Cuando era joven, más joven de lo que sigo siendo, prometí que en mi vida estaría muy pendiente de nunca perder el entendimiento ante los rompimientos generacionales y que recordaría muy bien como mi generación, aquella hermosa generación de los sesenta contó con tan pocas voces de la generación anterior que nos apoyaran.
A pesar entonces de mi compromiso por ser siempre defensor de las nuevas generaciones hoy tengo que hablar un poco de mi paseo por la calle 13. No dejaba de recordar lo que yo sentía cuando tenía 18 años y con mi melena hasta los hombros escuchaba los Beatles, a Bob Dylan y a Jimmy Hendrick. He leído con detenimiento como se le han ido encima a calle 13 mis compas de Apo.
Yo quiero empezar por escribir mis apreciaciones: primero que nada me sorprendió la multitud que plenó La Carlota, segundo como todos los allí presentes se sabían de memoria todas las nada fácil de aprender letras del rapero pelo rapado de Puerto Rico y la mimetización con su espectáculo. Calle 13 tiene que verse como una expresión de rebeldía juvenil con sus cosas buenas y sus cosas malas y, claro, estoy de acuerdo, alertando sobre sus posibles venenos.
Es un rapero contestatario que basa su fama y su gran aceptación en sus posiciones de enfrentamiento contra el sistema. El tipo es un excelente artista con posiciones contra el imperialismo norteamericano y contra la sociedad de consumo. Realmente he visto mejores letras de raperos en el hip hop nacional, pero creo que dentro de tanta mediocridad creada por las disqueras, este señor de las franelas juega a, por lo menos, deslindar a su generación, del entreguismo a la sociedad de consumo. Que no nos cuadren sus gestos eróticos, sus mandadas a lavarse el culo, sus referencia al sexo, y sus letras groseras, que en general son una expresión característica de la “última generación” ya es cosa que dejo fuera de mi crítica, quiero recordar a tantos de quienes se le fueron encima en Aporrea, lo que pensaban cuando se criticaba a Elvis, o a Led Zeppelin, por contorsionarse o medio pasarse la mano cerca de sus partes o a quienes le critican lo diabólico, que recuerden cuantas veces brincaron frenéticos cuando los Rolling Stone tocaban Simpatía por el Diablo.
Ser parte de una nueva generación siempre lleva una carga de irreverencia contestataria que quizá no se tenga que analizar palabra por palabra, sino más bien por actitud. Calle 13 denuncia la penetración Yanqui en Puerto Rico, denuncia a las emisoras de radio comerciales, a los raperos que no son auténticos y que son jalabolas de las disqueras y denuncia a la sociedad burguesa. Con fanfarrias estridentes muy particulares, que de todas todas, son escuchadas por nuestros muchachos. Yo no seré quien diga que su presentación es un irrespeto para Ali.
No se puede ser un fanático rígido de la música “revolucionaria de nuestra generación” la gente joven siempre tiende a crear su propia forma de expresar su rebeldía y a mi no me asusta tanto su carga de absurdo, de vulgaridad y de irreverencia. Creo, eso si, que Venezuela y su revolución debe poner más empeño en que los jóvenes valores puedan expresarse con sus raperos y cantantes de Hip Hop como lo hacen y apoyan en el colectivo Tiuna el Fuerte, por ejemplo, y que se les debe permitir sus expresiones libremente.
Ellos escucharon lo que les gusta escuchar y el señor de Calle 13 terminó diciendo unas palabras muy ciertas: el poder es del pueblo, los gobiernos son la expresión del pueblo y dijo textuamente: “ustedes son quien mandan”, palabras que dudo que no hubiera aplaudido Ali Primera, salvando repito, cosa que siempre se respeta entre artistas, las diferencias generacionales.
Así que creo que debo decir que estoy de acuerdo con que las jóvenes generaciones se les permita escuchar a sus músicos y que se debería consultar a ellos su opinión sobre las letras y las expresiones de estos músicos antes que ser nosotros quienes venimos, igual que como lo hicieron nuestros padres, a horrorizarnos por la cantante que le apuntaba el rabo con el micrófono y decía que lo iba a penetrar sin lubricación.
Sin franela, Calle 13, expresó que sentía que Venezuela era un territorio liberado, el usa sus franelas para usar su pecho como espacio para dar sus mensajes al mundo, en el denunció a Uribe y las bases y en el promociona a Chávez y salir a cantar sin franela alguna quería decir que se sentía en casa y fue un reconocimiento al líder presidente, el repitió insistentemente que ojalá y Puerto Rico fuera un país liberado como Venezuela. A mi no me desconcierta y no creo que Ali se hubiera ofendido o arrechado mucho con estos muchachos, porque a pesar de las diferencias, Alí nunca fue un panfletario.
Y a los jóvenes de Venezuela les pido que superen y mejoren estas eléctricas y estridentes formas musicales, que las profundicen y que pronto, para el próximo cumpleaños de Alí, no traigamos Calle 13, sino que escuchemos a nuestra Calle 21.
brachoraul@gmail.com