Élites: Especulación y Reforma

Para quienes describen el neoliberalismo como una etapa de “capitalismo salvaje” responsable de la crisis actual, vale recordar que la historia muestra algo diferente. En los últimos 500 años del sistema dominante, que en occidente conocemos como “capitalismo,” las élites, con el respaldo de sus estados, han impuesto un nivel de usurpación de recursos y de explotación de seres humanos -incluyendo negociar con ellos y sus hijos como esclavos- que les ha servido para acumular crecientes riquezas y poder. El nivel de especulación ha ido creciendo, pero el fenomeno especulativo mismo ha existido desde un principio.

El fenómeno de las burbujas especulativas tampoco es nuevo, muy por el contrario, es esencia y padrón del sistema dominante. Las burbujas especulativas no se han limitado tampoco a valores financieros, han incluido productos, infraestructura y recursos naturales, todos valores vulnerables de sobreprecio y especulación. La mitificación del proceso ha sido tal que hasta el lugar físico donde estos valores se negocían, las Bolsas de Valores, han logrado tal nivel de solemnidad que ni que fuesen templos. Estos lugares sagrados, especialmente “distinguidos,” se los ubica casualmente por el nombre de las calles donde están asentados. Hablamos casualmente de Wall Street (New York), Bay Street (Toronto), Borsenplatz (Frankfurt) y otros.

Pero a pesar del aire dignificado con que se les quiere investir, los templos del agio tienen una historia para nada glamorosa y menos sagrada. Edwin Hunt y James Murray, en su libro sobre la historia de los negocios (History of Business in Medieval Europe, 1200-1550) detallan el desarrollo y fundación de la primera Bolsa. Oude Bourse fue fundada en Antwerp, en las Provincias Unidas, lo que hoy es Bélgica, en 1533, y vino a reemplazar a las ferias temporales que antes existían a través de toda Europa -pero principalmente en Londres, Paris, Champagne, Lyon, Frankfurt, Brujas, Medina del Campo. Ya en el siglo 14 se transaban acciones mineras en Leipzig. En estas “ferias de valores” se mezclaba el juego y el festín con la compra de valores. Funcionaban como especies de casinos donde el carnaval creaba el espacio para la especulación. Al tiempo que se alimentaba la ambición se alimentaba la desgracia, pues muchos lo perdían todo. La mentalidad de casino fue nutrida en las Bolsas desde su origen; por ellos, no puede estrañarnos que las prestigiosas “blue chips” de hoy se hayan originado en las famosas fichas azules del casino de Montecarlo.

El vínculo del juego con la especulación fue muy temprano. Cicerón mismo advirtió a los romanos sobre los peligros que él adivinaba ya en la compra de acciones en el Publicani Romano. Para Milton Friedman, sin embargo, la especulación no presentaba problemas y las defendía abiertamente, cuestionando a quienes levantaban criticas al juego especulativo de las Bolsas. Friedman acusaba a los críticos de “tener prejuicio natural en contra del juego”-sin ver el otro lado de su argumento: que el mismo tenía prejuicio a favor del juego.

La cultura del mundo especulativo tiene sus raíces, y ha encontrado liderazgo, entre holandeses, británicos y norteamericanos. Pero también ha tenido adeptos entre flandeses, judíos, franceses hugonotes o calvinistas, y entre ellos habían muchos financistas, banqueros y comerciantes. Juntos formaban una clase empresarial y adinerada que se dedicó y que enfatizó las inversiones, las patentes y las leyes de propiedad, tanto como los avances en la ciencia, la industria, el comercio y las finanzas. Eran ricos, promulgaban patentes y leyes y determinaban estándares, y se habían hecho ricos en la especulación (Wealth and Democracy, Kevin Phillips).

Holanda, Gran Bretaña, Estados Unidos

Las tres naciones, Holanda (Provincias Unidas), Gran Bretaña y Estados Unidos, han producido, desde sus clases dominantes, más de dos docenas de quiebres, cracs, o tiempos de pánico entre 1720 y 1975. Incluso antes de este período, en 1630 en Holanda, se produce el auge de los tulipanes, o “tulipomania”, que hizo participar a toda la clase media de la época plantando tulipanes en lugares inusitados -pues el precio de los tulipanes llegó a las nubes y se pensaba que seguiría subiendo sin cesar, aunque nadie sabía por qué se plantaban estas flores. Naturalmente el precio de los tulipanes se desmoronó, fue una especulación en medio de otra especulación, que era la de viviendas caras y las de los bonos de valor. Eventualmente los años dorados de Holanda llegaron a su fin, para mitad del siglo 18 Holanda aunque aún tenía una fachada de riqueza, detrás experimentaba declinación industrial, empobrecimiento de la agricultura, alto consumo de drogas (alcohol) y multitudes de mendigos y de ladrones, lo que provocó la Revoluciónes de 1760 y la de 1781. La Revolución de 1781 la llevó a eventualmente seguir el modelo francés más distributivo.

Charles Kindleberger, economista, identifica que la mayoría de las crisis en Gran Bretaña estuvieron conectadas a la tecnología. Por ejemplo, hay una secuencia de aumento de construcción, por ejemplo caminos y canales en 1772, con venta de acciones y luego con un colapso -que se repite con construcción de canales en 1793 y 1797 y venta de acciones que también colapsan. La especulación más grandes fue la de las textiles y las de las líneas ferroviarias, que aumentan, se venden las acciones, y luego colapsan. Se construyeron tantas líneas ferroviarias que muchas no fueron jamás usadas. El proceso de comprar acciones del ferrocarril fue tan popular en Inglaterra que aparecieron Bolsas de Valores en Bristol, Liverpool, Manchester, Glasgow, Edinburgo y la especulación llegó a tal que de 27 millones de británicos, 3 millones habían adquirido acciones del ferrocarril, aunque sólo ganaron con ellas el uno por ciento de los accionistas involucrados.

A finales del siglo 19 los ricos en Gran Bretaña habían acumulado grandes fortunas en conexión con estas burbujas y sus negocios de ultramar. La decadencia del nivel de vida de la clase trabajadora, sin embargo, era tal que a principios del siglo 20 la impulsó a que se organizara, movilizara y confrontara a la clase dominante, incluyendo la lucha feminista por el derecho político de la mujer, juntos planteaban la necesidad de una sociedad socialista. Las luchas en Gran Bretaña iban en aumento hasta que las interrumple la Primera Guerra Mundial. Los liberales británicos del siglo 19 ya no engañaban a los trabajadores de su país, que forman su propio partido, el Partido Laborista, que para 1920 era una poderosa fuerza política. Ramsey McDonald, fue el primer Primer Ministro Laborista, y fue elegido en 1924, quien identificó a la plutocracia británica como un obstáculo para el país. Su gobierno implanta un estado de bienestar social, con mayor impuesto a la renta , contratos colectivos y mayor redistribución. La élite comenzó a perder dominio sobre la riqueza: para 1911 el 1% más rico tenía el 69% de la riqueza, pero para 1930 tenía el 55% y para 1955 tenía el 42%, esto fue debido a las reformas del estado de bienestar social.

Una diferencia fundamental entre Estados Unidos y los países europeos es que en este último la aristocracia no existe. Es la clase política la esencial en asegurar el enriquecimiento. Para 1819 los Estados Unidos vivían de la especulación de la tierra, fomentado por el gobierno federal. Antes que esto las primeras fortunas se habían acumulado en New England en manos, mayoritariamente, de piratas con carta concesion del gobierno llamados “privateers.” Para 1830 ya el President Jackson atacó a los bancos y los privilegios de los ricos. A partir de la guerra civil, el gobierno federal es el comprador número uno de productos, pagados con bonos, y con ello florece también la corrupción -el estado es comprador pero no regulador, o “laissez fair”. La élite se asegura que la intervención del gobierno, en sus asuntos, es limitada. Entre 1860 y 1890 Estados Unidos se convierte en potencia industrial y comercial, la “GILDED AGE” que menciona Mark Twain, años de gran acumulación a la vez que de collapsos económicos. Por ejemplo, en 1857 hay un colapso de ventas de acciones del ferrocarril, en 1873 y en 1890 hay dos colapsos grandes también y con ello una decadencia. Para 1886 hay descontento popular, por ejemplo la huelga y matanza en Chicago en Haymarket por la que recordamos mundialmente el Primero de Mayo. Como respuesta al descontento popular surge el populismo-progresismo que toma el poder en 1903 con Teodore Roosevelt, quien reglamenta la inversión, reforma los impuestos de herencia y más regulaciones. Eran tiempos en que el partido socialista en los Estados Unidos iba en aumento, tenía un millón de votos y varios cargos en gobiernos estatales y locales. Roosevelt es un freno efectivo a la radicalización del pueblo americano.

Pero para 1920 Estados Unidos estaba de nuevo inmerso en la especulación bursatil y la ideología dominante también había girado en favor del juego. Con la ley seca muchos se enriquecen con la venta ilegal de alcohol, entre ellos Joseph P. Kennedy, padre de John Fitzgerald y Robert Kennedy. La burbuja que comienza en 1925 y llega hasta 1929 se basa fundamentalmente en tecnología: automóbiles, radios, lavadoras, otros accesorios del hogar y máquinas agrícolas. Posterior a la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos es el primer acreedor del mundo, tenía excedentes de dinero, y era el mayor poder industrial del mundo también. La inevitable caída llegó en 1929, con la depresión más grande hasta ese entonces. El segundo Roosevelt impone las reformas necesarias para salir de este crac: el “New Deal”, las nuevas bases de un estado de bienestar social moderno. Este estado incluye impuestos a las rentas, educación pública, asistencia social, redistribución por parte del estado, sindicalización, papel del estado como impulsor de la economía y como regulador. En 1933 se promulga la Glass-Steagal Act, regulación que fue derogada por propuesta del Senado, que firmó como ley Bill Clinton en 1999.

El estado de bienestar que creó Franklin Roosevelt llegó a su máximo en los años 60 y declinó definitivamente a partir de los años 80. Vuelve a emerger la creciente acumulación de la élite durante las presidencias de Ronald Reagan, George Bush padre, Bill Clinton y George Bush hijo. En la década de 1990 emerge la burbuja de las telecomunicaciones y de la computación (punto com) que revienta en el año 2000. Se esperaba una reforma pero no llegó. Lo que emerge es Septiembre 11, 2001 y un mayor control político por parte de la élite, y la emergencia de una nueva burbuja, la de las inmobiliarias, y una economía de guerra mucho más intensa, con la marcada ascendencia de los “neo-con” y la invasión a Iraq. La burbuja de la inmobiliaria llega a límites no imaginados antes con las subprimes. Los instrumentos financieros incluyen “contratos sobre futuro” altamente especulativos y las famosas “derivatives.”

¿Fin del Proceso?

El 2009 estamos en el año 2 de una depresión mundial que aún no toca fondo. Las injecciones de dinero a la Banca son en primer lugar inefectivas, y en segundo lugar irresponsables -los dineros se entregan sin responsabilidad alguna, sin que se exija nada, sin que se espere nada a cambio. El mismo equipo económico responsable de estos colapsos continúa en control del poder y es quien decide que ha de hacerse. aunque la reforma ha sido siempre la respuesta del proceso, es crecientemente evidente que ni las instituciones de los Estados Unidos ni su clase política, incluyendo al presidente Barack Obama, son capaces, o tienen la motivacion, de reformar el sistema. 



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Mario R. Fernández

Investigador y analista independiente

 mrfernandezcanada@gmail.com

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