De entrada: no existen Nobelados antiimperialistas; por el contrario, son sus apologistas de avanzada. Los Nobeles son el máximo reconocimiento académico de los aportes teóricos personales y experimentales asumidos por algunos bien escogidos investigadores sin que posiblemente estos ni siquiera retribuyan unas simples “gracias” a sus respectivos colaboradores, como secretarias, ayudantes varios, y colegas inclusive no tomados en cuenta para la consignación de esas pecuniarias premiaciones.
El explosivo desarrollo de las “ciencias” fácticas y de las fuerzas productivas o laborales de los últimos 250 años ha sido burgués por excelencia, germinaron bajo la férula del capitalismo. Este sistema ha sido el más conspicuo beneficiario de todos los aportes tecnológicos derivados de ellas en materia de productividad de una riqueza material que, paradójicamente, ha terminado en los bolsillos de unos, y contribuido a la mayor pobreza humana conocida hasta ahora.
Bien, precisamente, del seno de gente burguesa e investigadora nació la premiación nobelada, y de allí que sus objetivos jamás podrían ser contrarios a la preservación del sistema que les sirvió de cuna y alimento.
Por favor, no sigamos confundiendo pobreza humana con rezagos tecnocientíficos. Actualmente existen comunidades de personas que llevan una mejor vida que la experimentada diariamente por millones de esos modernos asalariados y exasalariados que sobreviven miserablemente en la periferia y penumbra de las grandes urbes de New York, México, Londres, París, etc.
Entrando en el tema que nos ocupa, los estadísticos, como el PTB, PIB, PIN, VA, (VAN, según mi personal aporte), “CI”, IMI, etc., son indicadores macroeconómicos de aplicación internacional. Esto lo sabe muy bien el Nobelado involucrado en estas pretendidas reformas estadísticas, las mismas reformas que actualmente sugieren poner en práctica algunos gobiernos hora por ingenuidad, ora por otras causas que no debatiremos por ahora.
Lo cierto es que hay convenientes y bien planificados centros de acopio informativo, como la ONU, y hacia ellos van dichos datos para la consulta general de los países que los soliciten. De esa manera pueden tener bases cuantitativas comparativas mundiales, según los objetivos particulares de cada uno de ellos.
Tengamos claro que ni conocer ni manejar estadísticas nos convierte en matemático ni en científico alguno como tampoco en tecnólogos. Las estadísticas son simples troqueles teóricos susceptibles de recibir diferentes materiales para su correspondientes modelajes. Las es. suelen servir más a sus manejadores que al público en general. Provienen de una Matemática eminentemente burguesa, proburguesa, y son la expresión tecnológica más acabada en materia de lenguaje científico. De allí que haya necesidad de extremar el control ex ante de su tentadora y posible aplicabilidad ya que una estadística en manos inescrupulosas puede dar resultados inesperados e indeseables para los países receptores de semejantes informes.
Lo que viene proponiendo este mensajero de Estocolmo es sencillamente una suerte de “Torre de Babel” (Babilonia o alrededores íntimamente cercanos a la actual Irak), por lo menos mientras haya países que manejen datos mediante diferentes métodos y variables, ya que obviamente estaríamos depositando en los mismos archivos una data de estadísticos heterogéneos e incompatibles entre sí.
Pero, además, vivimos en sociedades burguesas cuyo motor predominante, con mayor caballaje potencial, es el LUCRO, el dólar, por extensión. Como esto es así, de poco o nada serviría que un país, por ejemplo, Venezuela que es paternalista hasta los tuétanos, incluya rubros no monetarios en su PIB, salvedad hecha del empleo de un mayor número de funcionarios públicos parasitarios de lo cual ya está hipersaturada la Administración Pública Nacional, salvo que ahora se decida imputar en el propio PIB el monto de las erogaciones por concepto de remuneraciones al personal improductivo. En este aspecto y sin lugar a dudas Venezuela se aseguraría un privilegiado lugar en las estadísticas del nuevo PIB mundial.