El insigne José Ramón Medina, escribió: “Oh mes liviano y transpartente/ tiempo de luz y soledad/Por tu aromado nombre mi palabra/viste de gracia su cantar”.
La HALLACA es una unión obligada culinaria entre España imperial, conquistadora y nuestros indios americanos.
Es un pastel español de trigo, invadido por el maíz de los indios y cubierto por la hoja de plátano quien le dio cubierta y sabor. La hallaca está un poco cargada en calorías, pero coincidencialmente pertenece a los días más fríos del año.
El Dr. Ángel Rosenblat, lo compara con el TAMAL de origen azteca. El vocablo nos dice el sabio filólogo, significó en lengua indígena “bojote o atado” y su primera expresión se remonta al año de 1608 en donde se le nombra como “HAYACAS DE SAL” La Real Academia de la lengua española, tuvo extensos problemas en aceptar el vocablo, nos cuenta Rosenblat y que por fin lo bautiza en 1899, como “HAYACA”.
Hoy muchos escritores venezolanos, en una especie de rebelión a la cual me uno, siguen llamando la hayaca, como HALLACA.
Creemos que la hallaca se establece como tradición culinaria venezolana, en tiempos modernos, es decir a partir del siglo 19, 20 y 21 .
El Libertador, aún en sus cartas más íntimas, nunca mencionó este plato venezolano, tampoco lo hicieron Depóns y Humboldt en sus “viajes”. Hasta principios del siglo 19 no encontramos descripciones sobre la hallaca.
Luís Manuel Archepol en su “Antología de Costumbristas Venezolanos”, nos dice : “En la madrugada pasamos por Maracay, que ni el ferro, y ya hemos dejado atrás a La Victoria; lo que es esta noche comemos HALLACAS en Caracas. Dios mediante”.
A partir de entonces la nombran Rómulo Gallegos en su “Criollismo en Venezuela”, Romero García en la primera novela venezolana “Peonía”, Teresa de la Parra en “Memorias de Mamá Blanca”, Mariano Picón Salas en “Viaje al Amanecer” y Antonia Palacios en “Amanecer”.
Desde el punto de vista social, la HALLACA, en tiempos navideños se apoderó de la cocina de los venezolanos. Todo el mundo habla de “hacer las hallacas”. Y es que se trata de un asunto FAMILIAR, en donde se hace una especie de ceremonia tribal, en donde cada quien colabora en una forma u otra en la preparación, todo esto mojado de bebidas espirituosas propias de las fiestas.
La HALLACA es una niveladora social, pues se elabora y consume en todos los estratos sociales, desde los más ricos y encumbrados, hasta los más humildes de los barrios pobres.
Todos tratan de producir la misma hallaca, pero la diferencia radica en el costo de los materiales, los ricos, ni se dan cuenta de lo que cuesta hacer una hallaca, mientras que a los “tierruos”, cada año nos cuesta más y más. La HALLACA es un asunto de lucha de clases.
Como muestra de esta lucha, cada año la hallaca ha ido subiendo y subiendo, hasta llegar la límite de constituirse en un “plato para ricos únicamente”. Así la vemos en restaurantes de cierto tronío con un precio cercano a los 100 Bs. F.
Ya la gente humilde para los años 98,99,00, 01,02 habían perdido su capacidad de comer hallacas. Sencillamente habían pasado a ser un menú de exquisiteces.
Pero vino Chávez y mandó a parar!.
Los “Hallacasos” en todo Venezuela, han vuelto a restituir el verdadero costo y valor socialista de nuestra hallaca venezolana. No es poca cosa!.
La hallaca ha sido declarada objetivo socialista, porque no se puede permitir que la burguesía agresora, nos quite nuestra tradición culinaria navideña.
La Hallaca, se está volviendo cada navidad en mayor objeto del Pueblo Soberano.
Es por eso que si la hallaca tuviera, como tiene, personalidad de expresarse diría:
Hu!..Ha! la hallaca no se va!. Hu!...Ha! hallacas ya!.. Hu!..Ha! la “CHALLACA” NO SE VA!. O Chávez se queda o la hallaca “pela bolas”.