Recuerdo que conversando con
un amigo, que me refería los temores de que Chávez perdiera popularidad
al estarse identificando con el gran timonel antillano, se me ocurrió
o expresé de manera espontánea lo que desde ese momento fue mi posición:
Chávez tan sólo está desarmando el peor de los bloqueos de los que
se le han impuesto a Cuba, ¡el bloqueo mental! El bloqueo que tenía
adentro de nuestras cabezas, Cuba aislada y “olvidada” en aquellos
años, era innombrable, mentar a Fidel era ser identificado como socio
del terrorista más feroz del caribe. El bloqueo imperial hacia Cuba
que económicamente aun se mantiene no fue más dañino que el bloque
moral, intelectual y memorial.
De esta terquedad de Chávez,
además acompañada de sus continuas visitas a la Habana, la celebración
de más de trescientos convenios con Cuba, su amistad más estrecha
con el país antillano, el traer a Venezuela el batallón de batas blancas,
estos hermosos médicos de Barrio Adentro y a sus cantantes y a sus
deportistas, rompió, poco a poco, este bloqueo que teníamos todos
en el propio interior de nuestras cabezas. No sólo Fidel es hoy en
día amado por Venezuela sino que el romper ese bloqueo interior fue
la llave maestra con que ya hoy todos los pueblos del sur de esta
América se quitaron las esposas que lo ataban al terrorismo moral imperialista
y están todos juntos reclamando a Obama, a las NU y la OEA la finalización
inmediata del bloqueo a nuestra amada Cuba. ¡Buen trabajo comandante
Chávez! Fue usted quien hizo esto. Si bien nuestra Cuba sigue bloqueada
por los capitalistas, ya la liberó usted Comandante Chávez y su terquedad,
del bloqueo mental y será inevitable que más temprano que tarde se
derrumbe el bloqueo económico, pues era el mental el que la invisibilizaba.
Hoy Cuba está de nuevo en el corazón de todos. Hoy Fidel, en su retiro,
es amado y leído, escuchado y enaltecido por todos estos pueblos que
despiertan gracias a ese trabajo de hormiguita que usted hizo.
Los innombrables son temidos.
Pocos se atreven a hablar de ellos en sus discursos. Temerosos. Están
bloqueados también en nuestras mentes. Estigmatizados, sentenciados,
excluidos como invocables prohibidos.
En la última cumbre del Alba,
realizada en Cumaná al oriente de Venezuela a mediados de Abril de
este año, fue Evo, el indio hermano de Bolivia quien despertó en mi
esta conciencia que ya antes me despertara Chávez con Fidel, así ahora
me sucedió con Evo y el comunismo; otro preso más encerrado junto
a todos los espantos y demonios en la caja de Pandora, sentenciado al
silencio, al olvido, el temor intelectual, al destierro. Evo con su
gallardía indígena le dijo a la Organización de Estados Americanos
que si por ser marxistas había Cuba sido bloqueada el se declaraba
a él mismo y a Bolivia: “socialista, marxista y comunista”, para
que lo excluyeran también. Hasta el día de hoy, creo que soy el primero
que escribe con esta palabra en la mira acerca de aquella escena. Pasó
por debajo de la mesa, Evo, contagiado por las insolente personalidad
de su amigo Chávez se atrevió a nombrar el comunismo y hubo un gran
silencio: nadie dijo nada.
¿Quién podrá a atreverse
a invocar a ese fantasma? ¿Invocarlo será invocar a sus perseguidores
de oficio que están sentados en la diestra y la siniestra del presidente
Obama? y me pregunto, ¿no es otro bloqueo mental del imperio
mismo?
Para empezar a invocarlo he
venido. No se quien será quién se atreva a publicarme, más será
su cargo de conciencia y no el mío, mi oficio es el de escribir y
bajaré tranquilo al sepulcro habiendo cumplido mi trabajo. Yo si voy,
hasta el cansancio a empezar a hablar de comunismo. Evo: ¡sigue tu
discurso, se tan terco como Chávez, síguelo diciendo dos, tres, mil
veces más! Comunismo, comunismo.
Para empezar a espantar a los
espantos hay que lavarle la cara al comunismo, empezar de nuevo a leer
el manifiesto, a estudiarlo y difundirlo: comunismo para aquellos que
estén leyéndome aterrados no son asesinos de niños, ni terroristas,
ni demonios del infierno. El comunismo es el grande y hermoso final
de este camino, sin cagueta camaradas, sin miedo alguno, hay que quitar
las telarañas y sacarlo del closet, de los anaqueles altos e inalcanzables
de las librerías, comunismo viene de común, común quiere decir todos,
comunidad, comuna, compañeros.
No existe mejor antónimo
para la palabra egoísmo que la palabra comunismo.
Un bello fantasma que recorrió
el mundo, levantándole el alma a millones de trabajadores y proletarios
quienes sin miedo alguno lo entendieron, lo siguieron, lo lucharon,
lo vivieron y lo murieron. El Comunismo habla de todos, es la más de
las hermosas utopías, habla de abolir las clases sociales, de fundar
el mundo nuevo y para colmo, termina hasta hablando de que al final
del camino ya con el ser humano, el hombre liberado, se llega a la fase
más hermosa que es la autodestrucción del estado. Ya habrá nacido
la conciencia, la sociedad nueva y el hombre nuevo.
A riesgo de ser excluido, castigado,
sentenciado o desaparecido vengo a gritárselos a todos, porque lo
entendí de nuevo. Soy comunista y vengo a levantar este fantasma para
que nuevamente salga a recorrer el mundo.
¡Soy comunista toda la
vida y comunista he de morir!