9 de mayo, y la Madrecita Rusia

Día de la victoria soviética

Cada 9 de mayo debe ser para el mundo y en especial para los pueblos del Tercer Mundo un día de júbilo resplandeciente, porque ese día las tropas soviéticas triunfaron sobre el nazifascismo. Los verdaderos triunfadores no fueron los ejércitos de las democracias burguesas occidentales, no fueron los estadounidenses, que tantos millones de dólares han invertido en otra de sus estrategias de engaño comunicacional, con la que han querido hacer creer al mundo que ellos ganaron la guerra.

Sólo el inmenso esfuerzo del pueblo soviético y en especial del pueblo ruso con el sacrificio de más de 27 millones de seres humanos detuvo el avance de la muerte y la esclavitud que se ceñía sobre los pueblos de “razas inferiores”.

No es secreto para nadie, ni siquiera para los neofascistas de la oligarquía estadounidense, que Alemania fue el perro de presa que las transnacionales y sus gobiernos azuzaron contra la Unión Soviética. Cientos de veces el gobierno soviético solicitó a sus “aliados de occidente” que abrieran el frente oriental y estos sordos a esa necesidad prefirieron prolongar la mortandad, hasta que se hizo evidente la victoria soviética.

Así que el 9 de mayo de 1945 las tropas soviéticas izaron la bandera sobre el bundestag. Los rusos ganaron la guerra. Según las cifras más recientes 27 millones de seres humanos fue el saldo del esfuerzo total de esos pueblos para triunfar sobre la maquinaria bélica más poderosa en ese entonces sobre el territorio europeo. Ese aparato militar fue alimentado por las empresas norteamericanas e inglesas, que engordaban al monstruo para luego echarlo sobre los pueblos de Europa Central y la Unión Soviética, en una jugada criminal.

Es de los norteamericanos la estrategia posterior de hacer creer al mundo que ellos fueron los vencedores, cuando es sabido que el III Reich hubo de ocupar 20 divisiones para poder contener a los rusos en el frente oriental, eran 4 millones de alemanes y 6 millones de soviéticos los que se enfrentaron durante años en las batallas más sangrientas que haya visto la humanidad.

En la batalla de Kursk se enfrentaron más de 2.000 tanques de guerra en el enfrentamiento de blindados más espectacular de la historia bélica del planeta, 900 días de bloqueo y asedio a Leningrado, la batalla de Stalingrado, la guerra total.

¿Dónde estaban las fuerzas de las ladinas repúblicas del mundo libre? Esperaban que Rusia cayera para postrarse a los pies de Hitler, porque en el fondo siempre las democracias occidentales han tenido más similitudes con el fascismo que con ningún otro modelo social. El fascismo es un germen que se incuba en las entrañas del capitalismo. Bien lo sabemos nosotros los venezolanos, que vivimos durante 40 años la mutación de una democracia dictatorial, en la que las desapariciones, secuestros y asesinatos eran el recurso más ordinario para que los adecos y copeyanos pudieran garantizarse la rapiña que hicieron al pueblo, junto con las trasnacionales que les mantenían en el poder.

Las “democracias” latinoamericanas parieron las dictaduras de Chile, Argentina, Brasil, Paraguay, Bolivia, Perú, Nicaragua, El Salvador, en las que miles de seres humanos nuestros, hermanos de sangre y de banderas, fueron lanzados desde aviones, helicópteros, torturados y despedazados, violados y lacerados; miles de niños ¡Niños y niñas! Robados, calcinados, todo en nombre de la libertad estadounidense, de las democracias del mundo libre.

Y todo eso sin que Hitler hubiera ganado la guerra ¿Se imaginan lo que nos hubiera ocurrido a las “razas inferiores”, la esclavitud con la complicidad de los mismos que nos gobernaron durante años ¿y los métodos para hacer posible esa esclavitud? ¡Pues los mismos que nos aplicaron Kissinger, Dulles, Einsehower, Kennedy, Nixon, Reagan, Ford, Bush y todos los genocidas que hoy nos acusan desde la OEA de violadores de los derechos humanos, por el simple hecho de haber desplazado al fascismo de los centros de poder de algunos de nuestros países!

El Apra, Acción Democrática, el PRI, Copey, póngale el nombre que quiera y verá que no son más que carceleros de sus propios pueblo que desde los foros internacionales de las “democracias libres” hacen tintinear las llaves de las celdas que nos tienen listas para encerrarnos otra vez, para que de nuevo empiece el robo y la degollina.

El neofascismo y el neoliberalismo son los decantados más puros del capitalismo en su fase más avanzada. La inmoralidad postmoderna garantiza que al mismo pueblo estadounidense le arrebaten billones de dólares para salvar los despojos industriales que dejó la fiebre de la especulación financiera, mientras desde los medios los ladrones muestran sus rostros vendiendo falsas esperanzas.

Otro de los derivados de la 2da. Guerra Mundial fue el Holocausto Judío, como han llamado los sionistas a su estrategia de medios de hacerse del monopolio universal del dolor, convenciendo al mundo que muy especialmente a ellos la Alemania nazi destrozó, como si el pueblo Ruso no hubiese dejado en los campos de concentración toneladas de carne humana –mucho más de 6 millones, pero mucho más- como el pueblo polaco y ni hablar de los yugoslavos y los gitanos de cuyo número de muertos nadie ha hablado, como si estos fueran seres humanos inferiores.

Por supuesto que no se trata de un torneo macabro de sumar muertos y más muertos, nos parece más tenebroso intentar justificar el genocidio que se aplica al pueblo palestino con los muertos de Auschwitz-Birkenau, Buchenbald, Triblinka y los muchos otros campos de concentración en donde franceses, ingleses, italianos dejaron sus huesos.

La verdadera persecución que realizaron los nazis y que comenzaron mucho antes de 1933, fue contra los comunistas, el verdadero enemigo del fascismo y de las “democracias libres” – la Unión Soviética era más enemiga para Churchill que Alemania, para Roosevelt, Truman y Atlee, para De Gaulle y la larga fila de marionetas que en nuestros países nos bañaron de sangre en nombre la libertad burguesa.

Los documentos más recientes revelan que en los planes de Hitler estaba la creación de un largo rosario de campos de concentración en Siberia, donde en 40 años desaparecería totalmente al pueblo ruso.

Otra de las estrategia esgrimida por “los aliados” para minimizar la victoria de la Unión Soviética, con su Partido Comunista a la cabeza, fue el de satanizar a Stalin ¡Por supuesto que Stalin cometió crímenes atroces que dieron al traste con la experiencia soviética! Y que convirtieron a Rusia en un país capitalista ¿Pero acaso no es evidente que han tratado de tapar con la sangre de las víctimas de Stalin, los ríos de sangre con que el capitalismo internacional ha bañado al mundo?: África, Asia, Indoamérica, Europa… no hay un rincón del mundo donde no haya llegado la larga mano del capitalismo.

Desaparecer el nombre de Stalin de la memoria de lo pueblos, es despersonalizar la victoria. Hay mucho que decir en contra del camarada Stalin, pero no por ello vamos a negar su impresionante liderazgo; un hombre que concentró en si la capacidad de movilización de todo un pueblo, fábricas, ciudades enteras fueron mudadas desde Rusia Occidental hasta las profundidades de Siberia y desde allí, las gloriosas madres soviéticas, con sus hermosos pañuelos coloridos alimentaron el frente patrio y vencieron al fascismo.

La estrategia de descalificación de Stalin, de los comunistas soviéticos y del pueblo ruso ha sido una trampa urdida por los gobiernos occidentales en la que han caído atrapadas las conciencias de muchos bobos…

Hoy 9 de mayo es el día de la victoria del pueblo soviético, bajo la dirección de su líder Stalin sobre las tropas fascistas alemanas y sobre los planes de destrucción de la revolución mundial del capitalismo internacional. Esta ha sido es y será nuestra victoria, la de los obreros, campesinos y excluidos del planeta.

La revolución bolivariana es hija de la revolución rusa, es hija de la victoria del 9 de mayo el gran día de la Victoria.

Desengáñense todos los reaccionarios que bajo el manto de “chavistas” quieren sembrar la confusión y la mentira dentro de nuestras filas. Somos herederos de las tradiciones revolucionarias de La Comuna de París, de los soviets de Petrogrado, de la Larga Marcha de Mao, de los sueños inspirados de los libertarios, del anarquismo, del comunismo, del socialismo de Marx y Engels.

Hoy día de la madre besamos el recuerdo y las manos de la Madrecita Rusia, patria de la primera revolución socialista triunfante. Declaramos nuestro amor a la cultura de ese heroico pueblo cantado por Pushkin, por Sergio Esenin, Pasternak, Bulgakov, Sholojov, Ajmatova y Maiakosvki.

Viva la gloriosa revolución Soviética, viva el hermano pueblo ruso, que vivan todos los pueblos libres del planeta.

¡Feliz día de la victoria soviética en la Gran Guerra Patria - madre de todas las victorias!

elmacaurelio@yahoo.es


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Marco Aurelio Rodríguez García

Periodista, Politólogo, poeta, escritor, humorista y ensayista. Columnista en varios medios, digitales e impresos.

 elmacaurelio@yahoo.es

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