada día, los ira identificando y execrando de la revolución. A ellos el pueblo les seguirá pasando factura. Aunque la amistad pretenda imponerse, nadie se los calara.
¡Chávez es garantía de la revolución!
¡Revolución en la revolución, ya!