En este mundo de casualidades, dos “Manueles” y “Rosales” ambos se están distinguiendo en el mediatizado mundo político. El presidente legítimo de Honduras José Manuel Zelaya Rosales y “nuestro” Manuel Antonio Rosales Guerrero, que de su último apellido no hace el honor.
Pues bien, el presidente J. Manuel Zelaya M. pasó por las propias narices del dictador hondureño Goriletti y al son de una batucada y driblando como Pelé a los militares, llegó raudo a la embajada de Brasil. Goriletti, estaba arreeeeeeeechisimo porque Zelaya lo hizo quedar mal, pero ahora le corresponde al pueblo cartracho darle el ultimátum a los apátridas que usurpan el poder y que el gobierno de Brasil haga valer su espacio territorial, allende de su suelo patrio. El volvió, volvió, volvió de Zelaya está incompleto, porque el pueblo debe demostrarle al infame General Romeo Vázquez Velázquez (mismos apellidos de “nuestro” Efraín) que las armas son del pueblo y que este mísero emulo de Pinochet debe recibir su castigo. Las cosas no están nada fácil, porque dar una amnistía a estos traidores (porque decirles delincuentes suena tierno) es aplaudirle las acciones contra la democracia y que este imperdonable hecho, sea ejemplo para que otros desadaptados lo hagan en otras latitudes latinoamericanas. Los golpistas hondureños, quieren las garantías de compartir el poder y que no los toquen y si se las dan, se jodió todo. Y en caso de huir cobardemente, ¿qué gobierno que se precie de democrático les dará asilo? Estos no van a entregar la vaina así como así. Y parafraseando a Walter Martínez, vamos a ver como se desenvuelven estos hechos que están en pleno desarrollo.
En el caso de “nuestro” Manuel, volvió a regresar pero a los titulares de uno de los periódicos que ha servido de heraldo del mal, tanto de los “sufridos” cubanos mayameros, como de nuestros compatriotas que están en su bucólico exilio y haciendo resistencia contra el “régimen” mientras “maraquean” el hielo de su güisqui mayor de 18 años. Si, en el Nuevo Herald aparece un secreto a voces, pero ampliado cuando un ”paraco” preso de nombre Geovanny Velasquéz Zambrano, manifiesta que un "político venezolano de mucha riqueza", de nombre Manuel Rosales, le ofreció 25 millones de dólares para asesinar al Presidente Chávez de cualquier manera, en el año 1999. Palabras mas, palabras menos este sicario relata el “encargo” y la “tentadora oferta” que Manuel ofrece al que logre el objetivo, el magnicidio. Manuel es un bruto peligroso que se rodea de mercenarios que llenan sus carencias. El y los otros que huyeron a Perú no solo están tomando pisco y comiendo ceviche, están más activos que nunca. Hilvanando todo esto, con la presencia paramilitar latente en nuestro territorio, la inteligencia del estado debe ir acompañada con la inteligencia e investigación popular. El resguardo de la vida del Comandante es prioridad, porque la situación colombiana será un jueguito comparado con la enorme guerra civil que se avizora en caso de un acontecimiento de la dimensión de un magnicidio, en nuestra bolivariana patria. El enemigo está adentro y hay que detectarlo.
Todo esto que ha pasado, está pasando y desgraciadamente puede pasar, está bajo la anuencia de la potencia imperialista yanqui. El imperio montó a Obama como presidente, porque es el que le conviene, para que se “entretenga” en lo quehaceres domésticos, mientras el Pentágono se encarga de prolongar y manejar la “política exterior” con una Hillary Clintom a la que le dicen que es la que manda y la cachetona secretaria de estado se lo cree. Hay voces militares rebeldes al mensaje “suaveson” de Obama y están haciendo lo que les viene en gana, sin pararle bolas a su “Comandante en Jefe”. Los gringos necesitan otra guerra y la quieren cerca, en su patio trasero. Irak y Afganistán les han resultado unas inversiones muy caras y poco rentables. Y les digo a aquellos compatriotas, que se sentirían contentos si los gringos los “liberaran” y colonizaran, Venezuela no se convertirá en Disneylandia y en todo caso verán al ratón Mickey convertido en todo una rata armada y a un Goofy no tan gafo. Por eso, por encima de las diferencias existentes hay que combatir el odio que Globovisión, la corporación católica y los empresarios del hambre han sembrado en la fértil mente de muchos venezolanos y que le ha perturbado su psiquis. Hay que ganar el combate ahora sin sangre, para evitar la guerra sangrienta que nadie quiere. He vuelto a decir.
Cosas buenas que pocos saben
Les invito cuando estén en la ciudad de Maracaibo, para que visiten el Núcleo de Desarrollo Endógeno del Consejo Comunal de “Palito Blanco“ en el sector lo De Doria, en la Concepción (saliendo de Maracaibo hacia Perijá). Esto es la Venezuela Bolivariana, Socialista, progresista, productiva y humana que se quiere. Es un ejemplo maravilloso en que un grupo de venezolanos y venezolanas de claripensante ideología convirtieron en una realidad sostenible y sustentable en este sitio, incrementando la calidad de vida del entorno humano que lo circunda. Producen charcutería (jamones, chuletas ahumadas, costillitas, lomo ahumado…) a precios increíbles para todo el Zulia y poseen su centro de recría porcina (único en el Zulia y uno de los pocos en el país) y tienen ya en proyecto una planta de alimentos concentrados y una emisora de radio. Vayan de visita y pregunten por Junior, Edgar o Marianela Mujica, no se arrepentirán.
Otro ejemplo de solidaridad y empeño hacia la creación de conciencia socialista, son las Mesas Técnicas de Telecomunicaciones, Informática y Servicios Postales que promueve la Gerencia de Transición al Socialismo de la CANTV a nivel Nacional. Da gusto como el pueblo se apodera y empodera de la tecnología comunicacional y se entrelaza a nivel nacional, participando en las decisiones que en materia telecomunicacional y otras iniciativas sociales, presenta el Gobierno Revolucionario. Hay obstinación en gran parte del viejo estamento de la CANTV que se resiste a los cambios, pero el pueblo mismo les hará entender hacia donde marcha el país de manera indetenible. Ojala, se le brinde mayores recursos y apoyo logístico al ejército de jóvenes promotoras y promotores que recorren cada recodo de nuestra patria, sobre todo en aquellos donde a pesar del siglo XXI aun están incomunicados. Honor a quien honor merecen.
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