Dicen, la ciencia lo ha negado con demostraciones irrefutables, que Dios castigó al ser humano por ser éste avaro, egoísta, insensible y depredador irracional. Cuarenta días y cuarenta noches el diluvio acabó con la existencia humana salvándose unos pocos (como también algunos animales) bajo la dirección de Noé sobre una barca en acuerdo con el Ser Supremo. Pero lo cierto que hoy día el egoísmo, el pecado a la ley suprema establecida por Dios para la existencia humana, es un billón de veces más atroz que en el tiempo anterior al diluvio. Parece que Dios no se ha ocupado más del asunto, tal vez, por considerar que también es víctima de la avaricia, la explotación y la opresión del hombre y de la mujer que se han hecho ricos a costilla de la miseria y el dolor de los explotados y oprimidos.
Si todos los vivientes descendemos de la sangre de Noé debemos aceptar que primero hubo división antagónica en la familia que en la sociedad global en clases sociales. Y eso nos indica, siguiendo las originarias intenciones de Dios pero también siguiendo las enseñanzas de Marx que es, igualmente, imprescindible transformar de raíz la familia actual para que nazca una nueva que tenga verdadera relación humanística con la desaparición de las clases sociales y todos sus instrumentos de explotación y de opresión. ¿Cómo justificar, sin violar la ley de Dios y las leyes establecidas por Noé, para que unos pocos de sus descendientes se hayan hecho propietarios de casi todas las tierras y riquezas y la mayoría haya quedado completamente excluida y lanzada a la deriva del hambre y la sed? No existe un apóstol actual o profeta que nos aporte una respuesta exacta a tal interrogante, aunque Marx sí nos la legó para que no anduviéramos invirtiendo todo nuestro tiempo en interpretar el mundo tal como fue, tal como lo es hoy en día y tal como lo será mañana.
La primera razón que la mayoría sea pobre (económicamente) es responsabilidad de los pobres y no de los ricos; y, en el capitalismo, del proletariado y no de la burguesía, porque ya las condiciones objetivas para la Revolución y para el socialismo están dadas, el mismo desarrollo del capitalismo las ha hecho reales. Lo que hace falta son las subjetivas y, especialmente, la disposición del proletariado para hacer valer su papel histórico de no tener fronteras y poner en ejecución ese germen que lleva en su entraña como portador del nuevo mundo, el socialista como fase para entrar, definitivamente, en el comunismo donde se impondrá, para siempre, el reino de la libertad sobre el reino de la necesidad.
La condición primaria para que exista esclavitud social es que haya esclavos sociales o resignados a la explotación y la opresión de clases. Cuando los esclavos, dadas las condiciones objetivas y subjetivas necesarias y que se han dado en muchas partes del mundo, se disponen hacer su rebelión es porque se han decidido hacerse libres. Y en ese caso no valen de nada las fuerzas de la opresión. Estas son aplastadas y punto. Mejor dicho: el capitalismo está haciendo estragos, porque aún el proletariado mundial –en su generalidad- se resigna a ser el moderno esclavo de este tiempo. Cuando eso no suceda se podría decir: adiós luz que te apagaste (para el capitalismo), pero te encendiste (para los pueblos que ansían su emancipación).
¿Por qué realmente somos pobres la mayoría?
Clarito se explica y clarito se entiende. Menos de dos (2.000) mil personas acumulan una fortuna que no puede ser sumada en ninguna computadora que tenga a la mano un proletario, una persona común de los pueblos porque, entre otras cosas, se requiere de conocimiento matemático para saber leer esa cantidad (en dólares o euros) aunque hoy día hayamos aprendido hablar y escribir sobre millardos y hasta billones. ¿Cuántas personas, por ejemplo y creo yo no lo sé, en el mundo saben escribir la cantidad de un trillón o cuatrillón y qué realmente significa eso en dinero en poder de menos de dos (2.000) mil personas en este mundo de más de seis mil quinientos (6.500) millones de habitantes?
Prestemos atención a esto: la revista Forbes se ocupa de destacar las personas más ricas en este mundo, donde la inmensa mayoría vive en miseria crítica y padece de todos los dolores sociales de nuestro tiempo. En el 2007 señalaron a las mil ciento cuarenta y ocho (1.148) personas más ricas del mundo pero en 2009 se han ocupado, exclusivamente, de setecientos noventa y tres (793). De Estados Unidos, siempre Estados Unidos aparece de primero v como debe ser en este tiempo de dominio imperialista en el mundo, se incluyen trescientos cincuenta y nueve ricos (359 realmente ricos), y de los veinte (20) primeros de la lista, diez (10) son estadounidenses. Estados Unidos cuenta con una población de más de doscientos sesenta y cinco (265) millones de habitantes y sólo trescientas cincuenta y nueve (359) personas disfrutan y se gozan cantidades multimillonarias de dinero constante y sonante. Tremendo ejemplo, como nación, de justicia social. El camarada Bill Gates (el buen filántropo Gates que dona millones de dólares al Africa para luchar contra el hambre) ocupa el primer lugar desplazando a Warren Buffet (no sé si será estadounidense o inglés, pero ni haitiano ni boliviano es jamás). Ojo: en el tercer lugar está un mexicano (Carlos Slim), que como todos los grandes multimillonarios del mundo tendrían que explicarle a la humanidad (especialmente a esa inmensa mayoría que vive la pobreza extrema y el dolor agónico) ¿cómo hicieron su gigantesca fortuna sin explotar el trabajo ajeno, sin que la propiedad sea un robo? Y también de México aparece un señor llamado Joaquín Guzmán Loera, a quien tienen por uno de los más importantes capos de la droga en el mundo. El narcotráfico produce billete y, por eso y no por otra cosa, el Estado estadounidense se desvive en la lucha antinarcótica debido a que no tiene posibilidad alguna de tener la supremacía en el manejo, control y comercialización de ese negocio para garantizarse una entrada extra multimillonaria. Esa es la verdad.
Londres, por ejemplo, cuenta con una población cerca de seis y medio (6.5) millones de personas, de la cual sólo veintiocho (28) disfrutan y gozan de cantidades multimillonarias de euros o dólares. ¿Podrá ser Londres, capital de la conservadora y monárquica Inglaterra, un ejemplo de la justicia social para el mundo? Que respondan esos veintiocho (28) magnates de la economía capitalista. De España, también monárquica y con un gobierno que se dice socialista, aparecen sólo doce (12) macacoeburros del capital con una población de más de cuarenta millones (40) millones de habitantes siendo la inmensa mayoría pobre, realmente pobre.
De Europa, con una población que sobrepasa los setecientos treinta (730) millones, sólo ciento noventa y seis (196) se chupan fortunas incalculables, para la mente común y corriente en este mundo, de capitales que ante el juez celestial y ante los pueblos del planeta no saben explicar cómo la hicieron sin recurrir a factores leoninos de la economía. De Asia, con una población (asombroso por lo terrorífico) de más de tres mil doscientos (3.200) millones de habitantes, sólo aparecen ciento treinta (130) personas con capitales multimillonarios. ¡Qué bárbaros!, porque acaban hasta con el poquito de queso que encuentren en las mesas de los pobres. De Africa, continente en vías de ser el primero en extinguirse, sólo se incluyen a cinco (5) magnates que no están en capacidad de conocer con exactitud el capital que poseen, mientras que la aplastante mayoría de una población de ochocientos (800) millones de personas vegeta y mueren de hambre y de sed. No estoy seguro, pero creo que ninguno de Oceanía aparece en la lista de los setecientos noventa y tres (793) más ricos del mundo.
Por nosotros desenvolvernos (como venezolanos) en América Latina, enterémonos que sólo cinco (5) magnates de esta parte geográfica del planeta son realmente poderosos e influyentes en la economía, en la política y en la ideología de los latinoamericanos, aunque en este momento se están cayendo de un coco si creen que la mayoría de nuestros pueblos les agarra línea ciega y dogmáticamente para seguir siendo esclavos, buenos esclavos y fieles esclavos del capitalismo. De esos cinco (5) magnates uno (1) es venezolano: el señor Gustavo Cisneros. No olvidemos que somos una población de más de veintiséis millones de habitantes.
Aquí viene la gran monstruosidad de este mundo: si multiplicásemos setecientas noventa y tres (793) personas –magnates de la riqueza mundial- por cincuenta (50) personas para considerarlas como familias (padres, madres, hermanos y hermanas, hijos e hijas, tíos y tías, sobrinos y sobrinas), tendríamos que treinta y nueve mil seiscientas cincuenta (39.650) personas ocupan el escalafón económico más elevado del planeta, las que mejor viven, las que mejor comen, las que mejor se divierten, seguramente las de mejor salud, las de mayor probabilidad de estudio pero, quizá, las que menos duermen en paz creyendo que de un momento a otro viene una revolución proletaria y les expropia la riqueza que ellos le expropiaron a la humanidad.
¿Se dan cuenta por qué la mayoría del mundo es pobre, si sólo treinta y nueve mil seiscientas cincuenta personas (39.650) personas lo tienen todo, poseen demás, en exceso la riqueza económica en un planeta que marcha aceleradamente hacia los siete mil (7.000) millones de habitantes en este tiempo? Un dato y es otra gran monstruosidad del capitalismo: sumando los salarios de cinco mil (5000) millones de pobres no se reúne la cantidad de la fortuna que tienen en sus manos los setecientos noventa y tres (793) magnates de la economía mundial.¡Por Dios!, ¿qué mundo aguanta eternamente eso?
Lo expuesto es sólo una razón de la pobreza y el dolor para la mayoría y la riqueza y el privilegio para una escasísima minoría en el mundo capitalista. La lucha debe ser contra las causas de esa y mucha otras razones que mantienen con vida al capitalismo y no han hecho que aún el socialismo termine por desplazarlo. ¡Qué hermoso será ese mundo cuando todas las personas vivientes sean inmensamente ricas en conocimiento, satisfechas todas sus necesidades materiales y espirituales, y no haya ninguna lista de poquísimos magnates de la economía del planeta!