Sin duda que la ¡y que oposición! sobrevive gracias al capital, tanto nacional como foráneo. Es su fuente de supervivencia a falta del apoyo popular que, en distintos grados, se manifiesta a favor del proceso revolucionario que vive el país en todos los estratos de la sociedad: avasalladoramente, en los más desfavorecidos (los que la ¡y que! llama lumpen, tierrúos, chusma, hordas y otras lindezas); equilibradamente, en la clase media; minoritariamente en la que se auto considera clase alta. Entre los dos factores el que tiene mayor peso, indudablemente, es el apoyo popular, el apoyo de un pueblo que está saliendo de las tinieblas de la ignorancia en que lo mantuvo un reducido grupo que detentó el poder durante medio siglo y que ahora aspira retomarlo para volver a disfrutar de groseros privilegios. Pero el pueblo ya abrió los ojos y no está dispuesto a permitir que le arrebaten los logros obtenidos, ni a dejarse engañar por falsas promesas de mantener tales logros, que le hacen los que a lo largo de tanto tiempo fueron incapaces de ocuparse de él.
El Gran Capital percibió claramente esta realidad y sabe que ya no tiene sentido seguir arremetiendo contra Chávez a riesgo de perderlo todo y crear el caos, aunque esto último sería lo de menos para él si al cabo pudiera lograr sus fines, pero convencido como está de que no los lograría y que el mayor perjudicado sería él, se impuso el pragmatismo y, en consecuencia, decidió cambiar su táctica y replegarse en espera de mejores momentos, lo cual no significa en absoluto que renuncie a sus propósitos de retomar el poder.
Dentro de este cambio de táctica es que hay que analizar la reciente entrevista Chávez-Cárter-Cisneros. Los dos últimos representan el capital foráneo y nacional, respectivamente, cuyo el objetivo final es la toma del poder que legítimamente, por origen y por reafirmación, representa Chávez, pero en vista de que todos sus esfuerzos para lograrlo por medios al margen de la Constitución han resultado fallidos, y lo seguirían resultando, han optado por mostrar una bandera blanca en solicitud de tregua en un enfrentamiento provocado por ellos mismos que los ha conducido a un desgaste que no les permite enfrentarse en una batalla electoral, como es la de Santa Inés planteada para el 15 de agosto, de la cual saldrían derrotados para siempre. Tratarán de reunir fuerzas para el año 2006, pero en el ínterin no sería aventurado afirmar que seguirán poniendo todos los escollos posibles para evitar el avance del proceso.
Lo que ha sido traumático para la ¡y que!, fue que esta decisión de "pedir cacao" se tomara sin que ella tuviera ni "la más pura idea". Le pasaron por encima olímpicamente, como si no existiera, tal como lo hace el dueño de un rebaño cuando decide deshacerse de él, ya que al fin y al cabo el rebaño no piensa; el capital es del dueño que alimenta el rebaño y por tanto es su potestad, si el rebaño le causa pérdidas, disponer a su antojo del mismo, bien sea vendiéndolo o sacrificándolo, si no encuentra quien lo compre. Pero en descargo del dueño, cabe la pregunta: ¿Se atrevería alguien a comprar un rebaño cuyos madrineros son "los sin cogé"?.