“Aunque usted no lo crea..” como lo dice Reaply, la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, órganos dependiente de la O.E.A., ha decidido condenar “..enérgicamente el golpe de Estado y la ruptura del orden constitucional en Honduras”.
Definitivamente, “esto es fin de mundo”, porque solo así se puede explicar que, un organismo acostumbrado a legitimar por acción u omisión, los zarpazos del gorilaje latinoamericano de los últimos 60 años, incluyendo el “Carmonazo en contra del comandante Hugo Chávez), así como las intervenciones descaradas de los Estados Unidos en los asuntos internos de Nuestra América, venga hoy, con rapidez inusitada y contundencia desconocida, a condenar el Golpe de Estado en Honduras, llamando incluso, a restablecer el orden democrático y a que se respeten los derechos humanos.
Nos vayamos con la “finta”, como se dice en football, porque detrás de tan sorprendentes declaraciones, se esconden los mismos dardos venenosos de su vieja estirpe pentagonista y neolocolional. Leamos entre líneas.
En su declaración del día 28 de junio, la CIDH habla de “restablecer el orden democrático”, pero no se refiere al “orden constitucional” que no es lo mismo ni se escribe igual, porque, si de “democracia” se trata, la dictadura de “Goriletti” ha ofrecido perfeccionarla bajo su mandato, garantizando la realización de las elecciones previstas para el mes de noviembre 2009; mientras, por el contrario, el restablecimiento del orden constitucional supone regresar a la situación política y jurídica hondureña existente para el mismo momento del Golpe de Estado, desconociendo TODAS las actuaciones del gobierno espúreo dee "Goriletti". No por casualidad, la pluma habilidosa de los “tinterillos” de la CIDH, tan expertos en el “arte” de encubrir realidades evidentes, no mencionan en su comunicado, el "pequeño detalle" de exigir el regreso inmediato e incondicional, de José Manuel Zelaya a la Presidencia de la República de Honduras, solo mencionando al presidente en relación con su “preocupación” por la vida e integridad de sus colaboradores y familiares.
Pero si algo faltaba en su "cantinflérica" declaración (con el perdón de Mario Moreno Cantinflas), la CIDH mete el contrabando de la Carta Democrática Interamericana , la misma que a la final impusieron los gringo y sus aliados pitiyankis, en la Asamblea General de la OEA, realizada precisamente en Honduras, para condicionar el regreso – imposible – de Cuba a ese “Ministerio de Colonias”; con el inocultable fin de darle herramientas a los viejos enemigos internos y externos de las aspiraciones democráticas del pueblo hondureño para atacar la iniciativa del presidente Zelaya, de convocar la SOBERANIA DEL PUEBLO, base de todo poder legítimo, para que opine sobre la realización o no de un referendo mediante el cual se convoque una Asamblea Constituyente, que transforme el viejo orden oligárquico-burgués-neocolonialista hondureño y haga avanzar su pueblo hacia el mejor gobierno, que no es otro, como lo dice el Libertador Simón Bolívar:, que aquel que le garantice “…mayor suma de felicidad posible, la mayor suma de seguridad social y la mayor suma de estabilidad política". A la CIDH, “… por mucho que se tongonee, se le ve el bojote..”
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