Es posible que el Presidente no lea estas líneas, sin embargo las envío a “Aporrea”, un espacio visitado por muchos compañeros del proceso. (Existe la posibilidad de que alguien cercano al Presidente, se las haga llegar). Por otro lado, yo no soy ningún dirigente, intelectual o analista político; simplemente soy un militante del PSUV, que observa una situación que le preocupa y se toma la molestia de plantearlo, con la esperanza que le llegue al Comandante, a su entorno más cercano, a la dirigencia del partido y se reflexione sobre el asunto en el marco de las “3 R”.
Tomaré como dato base la encuesta realizada meses atrás (por una encuestadora nada chavista) la cual revela que el universo de la militancia de los partidos de oposición llega al 15% del electorado. Mientras que el universo de la militancia de los partidos del proceso está por el orden del 40%. Las movilizaciones así lo han reflejado: Nuestras marchas y concentraciones casi triplicaron en asistencia a las opositoras.
De acuerdo a lo anterior, estaba claro (y era lógico) que de un universo de casi 12 millones de votantes, aproximadamente 4.8 millones (40%) corresponderían a militantes del proceso (votos duros); 1.8 millones (15%), serían votos duros de la oposición y 5.4 millones sería el universo de votantes que no se consideran de uno u otro lado (aprox. 45%)
Si esto es así, de los que votaron por el “no” en las pasadas elecciones, sólo son miembros de la oposición 1.800.000 (el 15%). Pero el “no” sacó un poco más de 5 millones de votos; la diferencia son aproximadamente 3 millones y medio de votantes, que no son de la oposición, pero que votaron por el no, votaron contra el proceso, contra Chávez. ¿A qué se debe esto?
Tal como lo dice Fidel, en Venezuela no hay tantos oligarcas.
Sin embargo, he observado que muchos hablan de la “contundente victoria” y yo no lo creo así. Creo que unos resultados, ajustados a las preferencias estadísticas, serían: 8.800.000 para el SI (4.8 millones de votos duros y 4 conquistados a los no alineados) y 3.200.000 para el NO (1.8 millones de votos duros y 1.4 conquistado a los no alineados) ¡Esa sí hubiera sido contundente!
Las preguntas obligadas son las siguientes: ¿Por qué de esos 5.4 millones de “no alineados”, casi el 65% (3,5 millones) votaron por la oposición? ¿Qué nos pasó? ¿En qué fallamos?
Corriendo el riesgo de ser catalogado de “light” o de “reformista” (no importa, está comprobado que los ultrosos son los primeros en brincar), me atrevo a lanzar al aire esta reflexión para el debate, dando mi punto de vista al respecto,
Aunque no es tan fácil de explicarlo (o yo no poseo la destreza para hacerlo), voy a hacer el intento, expresando de antemano algunas premisas:
1º) “El Socialismo no se declara o decreta. Se construye”
No porque digamos que tenemos un país socialista, porque le cambiemos los nombres a las instituciones y empresas del estado, o porque nos vistamos con franelas rojas que tengan la figura del Che; no por eso tendremos una venezuela socialista. Un país es socialista cuando sus relaciones y formas de producción son socialistas. Cuando las relaciones entre las personas y de éstas con la naturaleza son socialistas.
2º) Todo sistema de producción genera unos valores propios y forma de ver y explicar al mundo (ideología).
Estos valores se expresan en la cultura, formas de pensar, cosmovisión, etc. y se transmiten a través de la educación, las expresiones culturales, los medios de comunicación, las canciones, refranes, cuentos y hasta en las recetas de cocina. En el capitalismo, uno de esos valores es el de asociar la felicidad y el bienestar con la acumulación de riqueza. Esa asociación la tenemos internalizada todos, de una u otra forma, (y es lógico, ya que hemos vivido y seguimos viviendo en un país capitalista).
De acuerdo a estas premisas, teniendo en cuenta que Venezuela lleva muchas generaciones como país capitalista y siendo que, de acuerdo a sus recursos, ha sido siempre de interés estratégico para Estados Unidos (centro generador de matrices en contra del socialismo), de acuerdo a todo lo anterior, como estrategia, método o estilo, para la transformación que queremos, me parece un desacierto decir o promocionar que “la riqueza es inhumana” y que “producir riqueza es malo”. Se puede entender que el socialismo está reñido con el bienestar... Es más, entendiendo que la riqueza no es tenerlo todo, sino que no nos falte nada, debemos promocionar la producción de riqueza, pero que sea para todos y no para unos pocos, atacando la especulación y el afán desmedido de enriquecimiento a costa de los demás.
Por otro lado, pienso que debemos (sin alboroto), crear las condiciones para transformar las relaciones de producción sin necesidad de declararnos en contra de la producción capitalista. Debemos (aunque sea poco a poco) ir construyendo efectivamente el socialismo, aunque no lo pregonemos a los 4 vientos.
De acuerdo a los macro objetivos del proyecto de transformación que vivimos en Venezuela, tenemos el país con mejores niveles de desarrollo de toda Latinoamérica, (las estadísticas así lo confirman), nos enrumbamos a eliminar la pobreza y brindar bienestar (riqueza) para todos.
* Nivel de desempleo inferior al 7% y mejor salario mínimo.
* Mejor nivel de acceso a la educación, a la salud, al deporte, a la cultura, a la alimentación, ...
* Es el país donde se están construyendo desde hace 5 años y en forma consecutiva, más y mejores obras de infraestructura (metros, puentes, viaductos, carreteras, estadios, redes ferroviarias, hospitales, centros educativos, etc).
* Es el país donde más se respetan los derechos humanos por parte del estado (no existen presos ni perseguidos políticos. Existen más y mejores niveles de libertades ciudadanas).
A pesar de todo esto, ¿Porqué esos 3.5 millones de venezolanos votaron en contra de este proceso? ¿Engañados por la oposición? No creo.
Si nuestros mensajes fueron claros, llamativos, que demostraban el beneficio del Sí a la población; Si la oposición tuvo una propaganda sin contenido, con mensajes escuetos y bien pobres, ¿Porqué esos 3.5 millones votaron No?
Afortunadamente tenemos una oposición por demás de torpe, que no utiliza adecuadamente los rasgos culturales (valores internalizados en el pueblo) para su provecho electoral. Por ejemplo, si al slogan que nuestro presidente lanzaba: “Vengan conmigo los que quieran patria”, si a ese slogan ellos hubieran contrapuesto un slogan que dijera: “Vengan con nosotros los que quieran producir riqueza, los que quieran vivir bien”; Si eso hubiera sido así, No me quiero ni imaginar los resultados de la contienda.
En síntesis, lo que quiero dejar sentado es que el capitalismo, no es solo la plusvalía. Es un conjunto de aspiraciones, valores y formas de entender al mundo, que tenemos en el cerebro y que inconscientemente determina nuestro actuar. Y que si queremos cambiar eso, hay que aplicar una estrategia que produzca resultados. ¿Por qué no comenzamos con experiencias de cambio en algunas empresas del estado? Aunque sean cambios de cogestión (pero verdadera). Porque Sidor, Venalum, Ferrominera y demás empresas del estado, siguen funcionando como cualquier empresa capitalista.
Quiero relatar una experiencia que me llamó la atención, de un proceso significativo que vivió una empresa aquí mismo en la ciudad de Anaco, (por si acaso sirve de algo):
Hace varios años, en Anaco había una empresa propiedad de un italiano, que producía partes para la industria petrolera. La producción de la empresa solo alcanzaba al 25% de su capacidad instalada. Y es que los continuos paros, operación morrocoy, pliegos conflictivos, huelgas, pérdidas de herramientas, daños a las máquinas y accidentes, limitaban considerablemente la producción.
El propietario, que había conocido algunas experiencias de cogestión allá en Italia, desesperado por la baja producción, un día decide llamar a una asamblea a los 68 trabajadores y en su castellano con acento itálico, les plantea un cambio fundamental en la empresa.
Mostrando las cifras de producción y la distribución que se hacía de los ingresos, el hombre les propuso a sus trabajadores una “asociación a riesgo en la producción” (es decir se ganaría porcentualmente de acuerdo a lo producido) y con ejemplos sencillos les explicó cuanto ganaría cada uno si la producción lograba llegar, aunque fuera, al 50% de la capacidad. Los trabajadores entendieron y aceptaron la propuesta del italiano.
A los 5 meses, la empresa estaba produciendo al 80% de la capacidad instalada, se dejaron de perder las herramientas, disminuyeron considerablemente los accidentes y las faltas al trabajo. Se acabaron los paros y huelgas. Los trabajadores, mejoraron considerablemente sus ingresos y crearon una cooperativa para encausar los excedentes. Pasaron a tener una actitud de compromiso con la producción. Mejoraron considerablemente las relaciones con el italiano, hasta contrataban cursos para mejorar la producción. Y el italiano mejoró sus ganancias.
Al año, los trabajadores ya le estaban proponiendo al italiano comprar acciones de la empresa, para ser socios de verdad.
Esta experiencia se fue conociendo entre trabajadores de otras empresas de la zona, quienes comenzaron a solicitar a los propietarios, medidas similares.
Alvaro Banquez R. (Ciudad Guayana - Edo. Bolívar)
Email: alvarobanquez22@hotmail.com