Los poderes fácticos que temen y rechazan la enmienda constitucional han decidido ponerse un traje académico, con toga, birrete y todo, anillo incluido. En ciertos círculos del derecho el que no se cree vaca sagrada, tiene pretensiones de novillo de oro. No era entonces difícil tener a mano a unos cuantos Licurgos de esquina, dispuestos a enfilar su sabiduría contra la propuesta bolivariana.
El oposicionismo reunió a unos cuantos decanos de Facultades de Derecho del país y los medios les explayaron sus micrófonos. Las nulidades engreídas, que diría el látigo de Romerogarcía, se lanzaron a declarar, sabihondas y cejijuntas, que la enmienda es inconstitucional y la reelección un camino directo hacia el despotismo y la dictadura.
Ocurre que los decanos de Facultades gozan de la reelección indefinida, de acuerdo con la vigente Ley de Universidades. Esa reelección que es buena para ellos, no lo es para el Presidente de la República. Conozco profesores que han sido decanos durante cinco períodos consecutivos. ¿Se volvieron déspotas, tiranos o dictadores en su universidad? Sería bueno preguntárselo a ellos o a la comunidad universitaria que los ha reelegido una y otra vez. Y dale.
Como estos caballeros hasta para tomarse un café sueltan algún artículo de alguna ley de memoria, sigámosle el ritmo y leamos el 64 de la Ley de Universidades: “Los Decanos serán elegidos por la Asamblea de la respectiva Facultad y durarán tres años en sus funciones”. El texto deja abierta la posibilidad de reelegirse hasta el fin de sus días.
Resulta extraño que los muy demócratas decanos antichavistas no se hayan dado cuenta, hasta ahora, del muy despótico contenido de ese artículo. En cuanto a los decanos de las universidades privadas, aquí, de verdad, se tuerce más el Derecho. A estos “académicos” no los elige nadie y algunos son vitalicios, siempre que no pierdan la gracia del dueño de la compañía que es la universidad.
El artículo 177 de la citada ley establece: “Las Universidades Privadas tendrán un personal directivo similar al asignado por la presente Ley a las Universidades Nacionales, el cual deberá llenar los requisitos exigidos en los Artículos 28, 64 y72”. ¿Ustedes creen que en las compañías anónimas de la educación privada cumplen esta norma? Por favor.
En el aquelarre seudo académico contra Hugo Chávez se mezclan decanos de facultades de Derecho de universidades públicas y privadas. Los primeros gozan de la reelección indefinida y los segundos, del infinito dedo que los impone.
Y son precisamente éstos, los sabios decanos de las Facultades de Derecho de universidades públicas y privadas, unos impuestos indefinidamente por el capital y otros en disfrute de la reelección indefinida conforme a la ley, los que hacen sesudas disertaciones para decir que la reelección del Presidente de la República es antidemocrática e inconstitucional. Vaya Derecho más torcido, ¿no?
La actual Constitución Nacional, al derogar la vieja, establece que “el resto del ordenamiento jurídico mantendrá su vigencia en todo lo que no contradiga esta Constitución”. Luego, ¿la reelección indefinida de los Decanos contradice o no nuestro texto fundamental? Y de ser así, ¿están a derecho los decanos de derecho que cuestionan la reelección indefinida presidencial?
Pueden estar seguros de que retorcerán argumentos para decir que lo que es malo para el jefe del Estado, es bueno y machetísimo para ellos. El cinismo jurídico tiene esas exquisiteces.