Si, Uribe y su “paz democrática” contamina al continente, que desde los acuerdos firmados por 33 países, el 14 de febrero de 1967 en la ciudad de Tlatelolco había sido declarada zona de paz; pretendiendo hoy, la oligarquía colombiana, convertirla en zona de división y bases para la guerra.
Reseñaba “Argimiro”(1) : “… en defensa de la democracia, la oligarquía liberal-conservadora por 180 años ha usurpado el poder de la nación, imponiendo el modelo económico de su mayor conveniencia, y un sistema político narco-corrupto, excluyente y violento, y condenado al país a 19 guerras civiles, la perdida de Panamá, las masacres de las bananeras, al frente nacional, las agresiones militares de exterminio contra Villa Rica, Marquetalia y Río Chiquito, al Estatuto de Seguridad de Turbay Ayala, al neoliberalismo y el plan Colombia, con su componente militar el Plan Patriota, y a toda la tragedia humanitaria que hoy vive el país”
Ante el cinismo de Uribe, aislado en UNASUR, no podemos dejar de escrutar y revisar la historia de Colombia. Desde Santander hasta Uribe, con sus Santos, al servicio de los imperios.
Develemos las nuevas claves de la confrontación para la dominación que nos acecha. Primero fue el Plan Mérida, Puebla-Panamá, Colombia y Patriota, hoy son las bases militares y el Plan Jaque al Rey. ¿Qué significa esto?
Ya el “fantasma que recorre el mundo” no es el comunismo, ni el socialismo, ni el bolivarianismo, o sus constituyentes; “el fantasma” es el Comandante Chávez. Por ello Jaque al Rey, con su excusa de lucha contra el narcotráfico y el terrorismo.
Pero se equivocan nuevamente. Chávez es sólo una chispa que propulsa independencia, dignidad y unidad. Es cierto que ello “incendia praderas”, ese es su problema.
Pero recuerden a Gaitán, el Caracazo, el 11 de abril de 2002. Los pueblos han despertado, arden por la justicia. Veamos la tenaz resistencia en Honduras, que muchos no imaginábamos.
(1) Dirigente popular que se volvió a enmontañar ante la masacre de dirigentes de la Unión Patriótica: “dos candidatos presidenciales, 8 congresistas, 13 diputados, 70 concejales, 11 alcaldes y más de 5.000 de sus militantes asesinados por grupos paramilitares, fuerzas de seguridad del Estado colombiano y narcotraficantes. Cientos de sobrevivientes al extermino abandonaron el país. Cuatro millones son refugiados”.
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