Como veras,
por la hora en que te escribo, fue una noche de desvelo. Yo que me conozco,
entiendo el por qué y te escribiré un rato para que ejercites tu profesión
a carta cabal, aunque nunca me dices los resultados de tantos estudios
que haces sobre mi.
El camino que
escogí al egresar de la comunidad terapéutica donde me enseñaste
a manejar mi condición de persona con adicción, es titánico, hace
falta astucia y audacia en grado extremo y además un gran dominio de
visiones y de conceptos más una enorme dosis de argumentos y
una gran capacidad para convencer. Nada más descalificable que un
“adicto”, es una etiqueta que detesto a veces, pues tan sólo con
voltearte y decirle al de al lado: “..si pero es un adicto” ya pareciera
suficiente para que mis palabras no sean tomadas en cuenta, para que
se me descalifique y se violen mis más elementales derechos humanos.
Muchos amigos me lo advirtieron cuando tomé estas banderas, cuando
entendí que debía luchar por mi dignidad y mis derechos humanos y
por la de todos los que en alguna oportunidad fuimos víctimas de la
adicción, bien a sustancias como a cualquier actividad. Pero si no
las asumía las cosas seguirían siendo igual, seguiría un mar de teorías
y de planteamientos magistrales y académicos, repitiéndose en salas
de conferencias y en congresos perpetuando la incapacidad de avanzar
ni un centímetro en el campo de esta batalla. Que si la reducción
del daño, del riesgo, los consumos controlados, que si la adicción
es una enfermedad del cerebro y todas estas ediciones de lo mismo.
Asumo la lucha
en desventaja desde el punto de vista académico, pero muy fortalecido
por la conciencia de lo ineficaz y desconceptuado de las respuestas
en boga. Con el conocimiento de la enorme cantidad de personas que sufren
y que no encuentran respuestas al drama que viven y sufren, a pesar
de las aseveraciones de que “Venezuela está preparada para enfrentar
el problema de la adicción” que acabo de escuchar declarar al Dr.
Juvenal Villasmil, preguntándome para mis adentros si este doctor no
tiene vergüenza, pues cualquier profesional de la siquiatría o la
salud honesto tiene que admitir la gran deuda de este Estado ante este
drama. La adicción es una condición, algo más allá del concepto
de una enfermedad, él sabe muy bien que no es una enfermedad del cerebro,
si así fuera, ya podríamos estar esperando la pastilla mágica que
la curara, es falso, la adicción produce daños en el cerebro, altera
las conductas es verdad, pero es una enfermedad de la sociedad y producida
por ella, el virus que la produce se llama “jíbaro” y por eso pasa
de ser enfermedad a ser una condición social y hay que tratarla de
manera integral, desde todas las ciencias, incluyendo la siquiatría
como una más de tantas ciencias involucradas, lo que seguramente no
le agrada mucho a este doctor conferencista que anda mintiendo al país
al decir que Venezuela está preparada, el sabe muy bien de los números,
en Venezuela reciben atención a problemas de adicción no mas de 9.000
personas, y si utilizamos las mismas cifras de la OMS, en nuestro país
debe haber un 5% de la población consumiendo drogas, creo que la aritmética
jamás podrá demostrar que 9.000 es el 5 % de 28 millones. Aun y suponiendo
que de ese millón y pico de personas que consumen drogas no todos
hayan desarrollado una adicción crónica. Mi celular se revienta día
a día recibiendo llamadas pidiendo ayuda. La ONA sabe muy bien y lo
enfrenta con muchísima más responsabilidad el drama de la desatención
a nuestra población. Tengo que dar las gracias al Coronel Nestor Reverol,
su presidente por su valentía y coraje al asumir como lo está haciendo,
la creación del Sistema Nacional de Tratamiento para las Adicciones
y a su excelente equipo de trabajo, el Lic. Rafael Sánchez, Director
de reducción de la Demanda y a su equipo jurídico quienes junto a
nuestro colectivo y otras voces concientes participamos en la reforma
a la actual Ley, para crear una verdadera respuesta, que permita un
abordaje integral, entiéndase bien, desde todas las ciencias, no sólo
la siquiatría, a la que no puedo oponerme pero que puedo asegurar que
sola no podrá solucionar un problema que no es psiquiátrico sino social.
Se que el Ministro Rotandoro tiene que aprobar esta nueva visión socialista
y necesaria que permita asumir la solución desde la participación
de todas las instancias y lograr superar la ineficiencia existente que
sale encorbatada a disfrazarse de eficiencia dando conferencias
por todo el país.
En mi cabeza
tan solitaria a veces se me ocurren ideas, entre otras cosas porque
se que no porque los “adictos” somos muy creativos y audaces sino
por lo contrario, porque los muy creativos y audaces, en una sociedad
como esta, prehistórica y sin verdaderos valores, sin posibilidades
de brindarnos una inclusión a una vida digna, terminamos siendo “adictos”.
Hoy, en esta madrugada de desvelos, me refuerzo más en ver la
adicción como una condición que como una “enfermedad del cerebro”,
como anda diciendo este mismo doctor por todo el país. La adicción
no es más que la condición que crea en la población el mercado gigante
y transnacional de la droga. La adicción es una condición que crea
una sociedad de disvalores y excluyente. Si todos los adictos hubieran
vivido bajo condiciones de realización, de crecimiento integral y de
participación social, la gran mayoría seríamos sanos, líderes, seríamos
genios.
¿Como pedirle
a un abogado que cure la adicción?, no puede más que hacer que lo
que hicieron los abogados, decir que es un delito, un incumplimiento
de las leyes y de las normas y que deben ser penados con prisión. ¿Cómo
pedirle a un siquiatra que cure la adicción?, no puede más que decir
que es una enfermedad crónica, progresiva y terminal y que todos debemos
estar bajo tratamiento. La solución debe ser integral y multidisciplinaria,
no siquiátrica, no es un problema sólo de salud, Dr. Villasmil, es
un problema mucho más grande que se escapa al ámbito de salud y se
debe abordar de forma integral para encontrar solución.
La adicción
es la condición requerida por un enorme mercado, el mercado del
tráfico de drogas. El segundo negocio en nuestra sociedad capitalista,
después de la guerra y antes que el petróleo, digo yo, ¿cómo pedirle
a un siquiatra que la cure? En verdad sólo podrá decir que es incurable.
La adicción es una condición impuesta por la oferta masiva del mercado
de los sicotrópicos. La adicción no dejará de ser una pandemia hasta
no transformar la sociedad capitalista, la sociedad de disvalores,
de consumo. La sociedad donde lo primero que aprendemos es a hacer adicción
al dinero, al poder, al consumismo crónico, al egocentrismo desmedido.Nadie
puede pedirle a un siquiatra que contenga las recaídas, si es como
una bomba de tiempo que se activa apenas un paciente egresa de tratamiento
y vuelve a esta sociedad que lo primero que le ofrece es el mismo infierno
de donde salió. Un siquiatra nos enseña a tener conciencia de enfermedad,
pero la sociedad también debe ser intervenida, la familia, la escuela,
el barrio, la patria. Solamente con un abordaje integral, sin protagonismos
de ninguna ciencia, se logrará dar soluciones e impedir las recaídas,
que de paso son cómplices de muchos de estos siquiatras capitalistas,
a los que llamo “atrapalocos” y quienes necesitan “enfermos”
para poder seguir facturando.
No es una lucha
fácil y menos fácil es que tengamos que ser nosotros, por un instinto
de sobrevivencia quienes tengamos que salir a decir estas cosas. El
eminente doctor, cirujano y siquiatra mexicano Armando Barriguete,
Presidente de la Sociedad Mexicana de Neurología y Psiquiatría y del
Forum Panamericano de Neurología, entre otros cargos, escribe en uno
de sus libros para la atención a la parte de enfermedad sicológica
de la condición de adicción en personas lo siguiente: “A diferencia
de otros enfermos de los cuales puede decirse que es el médico quien
mejor conoce la enfermedad que padecen, tratándose de la enfermedad
adictiva, no cabe la menor duda de que quienes mejor la conocen son
los que la sufren”
A ti te enseñaron
a abordar este problema desde las neuronas, desde las endorfinas y las
conductas. Yo te invito a que le sumes la visión de tu paciente, nacida
de la ideología de la calle: la visión de que esta es una sociedad
enferma. Por eso las cosas deben cambiar. Los adictos tenemos que tomar
la palabra, como dijo Fidel: “yo asumo mi propia defensa.” Por eso
tengo que estrujarme las neuronas y escribir cada día mis mejores discursos,
por eso no pude dormir esta noche sino dos horas y ahora desayuno y
salgo de nuevo a la lucha. Como siempre, bajo hasta la computadora para
recostarme un ratito sobre tu hombro, a llorar un poco, a pedir tu cariño
y tu apoyo. Tu que me conoces sabes las soledades desde donde me encaramo
para poder tener mi propio punto de vista, sabes que estar de primero,
con tantos que desean descalificarme.-porque hay mucho negocio de por
medio-, es duro, muy duro.
Tu eres mi siquiatra, conoces más de mi que muchos, quizá ni me hagan falta ya tus respuestas, tu me enseñaste a volar y ahora ya no puedes sino cruzar los dedos y pedirle a Dios que lo haga bien. Te entiendo. Me has enseñado con tu silencio a no esperar aprobaciones, a ser paciente y fuerte, audaz y subversivo, a ser un soldado, un buen soldado en esta ardua y larga lucha que estamos dando, sabes que a siquiatras como tu, para quienes el amor es más importante que el dinero, le estaré agradecido por siempre, pero que a los otros, a los que mienten en pro de sus favores, a los que rentan y mercan, a los que desean que siempre seamos “enfermos” seré implacable hasta vencer.