En una tienda de discos, encontré el primer álbum
del conocido grupo "Desorden Público" y me llamó la atención el título de uno de
los temas: "Himno de la República del Raticano". Y repasando mentalmente lo que
conocemos de la historia del Vaticano, tendríamos que darle la razón al grupo.
Después de ser perseguida, tal como le ha ocurrido a diferentes "líderes
políticos", la "cúpula podrida" de la Iglesia la convirtió en perseguidora y
asesina con la creación de la "Santa Inquisición". No hace falta recordar que,
después de los cismas del crisitianismo, se cometió la mayor cantidad de
crímenes para evitar la "herejía" e impedir el desarrollo de la ciencia. Pero
ahora, la "Santa Inquisición" se ejerce de otras maneras: intervención en golpes
de estado y ocultamiento de criminales. ¿Quieren ejemplos?.
Debe ser que uno es tan ignorante que no sabe que el Cardenal chileno Raúl Silva Henríquez adoptó una actitud pasiva (o más bien favorable) a la dictadura de Pinochet. Será que uno no sabe que obispos y arzobispos españoles le legitimaban los crímenes al maldecido dictador Francisco Franco. Debe ser que olvidamos que uno de los hombres que "bendecían" con su silencio los crímenes de Franco era José Escrivá de Balaguer, mérito que le serviria más adelante para ser considerado "santo". ¿Que hay de los tiempos en que "Ratzinger Z" encubría, como sigue haciéndolo hoy, los crímenes de los sacerdotes violadores de niños?. ¿Y como queda el Cardenal Ignacio Velasco por haber firmado su "visto bueno" al gobierno breve de Pedro Carmona Estanga?.
Por eso no debería sorprender tanto, la actitud de ese ensotanado de negro pasado como el tal Giacinto Berlocco, hombre que debía haber sido EXPULSADO de Venezuela habida cuenta de su "participación" en el golpe de estado de inspiración gringa en contra de otro ilegítimo gobernante, tanto como lo eran Pinochet y Franco, pero "amamantado" por la Escuela de la Américas que se llama Manuel Antonio Noriega. Como afirma un ejemplar de la época de semejante episodio del diario español "La Vanguardia", Berlocco se presentó a Panamá para "apoyar a monseñor (José Sebastián) Laboa en momentos de intenso trabajo. La Nunciatura ha desmentido que el objetivo de Berlocco sea discutir con panameños y estadounidenses aspectos jurídicos del caso Noriega". El colmo del cinismo. ¿Y que iban a discutir si el tal Laboa presionaba a Noriega a entregarse al ejército de ocupación?. Desafortunadamente, por culpa de la blandenguería y apatía que aún albergan ciertos funcionarios que se dicen "revolucionarios" no se pudo evitar la fuga del conocido delincuente Richard Nixon Moreno, bedecido con la comunión dada por "Va-a-asaltar de La Porra", habida cuenta de que esta vez Don Giacinto no "quiso" hacer el mismo papelón del ensotanado español que presionaba al dictador Noriega. Con razón, un agudo caricaturista del "Diario VEA" puso al demonio al lado del Monseñor de marras felicitándolo por su "buen trabajo".
Debe ser que uno es tan ignorante que no sabe que el Cardenal chileno Raúl Silva Henríquez adoptó una actitud pasiva (o más bien favorable) a la dictadura de Pinochet. Será que uno no sabe que obispos y arzobispos españoles le legitimaban los crímenes al maldecido dictador Francisco Franco. Debe ser que olvidamos que uno de los hombres que "bendecían" con su silencio los crímenes de Franco era José Escrivá de Balaguer, mérito que le serviria más adelante para ser considerado "santo". ¿Que hay de los tiempos en que "Ratzinger Z" encubría, como sigue haciéndolo hoy, los crímenes de los sacerdotes violadores de niños?. ¿Y como queda el Cardenal Ignacio Velasco por haber firmado su "visto bueno" al gobierno breve de Pedro Carmona Estanga?.
Por eso no debería sorprender tanto, la actitud de ese ensotanado de negro pasado como el tal Giacinto Berlocco, hombre que debía haber sido EXPULSADO de Venezuela habida cuenta de su "participación" en el golpe de estado de inspiración gringa en contra de otro ilegítimo gobernante, tanto como lo eran Pinochet y Franco, pero "amamantado" por la Escuela de la Américas que se llama Manuel Antonio Noriega. Como afirma un ejemplar de la época de semejante episodio del diario español "La Vanguardia", Berlocco se presentó a Panamá para "apoyar a monseñor (José Sebastián) Laboa en momentos de intenso trabajo. La Nunciatura ha desmentido que el objetivo de Berlocco sea discutir con panameños y estadounidenses aspectos jurídicos del caso Noriega". El colmo del cinismo. ¿Y que iban a discutir si el tal Laboa presionaba a Noriega a entregarse al ejército de ocupación?. Desafortunadamente, por culpa de la blandenguería y apatía que aún albergan ciertos funcionarios que se dicen "revolucionarios" no se pudo evitar la fuga del conocido delincuente Richard Nixon Moreno, bedecido con la comunión dada por "Va-a-asaltar de La Porra", habida cuenta de que esta vez Don Giacinto no "quiso" hacer el mismo papelón del ensotanado español que presionaba al dictador Noriega. Con razón, un agudo caricaturista del "Diario VEA" puso al demonio al lado del Monseñor de marras felicitándolo por su "buen trabajo".
Por eso, encabecé este artículo con una frase de
las tiras cómicas de "Mafalda". Hizo bien su mandado y sigue tan campante como
si nada hubiese ocurrido. Y las relaciones con la república Raticana andan de
viento en popa, cuando la lógica manda ROMPERLAS inmediatamente con esta clase
de "república" sin democracia que condena con ese mamarracho anacrónico de la
excomunión a quienes deben practicarle un aborto a una niña brasileña, violada
por su padrastro, a la madre y hasta a la niña misma, pero calla los crímenes de
los "perseguidos políticos" que pueden violar mujeres y dejar parapléjicos a
agentes policiales, así como de los curas que "iniciaban" a los adolescentes a
su cargo.
Menos mal que mi fe católica nada tiene que ver
con esa gentuza ensotanada que reafirma las locuras de un cura de "Cien
años de soledad": que probablemente el Diablo había ganado la rebelión contra
Dios y que era éste quien estaba sentado realmente en el trono celeste,
engañando a los incautos.
Bueno, y es que con hombres así, parece que no
hay otro modo de pensar.
¡QUE NO VUELVAN JAMÁS!.