U na revolución es la verdad puesta en pie y armada; su prueba es la creación de una nueva belleza que a la vez emociona y convence. Esta se plasma mediante proyectos medulares. Van quince, posibles, urgentes, indispensables:
Instituto de estudios latinoamericanos y caribeños: Adquiramos plena conciencia sobre nuestra región creando o repotenciando un ente que por sus recursos, la amplitud y la calidad de sus trabajos y su función de acercamiento e integración entre nuestros pueblos sea equiparable a Casa de las Américas, el Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Unam o la Fundación Getulio Vargas en Brasil. Estados Unidos nos escudriña con 300 institutos de tal índole; no seamos los últimos en conocernos.


Centro de estudios de la identidad del venezolano: Para comprender nuestra venezolanidad, recopilemos e interpretemos todo sobre la antropometría, el carácter, los valores, las creencias, actitudes, conductas, personalidad básica y consumo cultural de los venezolanos.


Museo antropológico de Venezuela: Reunamos, organicemos y exhibamos los testimonios sobre la evolución de las culturas, las sociedades, las técnicas productivas, los utensilios, las viviendas, los atuendos, las tradiciones, las costumbres, las creencias, las artesanías y las artes populares en nuestro país.


Museo venezolano de historia: Recopilemos, preservemos y exhibamos, en orden cronológico y temático, objetos, reliquias, documentos, representaciones pictóricas y escultóricas sobre la epopeya histórica de Venezuela.


Integridad e integración de las artes en Venezuela: Estudiemos la integración de nuestras artes tanto entre sí como con los paradigmas ideológicos, políticos y sociales en cada etapa de nuestra historia.


Museo del humor Aquiles Nazoa: Sonriamos con los venezolanos risueños, compilemos y exhibamos sus dichos, anécdotas, manuscritos, dibujos, libros, periódicos, revistas, libretos, imágenes, objetos personales, grabaciones magnetofónicas y audiovisuales; estudiemos sus vidas, republiquemos sus trabajos, indaguemos sobre la chispa y la inventiva popular, promovamos los nuevos talentos.


Revista de arte y literatura: Complementemos las existentes publicaciones sobre ideología e historia con otra de gran calidad en presentación y contenido sobre la literatura y las artes en Venezuela.


Escuela nacional de cine: Formemos a los creadores y técnicos que exige la nueva cinematografía venezolana, que hoy apenas pueden acudir a un Instituto y una Escuela en la Universidad de Los Andes, ambas en situación precaria.


Instituto nacional de diseño: Creemos un estilo venezolano. Apoyemos a nuestros diseñadores, quienes constantemente ganan premios internacionales y mundiales, pero que para formarse hoy apenas cuentan con una licenciatura en la Universidad de Los Andes y con academias privadas que cobran elevadas matrículas.


Aforitmos: Inscribamos aforismos, cuentos y poemas de una línea al estilo grafito en las nuevas aceras, las nuevas y viejas paredes: cada ciudad un poema en evolución, un libro transitable para nuevos y viejos alfabetizados.


Megamurales: Encomendemos a nuestros geniales artistas plásticos murales con materias perdurables para los grandes espacios públicos, dando a estos un empleo innovador. Por ejemplo, en las superficies verticales de los escalones de la gran escalinata del paseo El Calvario plasmemos una imagen colosal relativa a la venezolanidad. Las fachadas de las viviendas de los cerros, los módulos de las edificaciones públicas podrían ser coloreados como unidades cromáticas que en su conjunto figuren grandes temas de consenso sobre la venezolanidad, como la bandera, próceres o íconos tales como flores y animales.


Mural y luces: Usemos el alumbrado público de las grandes edificaciones o de los sistemas de iluminación en los cerros como soporte para impactantes mensajes visuales valiéndonos de variaciones en el color de los bulbos o de las lámparas que protegen a estos.


Paseo jardín de Caracas: Cumplamos la propuesta de Giovanna Mérola en su libro La relación hombre-vegetación en el Valle de Caracas, cubramos con árboles y plantas, dotemos de bancos acogedores y unamos con pasarelas peatonales las aceras y zonas verdes del eje Oeste-Este de la avenida Sucre, El Silencio, la avenida Bolívar, Los Caobos, el bulevar de Sabana Grande, la avenida Francisco de Miranda y Los Caobos, la avenida Río de Janeiro y el bulevar El Cafetal, para dotar a Caracas de un área verde peatonal continua, sombreada y ecológica, que sirva de lugar de encuentro, recreación y circulación de los ciudadanos; que conecte los diversos parques y plazas, incluidos el Parque del Este y los espacios que se dedicaren a tal fin del aeropuerto de La Carlota. Extendamos el Paseo Jardín con proyecciones en el acceso a San Bernardino y la subida a Maripérez, así como en La Castellana, Los Palos Grandes y Los Chorros. Realicemos proyectos similares en otras ciudades.


Festival nacional de teatro: Celebremos anualmente lo mejor de nuestras artes escénicas con un Festival Nacional que pueda irse abriendo progresivamente a la acogida de lo más selecto del teatro mundial.


Caracarnaval: Encontrémonos e incorporémonos al colectivo en la fiesta social. El Carnaval de Río, el Mardi Gras de Nueva Orleans, el Carnaval de Venecia e incluso el provinciano Carnaval de El Callao nos enseñan que las carnestolendas pueden ser una gran fiesta colectiva de afirmación del espíritu de una ciudad y de atracción de visitantes. Ser es desear, desear es ser. Cada ciudadano representará su sueño, cada vehículo una fantasía, cada organización social una comparsa, cada comparsa materializará nuestros orígenes, nuestras luchas, nuestra cultura, nuestros deseos, nuestras utopías privadas y colectivas.

En ninguno tengo interés personal; todos dependen del interés colectivo que susciten.

Si la plomiza inercia vence, para vivirlos basta cerrar los ojos e imaginarlos.


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PD: Mi libro
Socialismo del tercer milenio puede ser bajado gratuitamente de
http://www.monteavila.gob.ve /mae/pdf/socialismo-tercermilenio.pdf

luisbritto@cantv.net