Arroz con leche se quiere casar (*)
Con una viudita de la capital
Que sepa coser, que sepa bordar
Que ponga la mesa en su santo lugar
(Canción infantil)
Toda canción evoca una situación, aunque sea una canción infantil: Tal es el caso de la que lleva el nombre de este artículo que se refiere a una hermosa princesa que casó muy joven, bajo engaño, con el malvado regente de su reino quien la despojó de los bienes heredados de sus padres y los despilfarró con sus compañeros de farra, a la vez que le hacía imposible la vida a la joven. El malvado regente falleció a consecuencia de su licenciosa vida para desgracia de sus secuaces y fortuna de su agraciada viuda, quien quedó en libertad de contraer matrimonio a su gusto, lo cual hizo con un joven servidor de su palacio que toda su vida le había mostrado gran respeto y devoción.
La decisión de la joven viuda causó enorme disgusto entre la cáfila de vividores de su marido, quienes esperaban que alguno de ellos fuera escogido para sucederlo en el trono e hicieron todo lo posible para romper el vínculo matrimonial, recurriendo a intrigas palaciegas e incluso a medidas de fuerza, pero todos sus esfuerzos se estrellaron ante la voluntad de la princesa y de los fieles servidores de palacio, quienes en siete actos públicos defendieron la legitimidad de la unión de la pareja. Finalmente, los despechados pretendientes tuvieron que acogerse a un mandato propiciado por el propio consorte de la princesa mediante el cual ésta, por propia voluntad y en acto público, podía romper el vínculo matrimonial y escoger un nuevo consorte transcurrido un prudencial período de prueba. En ese caso, la princesa podía manifestar su voluntad: A) No asistiendo al acto, lo cual implicaba su deseo de continuar casada, B) Asistir al acto y seleccionar una tarjeta que mostraba a los pretendientes y decía: "Contigo NO", y C) Asistir al acto y seleccionar una tarjeta que mostraba a los pretendientes y decía: "Contigo sí".
La princesa quería conservar su matrimonio y estaba harta de acudir a actos públicos a manifestarlo por lo cual, inicialmente, pensó no acudir a uno nuevo, pero también estaba harta del asedio de los pretendientes (que al igual que los de la bella Penélope estaban acabando con su hacienda mientras ella tejía y destejía un manto dando tiempo al regreso de Ulises), y decidió acudir, una vez más, para de una vez por todas mostrarles su total rechazo enrostrándoles la papeleta que decía "Contigo NO" y gritarles: "Sacúdanse. NO volverán a dilapidar mis bienes; NO me seguirán mancillando; NO pisarán más este palacio; NO volverán jamás."
(*) Se quiso preservar el nombre de la canción infantil, aunque en el caso de la ¡y que oposición! debería decirse "Arroz con mango".