León Tolstoi, escritor moralista ruso, murió convencido de que los miembros
de la mal llamada "clase media" social buscaban infructuosamente parecerse
a los de la oligarquía burguesa, pero sólo lograban un gran parecido entre
sí mismos.
Es así cómo a esos medioclasistas se les va la vida adoptado costumbres,
usanzas y procederes rayanos en una curiosa ridiculez de la cual no
terminan teniendo conciencia alguna.
Lucy Ball, pelirroja comediante del cine de décadas atrás, representó a una
"escuálida". Tratóse de una viuda con hijos menores de edad, y sin
patrimonio heredado ni propio. Se las veía negra para seguir conservando su
forjado estatus de clase media.
Vivía de prestamista en prestamista, recibía créditos de unos para pagarles
a otros. Encontrándose una vez en la peluquería de impagable "zona
residencial", oyó que otras compañeras de su clase hablaban de sus chicas
de servicio doméstico. La una le preguntaba a la otra: Tú, ¿no tienes
cachifa? _Claro que sí, le respondía su interlocutora.
La viuda almacenó esa información, y esta la desequilibró de tal manera que
tan pronto llegó a su "apartamento" fue a los minianuncios comerciales en
búsqueda de trabajo. Como no era profesional ni técnica alguna, se empleó
como doméstica en una ciudad vecina, turno de la mañana. Con su paga pudo
contratar su personalísima cachifa para seguir cubriendo su aburguesada
apariencia de clase media.
Las mascotas con "pedigree" son un caso muy venezolano que se presenta
entre esta comentada clase media. Todo comenzó con la adquisición de perros
finos por algunos de sus miembros, inicial y económicamente más holgados.
Sus modestos salarios e ingresos afines tuvieron que compartirlos con el
nuevo y putativo miembro de la familia. Veterinarios, medicinas de alto
precio, lavado, peluquería, etc. Una buena parte de ese presupuesto terminó
privando hasta en desmedro de sus verdaderos hijos, y de ellos mismos como
padres de familia.
Entonces, optaron por asociarse los dueños de machos con los de hembras a
fin de reproducirlos. Fue así cómo empezó el mercado de mascotas con
pedigree o de mediano mestizaje. Lo siguen haciendo a fin de recuperar los
inhonrables y millonarios costes de tenencia de semejantes animalitos.
Semejante mercado canino choca contra los interés altruistas de muchas
familias amantes y protectores de estos preciosos animales, habida cuenta de
que resulta contradictorio invitar a la adopción de unas mascotas que para
esos vendedores son simples mercancías semovientes. Tales comerciantes
escuálidos en muy poco se diferencian de los ganaderos y criadores en
general que terminan enriqueciéndose gracias a las necesidades humanas con
inclusión de bebés, niños y ancianos.
Pero como ese mercado de compradores tiene como límite el número de otros
escuálidos deseosos de conservar su fachada de burgueses, y estos termina
desembocando en la misma necesidad de convertirse en criadores, el mercado
de mascotas de los escuálidos termina saturándose. Digamos que podría
colapsar como lo hacen todos los mecanismos piramidales de cuestionada
práctica financiera.