Se dice que la osamenta de un burro bastó para que el muy celoso y bien determinado Caín encontrara en un certero porrazo la mejor manera de desasirse del buen Abel. Cierto o falso lo que si no tiene discusión que ésta ha sido la más acostumbrada manera como muchos han pasado a “mejor” vida precisamente por haberse interpuesto a los intereses de quienes, sin necesidad de cumplir con las formalidades bíblicas de las osamentas, emulan cuando pueden aquella recordada historia.
Durante nuestra contemporaneidad la utilización del magnicidio ha servido para desenmascarar a quienes lo mantienen como primero o último recurso. Ninguna causa por loable que sea debe permitirse la degeneración de buscar la convalidación de su naturaleza en un acto que definitivamente la contradice y la niega. Gracias al “ojo por ojo” la inercia de la ceguera lleva implícita la determinación de encarnizar la continuidad de las masacres.
Los
siempre pretendidos planes de magnicidio en contra de los principales
líderes de nuestro tiempo en Latinoamérica es una posibilidad tan real
como real lo es que la Casa Blanca es demasiado grande para que la
gobierne un solo sujeto, aunque muchos casi reverencialmente lo
insistan en llamar Sr. Presidente.
Ahora
más que con Bush, esta Casa se ha tornado más peligrosa e impredecible.
El supuesto encanto de su presidente sería la primera y mejor excusa
para después lavarse las manos.
En Venezuela últimamente se han ido concatenando una serie de eventos que difícilmente pueden ser obra de la casta casualidad. La observable determinación de nuestro Presidente en construir el socialismo en Venezuela puede hoy en día estar provocando el reclutamiento de algunos no muy contentos en eso que “ser rico es malo”.
El grado de avance en infraestructura que se ha desvelado en construir este gobierno en Venezuela es de tal magnitud que más de una cuantiosa oferta deambula por los pasillos de Miraflores.
No quedan dudas que el Presidente le ha metido con mucha determinación la chancleta al acelerador. La en aumento popularidad que viene alcanzando solo es comparable al ritmo de trabajo que hoy en día mantiene. Las cada vez más estúpidas y ridículas actuaciones en que están cayendo los buchiplumas de la Oposición, se están convirtiendo en el mejor aliado para justificar ese pie en el acelerador.
Una vez más quien mejor conoce el camino es el que se encuentra al frente de este bólido, cómo se mantenga en la carrera dependerá el futuro de Venezuela. No estaría de más, ya que todos nos encontramos en este circuito, que sus manos no soltarán el volante, ampliamente es sabido que aun muchos burros se hallan en el camino, y no vaya a ser que a estas alturas de la ruta se nos repita aquella vieja historia.