El pobre se muere de mengua

Un allegado muy querido sufrió un severo golpe en la cara y fue trasladado al CDI de Los Dos Caminos.

El médico que lo atendió (jueves 21 de agosto a las cuatro de la tarde) se limitó a prescribirle un calmante y un antiinflamatorio y lo mandó para su casa.

Conducido a una clínica privada, la tomografía practicada arrojó múltiples fracturas en el rostro que requirieron operación, la cual incluyó varios implantes de titanio. Costo: 47 mil bolívares, seguro privado mediante.

En la cartelera de la Maternidad Concepción Palacios está pegada una carta firmada por un numeroso grupo de médicos residentes, en la cual los galenos expresan su inconformidad por la medida de remoción tomada por un jefe de unidad en contra de un coordinador docente que goza del respeto de la mayoría del cuerpo de profesionales que labora en esa institución. Cabe destacar que, en ese caso, el afectado aparentemente es simpatizante del Gobierno, mientras que el jefe es supuestamente opositor. La directora de la institución, puesta en el cargo hace tan sólo pocas semanas según afirman los corrillos de pasillo, no escucha sino los consejos de quien ahora pareciera tener el control de la MCP.

Allí existe una unidad de Terapia Intensiva, dotada con los mejores equipos, que no está operativa porque los médicos intensivistas se fueron, como se fue también la mayoría de los anestesiólogos y neonatólogos. La crisis de esa institución, ampliamente narrada en este diario en numerosos reportajes, le costó el cargo al ministro Mantilla, pero el actual titular decidió resolver el ruleteo al que son sometidas las parturientas graves, ante la escasez de especialistas, convirtiendo a la MCP en punto de triaje. Es decir, la primera maternidad del país, centro docente de alta calidad, pasaría a ser una especie de peaje donde entran y salen pacientes para ser referidas a otros hospitales.

El de la salud es un problema estructural y hasta moral que no se resuelve con paños calientes. Los especialistas venezolanos han preferido quedarse ejerciendo en las clínicas, donde reciben mucho mejores salarios que los que perciben en la Administración Pública. El Estado venezolano está formando gratuitamente médicos que luego son literalmente "robados" por países como España, que espera sentada a que nosotros terminemos de formarlos para luego llevárselos. Los reales invertidos en esa educación simplemente se pierden.

Aquí existe una crisis que va desde ineficiencia en Barrio Adentro, en los demás hospitales públicos, y en las clínicas, convertidas en el más lucrativo negocio de los últimos tiempos.

Se impone una revisión profunda que implique no sólo ponerle coto a la especulación de la medicina privada, sino la evaluación de las misiones que el Gobierno ha puesto en práctica, la calidad de la enseñanza que se imparte en los centros donde se forman los supuestos médicos integrales y la necesidad de que quien recibe una instrucción superior gratuita se vea en la obligación de retribuirle al Estado lo gastado en su formación si quiere graduarse e irse a otro lado a hacer dinero.

No sé si el problema de los especialistas se resolverá aumentándoles el sueldo; tampoco estoy segura de que la solución pase porque se los "robemos" a otro país. Lo cierto es que, mientras la respuesta aparece, muchos seguirán sintiendo que no hay peor enfermedad que la pobreza.


mlinar2004@yahoo.es


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Mariadela Linares


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