Los burros de ayer y hoy

A pesar de su humilde condición los burros han realizado siempre en la historia actos que los han hecho merecedores de aparecer en las páginas de libros de proyección universal, pero en la gran mayoría de los casos estos libros le han dado un tratamiento injusto a estos animales pues siempre se mencionan tan sólo los hechos por ellos realizados e injustamente omiten sus nombres, tale son los casos, por citar sólo tres ejemplos, del burro que prestó su quijada para que Caín cometiera el primer fratricidio que conoce la humanidad; la burra que convenció con su verbo al profeta-mago Balaam y le hizo desobedecer las órdenes del rey al bendecir al pueblo de Israel en vez de maldecirlo, o el que también prestó su quijada para que Sansón pudiera derrotar a los Filisteos.

Hoy en Venezuela una serie de burros con pretensiones de pasar a la Historia, parecen decididos a enmendar tamaña injusticia y a tal efecto han conformado una agrupación de varios candidatos dizque presidenciables cuyas realizaciones no se conocen, pero en cambio sus nombres son proclamados a los cuatro vientos por otros congéneres que sirven de madrineros.

Claro que hay enormes diferencias entre los humildes burros anónimos y los que pertenecen a la citada agrupación, a la que han dado en llamar "los sin cogé", tales como que los primeros siempre se rompieron el lomo en beneficio de sus dueños realizando sus duras faenas, en tanto que los segundos sólo se limitan a doblar el espinazo ante lo que en lengua extraña les ordena su único dueño; aquellos realizaron hechos concretos que fueron justamente los que los hicieron ser recordados por la posteridad sin que se conozcan sus nombres, es decir que sus hechos tuvieron más valor que sus nombres los cuales se perdieron para siempre, en tanto que de éstos sólo se conocen sus nombres sin que jamás hayan realizado un hecho digno de recordar, como no sea el haber arrasado con las instituciones políticas del país durante el golpe de estado de menor duración en la historia del mundo actual, lo cual no cuenta porque no fue un acto individual sino colectivo, ya que sería como considerar una hazaña que cinco o siete burros, al mismo tiempo, pudieran arrastrar una carreta llena de paja. Otra diferencia es que mientras los primeros jamás se ufanaron de los muchos y notables hechos que realizaron, los segundos, después de realizada su única hazaña rebuznaban proclamando su participación en la misma. Otra diferencia más es que los humildes burros de antaño nunca negaron su condición de tales y la aceptaron, pero entre los vanidosos burros de hoy los hay quienes aspiran ser caballos, otros que actúan como vampiros y otros que se contonean como patos, aunque tratan de ocultarlo y, finalmente, los primeros jamás aprendieron a tocar ningún instrumento (salvo El burro flautista) en tanto que los segundos se la pasan tocando pitos y cacerolas y alguno que otro que no resiste la tentación de tener un clarinete entre los labios.


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Ño Leandro


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