“La libertad sólo para los que apoyan al gobierno, sólo para los miembros de un partido (por muy numeroso que este sea) no es libertad en absoluto. La libertad es y será siempre y exclusivamente libertad, también para el que piense de manera diferente”
“La nomenklatura” (en Venezuela: ¿Boliburguesia?), fue el termino utilizado para estigmatizar a la élite de políticos y funcionarios corrompidos de la extinta Unión Soviética, incubada durante la época del estalinismo y matizada por su alta influencia y control del poder en el estado soviético. Todos sus miembros, fueron altos dirigentes del PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética), gozaron de unos obscenos privilegios en lo económico y en lo social, por encima del pueblo soviético. Ese fue el semillero de los “Zares” de la época de: Putin y Yeltsin. Todos los miembros de la “nomenklatura” soviética solían portar en sus carteras el carnet del PCUS. Disfrutaron de por vida de las riquezas del gobierno y de sus bienes.
La revolución bolivariana para recuperar el desencanto popular no tiene que callar- ¿entonces si se calla el cantor?-, ni mirar para los lados tampoco andar buscando a Dios por los rincones. Hay que ejercer la crítica, denunciando a los instigadores del totalitarismo y la dictadura.
Rosa Luxemburgo la pongo como ejemplo en este introito. Porque el Presidente Hugo Chávez siempre la nombra de manera ejemplarizante en sus discursos ideológicos y doctrinarios hacia la construcción del socialismo del siglo XXI. No puede existir algo más cobarde dentro de la revolución bolivariana –censura y autocensura- que el silencio.Es una alta traición al pueblo venezolano utilizar el amedrentamiento hacia la militancia cuando hay suficientes motivos-corrupción y el surgimiento de una boliburguesia- para hablar duro, vociferando en alta e inteligible voz que algo en esta revolución no marcha bien. Se guarda silencio ante la “nomenklatura-boliburguesa”, por el miedo a ser sancionado, es la forma o figura que se utiliza para este fin. Cuando callamos es por que somos incapaces en decir en voz alta ¡basta de tanta corrupción! Por temor a recibir la repulsa de las claques que controlan o te manden al “cementerio social”, cuando callamos nos hacemos cómplices por omisión.
El socialismo como lo planteo Karl Marx, es o fue definido como de propiedad social o colectiva, nunca como propiedad del Estado todo lo referente a la economía.
Todo proceso histórico es producto de las circunstancias sociales, económicas y políticas, en las que se producen y, en el modo en que los actores principales las mueven. La experiencia en la Unión Soviética con los trabajadores, era de un socialismo esclerosado que desconfiaba de los trabajadores, y que estos aceptasen de buena manera, lo que el partido único les impusiera. Imponiéndoles pensar por ellos y actuar por ellos. Esto se sacralizó en todos los países del llamado socialismo real bajo el término de la dictadura del proletariado, que no era otra cosa que una vulgar dictadura a plan y machete. O como dijo Javier Biardeu en el encuentro “Intelectuales, Democracia y Socialismo”: “Aquí se nos plantea un dilema. La alternativa no reside entre un capitalismo consustanciado en la desigualdad o en un socialismo privado de democracia. Si nos resignamos ante una de las dos posibilidades anteriormente mencionadas ahogaremos las posibilidades de la democracia socialista”.
En la critica opositora-Globovision- , no todo es totalmente negativo; en muchos casos si le quitamos las escamas de matrices negativas que persiguen causar daño, podremos encontrar la vía para corregir entuertos y, de porque ¡todo no marcha bien!. Silenciar la critica es como si la vida se nos esfumara. La crítica es el alimento principal que contribuye a que una revolución marche y la fe del pueblo se mantenga intacta.
El Presidente Chávez un hombre inteligente, ha dicho miles de veces que no le molesta la critica (la prueba mas fidedigna es el plomo parejo que le echan diariamente por los diferentes medios de comunicación social), pero los boliburgueses de la nomenklatura, que están empeñados en cerrar una televisora. No se porque ese medio los: ¿angustia y desespera tanto? El que no la debe no la teme, el presidente Chávez les ha respondido de manera negativa y los invita a tener absoluta paciencia.
Para mi es mejor la crítica que el aplauso hipócrita. La crítica tiene siempre que venir acompañada por la humildad y el respeto hacia el contrario. La soberbia y la descalificación le quitan fuerza a las acotaciones, esto es valido para los unos y los otros.
Todas las experiencias históricas señalan que las polémicas, son útiles y normales además de indispensables entre revolucionarios.
Percasita11@yahoo.es