Se dice que uno domina sus silencios y no sus palabras.
Fernando Savater
En 1956, una editorial británica editó con rotundo éxito, un extraño libro titulado "El Tercer Ojo", cuyo autor se identificó con el nombre de Lobsang Rampa. Según el texto, su autor, quien habla en primera persona, era un monje budista, nacido en el Tíbet. Cuenta el narrador, que a los ocho años, como en aquellas trepanaciones de antiguas civilizaciones, le abrieron el cráneo, específicamente en la frente, entre los ojos, para como instalarle el tercero. Una "especie de lezna, pero hueca y con la punta en forma de diminuta sierra", sirvió para la curiosa intervención. Esto le permitió a Rampa ver el aura que, en su entender o creencia, circunda a cada hombre o mujer y hasta leerla, levitar y hacer largos viajes sin que su cuerpo cambiase de espacio y ver más allá que cualquier otro ser humano por muy sabio y prodigioso que fuese. Pero Rampa no se quedó allí, publicó más de veinte libros con una rapidez incomparable.
Muchos expertos pusieron en duda que el autor de aquel libro, leído en diversas lenguas y por multitudes, que atrajo al budismo millones de personas sobre todo jóvenes, fuese tibetano y hasta budista. Años más tarde se supo que la historia fue un fraude originado por un tal Cyril Henry Hoskin, de origen irlandés o inglés. Eso sí, tuvo un extraordinario éxito económico y hay quienes pese a todo le consideran un prodigio.
En mi pueblo, los muchachos que leímos a Rampa, mucho tiempo después de la primera edición inglesa, al discutir por mucho tiempo el asunto, concluimos que todo el mundo tiene un tercer ojo. Pero esa presumida intelectualizacion nuestra no iba más allá de lo que toda la gente decía.
Hombres y mujeres tienen tres ojos, decían siempre mis paisanos más humildes, muchos de quienes nunca supieron de Rampa. Pero no hay razón para malos pensamientos; pues ellos querían expresar que además de los dos de la cara, había un tercero que veía cosas en veces al parecer ocultas; este era el del entendimiento que se abría no con una lezna ni nada parecido, sino con otros instrumentos mecanismos y procederes más sutiles.
El Papa, Benedicto XVI, quien según las creencias o admisiones del catolicismo tiene como una comunicación con Dios, lo que le haría estar en ventaja de Rampa, es muy comedido y realista al momento de hacer predicciones. Y pese a las dudas que uno pueda tener acerca de sus pareceres, con él coincide, cuando afirma sensatamente que el futuro "se está haciendo más incierto, incluso en las naciones del bienestar" y agregó que si entre los hombres "cada uno sólo piensa en sus intereses, el mundo se encamina a la ruina".
No queda duda, que el prelado romano, está viendo el transcurrir de la vida entre los hombres, con los tres ojos que mencionaban los humildes pescadores cumaneses. Los de ver y el de razonar.
Pero el Arzobispo de Caracas, cardenal José Urosa Savino, no es como el Papa, ni tiene los tres ojos de los cuales hablaba la gente humilde de mi pueblo. ¡No!, él es como Rampa. Le hicieron esa especie de trepanación y le instalaron, entre ojo y ojo, un foco o monocular de mercurio o rayos infrarrojos, que le permite ver en la oscuridad, adivinar, predecir lo impredecible y atinar en medio del caos y la mayor confusión. ¿No hay algo de brujería en eso? Es algo así como uno de los chicos súper poderosos de la TV gringa o un agente de la CIA, de esos que inventó el cine comercial y hasta un Rambo.
Solamente de esa manera, uno puede entender al sacerdote purpurado cuando afirma que la propuesta de Enmienda en discusión, "ya fue rechazada por el pueblo". En su opinión, el 2D la mayoría, pírrica por cierto, votó contra el artículo propuesto que hablaba de la postulación indefinida. Para saber por cuál se pronunció en contra, de manera específica, el sufragante de entre los 69 artículos que constaba la propuesta, hay que tener "El Tercer Ojo" de Rampa. Y cosa curiosa, el cardenal quien antes fue cordero, sabe con exactitud del gusto del votante, colocado en situación de decir solamente Si o NO.
Lo que a uno le hace dudar acerca de esa virtuosidad o facultad divina del Arzobispo de Caracas, es haber escuchado antes esas opiniones de boca de los dirigentes de la oposición venezolana, los medios de comunicación que le hacen la guerra al gobierno, las agencias noticiosas internacionales al servicio de las políticas de los grandes centros capitalistas y voceros del gobierno de Bush.
Pasa por alto el señor Urosa que ya, ni la misma oposición sistemática y apriorística, discute acerca de la legalidad o no de lo propuesto, sino se apresta a manifestarse electoralmente. Pues no es nada sensato decir que lo votado el 2D es lo mismo que ahora se propone.
Por lo que uno se ve tentado a creer, bajo el riesgo de caer en pecado capital, que el tercer ojo de Urosa Savino, es de utilería. En lugar de un prodigioso mecanismo que va filmando o captando la vida tal como transcurre, es sólo reproductora de videos pasados de moda, como "periódicos de ayer", que le colocan quienes hacen de operadores y tramoyistas.
Urosa Savino, como Lobsang Rampa o Cyril Henry Hoskin, puede resultar fraudulento al pretender venderles a sus fieles una visión grabada en un laboratorio político. ¿Por qué no aprende del Papa, que ante la crisis se muestra comedido? .