Milos Alcalay, Maruja Tarre, Savio Garavini, Edmundo González y Simón Alberto Consalvi, Los Invencibles.
Eligio Damas
“Lo primero es el comer,
la moral viene después”.
Bertold Bretch
Cuando la manifestación que Carlos Ortega, los Fernández, Enrique Mendoza y otros, que no mencionaremos, dirigían a Miraflores y posteriormente, cuando Pedro Carmona Estanga, cual el rey francés Luis XIV, repitiese el “Estado soy yo”, abrogase la Constitución vigente, todas las leyes de la República y promulgase un decreto chiquito, hecho a su medida y de quienes apañaron el golpe, en verdad el gobierno de Chávez, no estuvo en peligro como hasta hace poco.
Tampoco en los momentos que los mismos personajes declararon una huelga patronal y paralizaron la industria petrolera, pudo pensarse rotos los cimientos del régimen chavista. Pero pocas horas atrás, las cosas fueron distintas.
Es verdad que el golpe de Honduras es un ensayo para, entre otras cosas, medir las reacciones inmediatas y a corto plazo de la región, frente a escenarios que pongan de moda los dramas de los golpes militares, o para decirlo en lenguaje adeco, “nos retrotraigan a etapas ya superadas”. Este archivado proceder podría ser el sustituto de la guerra preventiva de Bush. Quizás el Departamento de Estado, en razón de la personalidad de Obama, para ponerse a tono, quiera imponer una política que busque los mismos fines de siempre, pero con sutileza. Aquella del elefante y la hormiguita. Pero que por la naturaleza de los seres mencionados, siempre será un acto de violencia extrema, lo que satisface al Pentágono y los halcones.
No obstante, menos es por esta vieja fórmula que se intenta remozar, que vimos al gobierno actual de Venezuela, a punto de melcocha o desmoronamiento.
Afortunadamente, la oposición venezolana, liderada por Ledezma y Ramos Allup, personaje éste quien también parece haber olvidado que debe presentar la lista de boliburgueses, las pruebas de las fechorías cometidas por éstos, cuentas bancarias, de propiedades mal habidas que ofreció y estamos esperando, ha optado por sacar a Chávez del gobierno con las masas. Y ese proceder en principio es bueno; siempre que haga lo que está establecido en la Constitución y leyes de la República. No esperando que se alcen los cuarteles, siguiendo “el ejemplo que Micheletti dio”.
Pedir una intervención extranjera en Venezuela, parece un contrasentido con el problema hondureño de por medio.
No hay duda que eso de usar a las masas para sus fines políticos es lo que ahora alienta a la oposición. Y en este proceder hay algo bueno. Nada del vanguardismo guarimbero, quemazones ni destrucción de bienes. Es pura exhibición de poder popular y movimiento masivo. Pareciera que la oposición se ha vuelto una clínica de estética.
El asunto comenzó con la huelga de hambre de Antonio Ledezma a las puertas de la OEA.
Insulza, el mismo que se “ha vendido a Chávez, ha enfrentado rabiosamente la insensatez imperialista”, debe estar sorprendido y corriendo entre primera y segunda, no para rebajar, sino por la vigorosa demostración cuantitativa, procedimiento inteligente y expresión de gran madurez de la oposición venezolana congregada alrededor del huelguista. Quizás por eso acaba de ofrecer, según informó la prensa opositora, dedicarse al estudio del asunto lo que podría llevar a los opositores a revisar, por ahora, los juicios emitidos contra el chileno.
Uno mismo, que no está ni siquiera cerca de los puestos de comando, por lo que carece de información apropiada, está sorprendido ante la significativa fuerza de poder y firmeza conceptual que la oposición dio a las puertas de un organismo internacional, al cual los gorilitas hondureños han desafiado.
La multitud, integrada por trabajadores, campesinos, obreros, estudiantes y hasta indígenas, concurrió a las puertas de la OEA a apoyar a quienes piden, según informó la prensa, al organismo interamericano “preste atención e incluya el caso Venezuela en su agenda”, porque aquí “no hay separación de poderes, se persigue la disidencia, se atenta contra la libertad de expresión y se viola la constitución”.
Pero cuando la cosa tomaba cuerpo, la Farías bajó unos reales para que Ledezma pague la nómina e Insulza hizo una oferta gaseosa de estudiar el asunto y recibir una comisión opositora, pese a que como declaró a medios internacionales, no es competente que la OEA se inmiscuya en asuntos relativos a la organización de los Estados, el Alcalde Metropolitano vencido por las ganas de comer, levantó la huelga y se apagaron los fuegos.
Ya lo dijo el Quijote, “para tener el dominio de las armas hay que tener el dominio de las tripas”. Eso, sin saber quien lo dijo, decidió a Ledezma. O mejor a lo Bertold Brecht, “Lo primero es el comer…….”
“Menos mal”, diría Chávez, respirando grueso, pues el día anterior, según informó “Últimas Noticias”- que lo destacó como lo que es, un hecho trascendente- Milos Alcalay, Maruja Tarre, Savio Garabini y Edmundo González se apersonaron a la sede caraqueña de la OEA, a incorporarse al grupo de apoyo a los huelguistas.
Estos cuatro, sin contar la multitud que quedó afuera, son como Venezuela toda. Por el arrastre popular que encarnan, el tronío, anuncian la orfandad de Chávez.
Pero es lamentable que Ledezma, no tenga idea cómo lidiar al hambre.
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