NO VOLVERÁN, tus ojos a mirarme
Ni tus oídos, escucharán mi canto
Vete a aumentar los mares con tu llanto
Adiós, adiós, adiós para siempre adiós.
(Estrofa de un bolero de Leo Marini inspirado en lo que LA SILLA le dice a la ¡y que oposición)
La decisión del Presidente Chávez, tal como lo había prometido, de acatar el dictamen del CNE e ir al referendo dejó a los dizque dirigentes de la ¡y que oposición! turulata y desilusionada por no poder armar el berrinche que tenían preparado si la decisión, como debió ser, hubiera sido contraria y así tratar de justificar una intervención internacional. En tres palabras: los dejó locos, más de lo que los tiene desde el principio, pero ahora con mayor razón porque no encuentran que hacer. Están catatónicos y no han terminado de reaccionar a tal punto que hasta la cacatúa mayor de los medios, la Culomina, les ha exigido, en particular al mancebo mirandino, (a) "cuchita", que se espabilen y tomen la calle, amenazándolos con que si no lo hacen ellos lo hará ella encabezando a los ciudadanos que acudan a su convocatoria, pero ¿con qué culo se sienta la cucaracha?.
La verdad es que la situación de la ¡y que! es muy comprometida. Después de tanto insistir en que el Presidente se midiera, ahora que éste ha aceptado hacerlo no saben que decisión tomar y por eso se encuentran en esa aparente tranquilidad, salvo manifestaciones aisladas de algunos disociados y una que otra declaración de algunos dizque dirigentes con el fin de mantener los ánimos del club. Saben perfectamente que nada tienen que buscar en ese referendo, ni siquiera en el supuesto de que sólo votaran los partidarios de que se vaya el Presidente ya que nunca alcanzarían el número de votos que este obtuvo cuando resultó electo y mucho menos si todos concurrimos masivamente a votar, en cuyo caso la paliza será de pronóstico reservado, con lo cual es de esperar que se les quiten los brinquitos de una vez y para siempre.
De todas maneras, no deja de ser preocupante esa aparente tranquilidad, pues conociendo de antemano los resultados del citado referendo, lo más probable es que traten de inventar cualquier nueva barrabasada para que éste no se realice y quede en evidencia que no son más que un cascarón vacío. De allí la necesidad de los que respaldamos el proceso de mantenernos en estado de alerta antes, durante y después de la batalla final que se dará el 15 de agosto, sin abandonar la calle hasta conocer los resultados definitivos y concurrir masivamente ese día a decirles rotundamente: NO VOLVERÁN.