De vuelta con las patrullas y el partido

Un partido o una simple patrulla de revolucionarios, lo son en la medida que exploran sus espacios con independencia, se insertan en las comunidades, aprenden de ellas, alcanzan la capacidad de impulsar sus luchas, tomando como referencias anhelos, aspiraciones y posibilidades. También si logran la necesaria y relativa autonomía de acción, tanto como diseñar sus propias políticas y tareas para transformar esos espacios y sus habitantes de conformidad a la estrategia revolucionaria.

Un grupo o patrulla con esas metas, debe nutrirse del pensamiento transformador, de las referencias históricas, experiencias dejadas por las luchas populares anteriores. Y estos conocimientos, que se van adquiriendo al mismo tiempo que se combate, deben convertirse en instrumentos o herramientas para que éste sea asertivo.

La patrulla o el partido todo no pueden ser organismos formados por pragmáticos persistentes, desorientados sin idea del qué hacer, menos por medradores, pero tampoco convertirse en simples círculos de estudio porque corren el riesgo de refocilarse en el conocimiento por sí mismo.

Digo estas cosas, porque ayer sábado 3 de octubre, observé con especial detenimiento la reunión de la dirección del Psuv con las patrullas, en la cual participó el presidente Chávez y quedé con las mismas dudas que antes he expresado mediante uno que otro artículo.

Con anterioridad estuve en una asamblea de patrullas en Barcelona, en la cual unos integrantes del grupo que promociona lo que han llamado “Escuela de Cuadros”, se condujeron más o menos bajo el mismo formato del acto de este sábado.

Se estimuló a las patrullas a que se dediquen con empeño al estudio y se hizo con muy buenos argumentos.

Es loable, como ya dejamos establecido al inicio, la intención de estimular el estudio en las bases del partido. Y lo es más, si se conoce que un proyecto de esa magnitud, jamás se había intentado en Venezuela.

Pero en ambas reuniones no se habló de organización, pese a que Jorge Arreaza, se cuidó de recordarles a los patrulleros que de esas jornadas de estudio debían derivar acciones.

En una y otra, por las escuetas informaciones uno infiere que estuvieron presentes dirigentes que trabajan en el área organizativa, como Jorge Rodríguez y hasta los vicepresidentes, pero aparte de hablar del número de patrullas, inscritos en el partido y algún otro detalle que se nos escapa, nada se dijo de la organización interna de las patrullas, la operatividad de ellas, lo relativo a la definición del área que debe corresponderle a cada una y lo que es muy importante, la inserción entre patrullas, lo que equivale hablar de la organización intermedia, tema que antes tocamos y leímos con interés expuesto en un interesante artículo del diario VEA, en la “Columna del Diablo”.

Si esos asuntos no se resuelven es poco probable que las patrullas funcionen adecuadamente; lo que no es asistir, bajo el entusiasmo de la presencia del presidente Chávez, a actos multitudinarios. En el mejor de los casos, que las patrullas sin vínculos entre ellas y bajo una dirección a distancia, se reúnan como ha venido sucediendo y se dediquen al estudio usando instrumentos como ese excelente cuadernillo que hemos recibido, podríamos elevar en gran medida nuestro nivel cultural, convertirnos en exigentes, hasta agradables e ilustres conversadores. Pero los revolucionarios tienen como obligación cambiar la sociedad y, para que eso sea posible, es necesario hacer.

Es cierto que el presidente Chávez, hizo un llamado a las patrullas a ser eficientes políticamente, mediante una alusión a Alfredo Maneiro y lo hizo partiendo de triunfos y derrotas electorales de Aragua y Miranda.

En este sentido, es pertinente recordar que las anteriores estructuras que el chavismo adoptó, pasando por el MVR, fueron excelentes maquinarias electorales. No obstante, por estar en entredicho desde la perspectiva de organizaciones revolucionarias, se les sustituyó hasta llegar al Psuv y las patrullas como formaciones de base. Si ganar elecciones sirviese para distinguir a los revolucionarios, tendríamos que decir que AD fue un partido de éstos.

Pero también es un reclamo valedero que el partido y patrullas, antes que estructuras destinadas a ofrecer apoyo, empezando por la política internacional, deben ser organizaciones con la responsabilidad y derecho de participar activamente en el diseño y ejecución de todas las políticas.

Para asumir esos roles, para terminar esto que se nos ha vuelto como una obsesión, las patrullas y el partido deben empezar por organizarse como cuerpos revolucionarios, de conformidad a nuestro tiempo y espacio. No podemos ser una multitud de intelectuales pasivos y contemplativos, quienes espasmódicamente rompen la rutina para hacer de cuerpo de apoyo o una tarea con fines electorales.

damas.eligio@gmail.com


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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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