El desvelo de Raúl

Doctora:

Como veras, por la hora en que te escribo, fue una noche de desvelo. Yo que me conozco, entiendo el por qué y te escribiré un rato para que ejercites tu profesión a carta cabal, aunque nunca me dices los resultados de tantos estudios que haces sobre mi.

El camino que escogí es titánico, hace falta astucia y audacia en grado extremo y además un gran dominio de visiones y de conceptos más una enorme dosis de argumentos y una gran capacidad para convencer. Nada más descalificable que un adicto, es una etiqueta que detesto a veces, pues tan sólo con voltearte y decirle al de al lado: “….si pero es un adicto” ya parece suficiente para que tus palabras no sean tomadas en cuenta. Muchos amigos me lo advirtieron cuando tomé estas banderas. Pero si no las asumo las cosas seguirían siendo igual, seguiría un mar de teorías y de planteamientos magistrales y académicos perpetuando la incapacidad de avanzar ni un centímetro en el campo de esta batalla. Que si la reducción del daño, del riesgo, los consumos controlados y todas esas ediciones de lo mismo.

Asumo la lucha en desventaja desde el punto de vista académico, pero muy fortalecido por la conciencia de lo ineficaz y desconceptuado de las respuestas en boga.

En mi cabeza tan solitaria a veces se me ocurren ideas, entre otras cosas porque se que no porque los adictos somos muy creativos y audaces sino por lo contrario, porque los muy creativos y audaces, en una sociedad como esta, prehistórica y sin verdaderos valores, sin posibilidades de brindarnos una inclusión a una vida digna, terminamos siendo adictos. Hoy en esta madrugada de desvelos, me refuerzo más en ver la adicción como una condición que como una enfermedad, pero sólo te lo comento a ti, por ahora.

La adicción no es más que la condición que crea en la población el mercado gigante y transnacional de la droga. La adicción es una condición que crea una sociedad de disvalores y excluyente. Si todos los adictos hubieran vivido bajo condiciones de realización, de crecimiento integral y de participación social, la gran mayoría seríamos sanos, líderes, seríamos genios.

¿Como pedirle a un abogado que cure la adicción?, no puede más que hacer que lo que hicieron los abogados, decir que es un delito, un incumplimiento de las leyes y de las normas y que deben ser penados con prisión.

¿Cómo pedirle a un siquiatra que cure la adicción?, no puede más que decir que es una enfermedad crónica, progresiva y terminal y que todos debemos estar bajo tratamiento.

La adicción es la condición requerida por un enorme mercado, el mercado del tráfico de drogas. El segundo negocio en nuestra sociedad capitalista, después de la guerra y antes que el petróleo, digo yo, ¿cómo pedirle a un siquiatra que la cure? En verdad sólo podrá decir que es incurable.

La adicción es una condición impuesta por la oferta masiva del mercado de los sicotrópicos.

La adicción no dejará de ser una pandemia hasta no transformar la sociedad capitalista, la sociedad de disvalores, de consumo. La sociedad donde lo primero que aprendemos es a hacer adicción al dinero, al poder, al consumismo crónico, al egocentrismo desmedido.

Nadie puede pedirle a un siquiatra que contenga las recaídas, si es como una bomba de tiempo que se activa apenas un paciente egresa de tratamiento y vuelve a esta sociedad que lo primero que le ofrece es el mismo infierno de donde salió.

No es una lucha fácil y menos fácil es que tengamos que ser nosotros, por un instinto de sobrevivencia quienes tengamos que salir a decir estas cosas.

A ti te enseñaron a abordar este problema desde las neuronas, desde las endorfinas y las conductas. Yo te invito a que le sumes la visión de tu paciente, nacida de la ideología de la calle: la visión de que esta es una sociedad enferma.

Por eso las cosas deben cambiar. Los adictos tenemos que tomar la palabra, como dijo Fidel: “ yo asumo mi propia defensa.”

Por eso tengo que estrujarme las neuronas y escribir cada día mis mejores discursos, por eso no pude dormir esta noche sino dos horas y ahora desayuno y salgo de nuevo a la lucha.

Como siempre, bajo hasta la computadora para recostarme un ratito sobre tu hombro, a llorar un poco, a pedir tu cariño y tu apoyo. Tu que me conoces sabes las soledades desde donde me encaramo para poder tener mi propio punto de vista, sabes que estar de primero, con tantos que desean descalificarme.-porque hay mucho negocio de por medio-, es duro, muy duro.

Tu eres mi siquiatra, conoces más de mi que muchos, quizá ni me hagan falta ya tus respuestas, tu me enseñaste a volar y ahora ya no puedes sino cruzar los dedos y pedirle a Dios que lo haga bien. Te entiendo. Me has enseñado con tu silencio a no esperar aprobaciones, a ser paciente y fuerte, audaz y subversivo, a ser un soldado, un buen soldado.

Fuerza, vamos bien, seguiremos venciendo!!!


(*)Fundación HombreNuevo

brachoraul@gmail.com


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Raúl Bracho(*)


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