Con complacencia leímos el miércoles que por fin se creó el Consejo de Seguridad, dirigido por el vicepresidente Carrizalez, para el abordaje del primer problema nacional, el que más daño le está haciendo a la gestión de gobierno. Si coincidimos en que los Medios del Odio han enajenado a la población venezolana, la inseguridad literalmente la está matando día a día y la ha llenado de una zozobra y un estado de angustia permanente, que torna la cotidianidad en insoportable.
De allí que tengamos la sospecha de que estos últimos tengan altísima responsabilidad en la exacerbación del delito, si no por la vía de la comisión directa de crímenes por encargo para aumentar el desasosiego, por lo menos por el aumento y el estímulo que le da con su aliento constante a la violencia.
El caso es que, independientemente de que sus causas sean múltiples, la inseguridad está acabando con la poca paz que nos dejan las pantallas de televisión y la lectura de alguna prensa. Preocupa bastante que la mentada Comisión comience su trabajo trazando una "ruta antihampa", que no es más que un cronograma de actividades de reuniones y evaluaciones, la cual, según leímos, tardará unos cuantos meses en hacer su diagnóstico y comenzar a evaluar las acciones a tomar, sobre cuyos resultados me declaro de antemano pesimista, vista la persistencia del Gobierno de autodeclararse "no represor".
No es necesario leer la prensa para saber que la inseguridad existe. Cada quien puede apelar a su estadística personal y encontrar que muchos de sus familiares y amigos han sido víctimas de secuestros, robos y hasta violaciones. Todo el mundo tiene uno o varios cuentos.
Me voy a permitir echar el nuestro, para verter aquí este desasosiego y este susto en que vivimos: en el corto lapso de lo que va de año, esta articulista ha tenido la mala suerte de "tropezarse" en plena calle, con cinco cadáveres de transeúntes que fueron asesinados en eso que llaman "extrañas circunstancias". No es común en ninguna ciudad del mundo que una persona, que transita por espacios de gran circulación, ande a cada rato encontrándose con un muerto. Por si eso fuera poco, en una semana fueron secuestrados dos vecinos y otra sufrió un ataque a tiros que terminó con el vigilante de su edificio gravemente herido. Ni hablar de que del estacionamiento de la Maternidad ayer se robaron 16 vehículos de un solo golpe, situación que afectó a alguien de la familia.
Mucho peor que estas "anécdotas" personales, es la horrenda inseguridad que acosa a los barrios venezolanos, donde se instalan diariamente modalidades delictivas, se secuestra, se mata sin razón y también de la espantosa versión que asegura que los hampones ganan "galones" en sus bandas por el número de muertos que lleven encima. Allá en las zonas populares, las mismísimas chavistas patria o muerte es, paradójicamente, donde la cosa se pone peor. Tememos que la "ruta antihampa" tarde mucho en hacer su recorrido y concluya con que sólo la prevención acabará con el delito. Este gobierno "dictatorial" debería saber que la represión es necesaria cuando las cosas se salen de su cauce, y en este caso eso pasó hace rato.
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